En un momento crucial para el desarrollo y regulación del sector de las criptomonedas en Estados Unidos, Coinbase, una de las plataformas de intercambio de criptomonedas más importantes a nivel global, ha solicitado formalmente la eliminación de una norma que actualmente prohíbe al personal de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) poseer o utilizar activos digitales. Esta petición está generando un debate significativo en la industria cripto y en los organismos reguladores federales, y podría marcar un antes y un después en la forma en que se conceptualiza y regula esta tecnología emergente. La norma en cuestión fue establecida por la Oficina de Ética del Gobierno de Estados Unidos (OGE, por sus siglas en inglés) a través de un asesoramiento publicado en julio de 2022. En él se establece que el personal de la SEC no puede comprar, vender ni usar criptomonedas ni stablecoins, dado que estas no se consideran valores públicos y, por lo tanto, no califican para excepciones que sí aplican a las acciones y otros activos tradicionales. Esta medida se impuso con la intención de evitar conflictos de interés y prácticas inapropiadas dentro de la SEC, pero según Coinbase, esta restricción ahora representa un obstáculo para el entendimiento y regulación efectiva del ecosistema cripto.
Paul Grewal, director legal de Coinbase, ha sido el portavoz de esta iniciativa. A través de cartas dirigidas tanto al director interino de la OGE, Jamieson Greer, como al presidente recientemente nombrado de la SEC, Paul Atkins, Grewal argumenta que prohibir al personal regulador el uso y la posesión de criptomonedas limita su capacidad para entender profundamente la tecnología sobre la que deben legislar. Grewal enfatiza que para regular una tecnología, primero debe comprendérsela y que para ello es necesario utilizarla directamente. Esta petición cobra aún más relevancia si se considera que la propia SEC cuenta con un Grupo de Trabajo de Criptomonedas (Crypto Task Force) especializado en diseñar las políticas regulatorias para el sector. La imposibilidad de que los miembros de este equipo obstaculiza el desarrollo de un marco normativo que sea realista, efectivo y adaptado a las particularidades de los activos digitales.
Además, Grewal destacó que este escenario es particularmente irónico, puesto que el entonces presidente Donald Trump había ordenado a la SEC y otras agencias federales entregar recomendaciones para la regulación del sector cripto a corto plazo. Sin embargo, el equipo de la SEC encargado de estas recomendaciones no dispone de la posibilidad de usar la tecnología en cuestión, lo que, según Coinbase, limita la eficacia del proceso regulatorio. La carta señala que aunque la autoridad para anular esta restricción recae directamente en la OGE, la SEC también puede implementar medidas internas, como emitir exenciones para los miembros de su grupo de trabajo cripto. Esto sería coherente con acciones tomadas en situaciones similares dentro del sector gubernamental para otras tecnologías o activos financieros. Esta medida no solo tendrá un impacto inmediato en el desarrollo regulatorio, sino que también podría influir en la relación entre la industria cripto y la SEC.
Durante la gestión anterior encabezada por Gary Gensler, la SEC adoptó una postura estricta y agresiva hacia el sector, llevando a cabo más de cien acciones regulatorias contra diferentes empresas y proyectos de criptomonedas. Esta actitud generó tensiones elevadas y controversias sobre la dirección y el alcance de la supervisión federal. Con la reciente renuncia de Gensler y la llegada de nuevos líderes como Paul Atkins, junto con señales de flexibilización en ciertos casos como la retirada de demandas contra compañías como Coinbase o Dragonchain, la solicitud de Coinbase entrevistada en las cartas puede representar un giro hacia un enfoque regulatorio más colaborativo y fundamentado en el entendimiento técnico profundo. Analistas y actores del mercado ven esta iniciativa como un paso necesario para que los reguladores puedan mantenerse al día con el panorama cripto que evoluciona a gran velocidad. La prohibición vigente, según muchos expertos, crea una desconexión entre el regulador y el sector tecnológico que busca supervisar, lo cual podría derivar en regulaciones poco acertadas o desactualizadas que no favorecen ni la protección del consumidor ni la innovación.
La revolución digital que generan las criptomonedas y las tecnologías blockchain exige un marco regulatorio sofisticado y adaptativo. Entender las características técnicas, los riesgos y las posibilidades de los activos digitales implica experimentarlos y manejarlos, no solo estudiarlos desde un punto de vista teórico. De ahí la importancia de permitir a los miembros de la SEC que trabajen con cripto contar con estas herramientas en sus manos. Cabe destacar que esta situación se enmarca dentro de un debate global sobre el papel de los reguladores ante la innovación disruptiva en los mercados financieros. En otros países y regiones, las autoridades han empezado a flexibilizar sus reglas internas para permitir a sus empleados probar y usar tecnologías emergentes con fines de regulación.
Estados Unidos, como líder financiero mundial, enfrenta la necesidad de equilibrar la protección de los inversores y el mercado con el fomento a la innovación tecnológica. El resultado de esta solicitud podría sentar un precedente importante para la legislación y regulación de las criptomonedas dentro del país. Si la comunidad regulatoria acepta que el conocimiento práctico es fundamental para la supervisión efectiva, las puertas se abrirán para un diálogo más profundo entre gobierno e industria, y para una regulación que promueva el desarrollo sostenible y seguro de las monedas digitales. En definitiva, la iniciativa de Coinbase pone sobre la mesa la necesidad de que las autoridades regulatorias evolucionen a la par de las tecnologías que deben supervisar. Retirar la prohibición para que el personal de la SEC posea y utilice criptomonedas no solo facilitaría un mejor entendimiento de estas tecnologías, sino que también podría acelerar el desarrollo de normas claras y adaptadas a la realidad del mercado digital.
Así, el sector cripto, que continúa ganando relevancia y expansión tanto a nivel nacional como internacional, se beneficiaría de un marco normativo más justo, transparente y efectivo, construido desde el conocimiento práctico y la colaboración entre reguladores y actores tecnológicos. El futuro de la regulación cripto en Estados Unidos podría dejar atrás la desconfianza y la rigidez, avanzando hacia un enfoque moderno y equilibrado que impulse la innovación sin sacrificar la seguridad. El tiempo dirá si la SEC y la OGE aceptan esta acertada propuesta de Coinbase, pero lo cierto es que la conversación sobre cómo regular las criptomonedas en el país está entrando en una nueva era más pragmática y esperanzadora para todos los interesados en el ambiente cripto.