En el mundo contemporáneo, la belleza y la estética corporal son temas de amplio interés tanto en la ciencia como en la sociedad. Uno de los aspectos que ha cobrado especial protagonismo debido al auge de los procedimientos cosméticos y la cultura visual es la apariencia del trasero femenino. Un reciente estudio científico ha aportado nuevos conocimientos sobre cómo hombres y mujeres observan esta zona específica del cuerpo, utilizando para ello tecnología avanzada que permite rastrear los movimientos oculares de los individuos al mirar imágenes de glúteos femeninos. La investigación, publicada en la revista Aesthetic Plastic Surgery, se propuso descubrir qué partes del trasero femenino capturan más rápidamente la atención visual y por cuánto tiempo permanecen los ojos del observador fijos en ellas. Esta información es crucial para entender no solo las preferencias estéticas subconscientes, sino también para influir en prácticas relacionadas con la cirugía estética, el diseño de ropa, y el marketing de productos relacionados con la imagen corporal.
El estudio utilizó la tecnología de seguimiento ocular, que mediante sensores infrarrojos y cámaras de alta precisión registra el punto exacto donde se dirigen los ojos en todo momento mientras se visualizan imágenes. Los investigadores reclutaron a 67 voluntarios heterosexuales con edades que variaban entre los 20 y los 59 años, predominando un promedio debajo de los 30 años. La muestra incluyó tanto a hombres como a mujeres, para analizar con detalle posibles diferencias de género en la percepción visual. Las fotografías presentadas a los participantes mostraban a siete mujeres vistas desde diferentes ángulos: de frente, de perfil y oblicuos. Cada imagen estaba estandarizada para mantener ciertas condiciones constantes, como la pose y la iluminación.
Las modelos vestían ropa interior que dejaba a la vista la mayoría de la zona glútea, facilitando así que los observadores pudieran centrar su atención en distintas áreas definidas con precisión científica. Para la observación detallada, el área del trasero femenino se dividió en diez regiones distintas que fueron analizadas individualmente: la hendidura interglútea, la parte superior e inferior del glúteo medial y lateral, la parte lumbar, la curva conocida como "hip dip", el pliegue glúteo y las áreas alrededor del muslo. Este desglose permitió establecer con exactitud y cuantificar cuál de estas zonas captaba más atención y cuál era menos mirada. Los resultados generales mostraron que tanto hombres como mujeres fijaban su mirada principalmente en la hendidura interglútea, la famosa "rajita" o línea que separa los glúteos. En promedio, la duración total de la fijación en esta zona fue la mayor en comparación con el resto del área analizada, rondando casi un segundo completo por imagen vista.
No obstante, al desglosar estos datos por género, surgieron diferencias interesantes. Los hombres tendían a observar la hendidura interglútea por períodos más prolongados que las mujeres. Sin embargo, las mujeres mostraron una mayor atención hacia otras zonas, como la parte superior lateral del glúteo, la región lumbar cercana a la cintura y el pliegue glúteo, indicando que podrían valorar o analizar diferentes aspectos del contorno y la forma en comparación con los hombres, quienes miraban más tiempo la curva llamada "hip dip". Estos hallazgos sugieren que, aunque la atención inicial y más evidente se concentra en la hendidura interglútea para ambos sexos, los patrones visuales posteriores reflejan distintas formas de procesar la información estética. Mientras los hombres parecen centrarse más en algunos rasgos que evidencian volumen y forma, las mujeres podrían estar evaluando detalles asociados a la simetría y fluidez corporal, lo que podría estar relacionado con objetivos distintos a nivel psicológico, como la autoevaluación o la comparación social.
Por otro lado, el momento en que cada área captaba la primera fijación también mostró tendencias claras. La zona inferior medial del glúteo fue la que recibió la atención más rápida, en promedio menos de dos segundos desde que se mostraba la imagen. Esto podría implicar que ciertos atributos localizados en la parte baja e interior del trasero son especialmente llamativos o visiblemente salientes para la percepción humana. La investigación también exploró variaciones relacionadas con la etnia de los sujetos. Tanto participantes asiáticos como caucásicos mostraron preferencia por mirar la hendidura interglútea, pero los asiáticos dedicaron más tiempo a observar la zona inferior medial y la curva del "hip dip".
Por su parte, las personas caucásicas tendían a fijar más rápidamente sus ojos en la rajita y la curva de la cadera. Estas diferencias culturales o biológicas pueden estar vinculadas a distintos estándares de belleza o a la familiaridad con ciertos patrones morfológicos. Un elemento interesante de esta investigación es la dificultad para interpretar plenamente la relación entre el tiempo de fijación ocular y la preferencia estética. Que una persona mire más tiempo una determinada zona, no implica necesariamente que la encuentre más atractiva. Puede tratarse también de curiosidad, sorpresa o análisis detallado.
Por tanto, los investigadores han señalado la necesidad de futuras investigaciones que correlacionen estos patrones de mirada con evaluaciones explícitas de atractivo dadas por los mismos sujetos. Además, cabe mencionar que el hecho de que las imágenes mostraran a las modelos usando ropa interior en forma de tanga negra pudo influir en la dirección de las miradas, ya que esta prenda puede resaltar o delimitar ciertas áreas del trasero, afectando la atención visual. Por ende, estudios con imágenes en diferentes contextos, como con ropa distinta o en escenas cotidianas, podrán complementar y ampliar el conocimiento actual. Este tipo de análisis tiene aplicaciones concretas y actuales. En el mundo de la cirugía estética, por ejemplo, entender qué zonas capturan más la mirada podría guiar a los profesionales a mejorar técnicas de remodelación para lograr resultados que se ajusten mejor a las preferencias visuales predominantes.
En el ámbito de la moda, diseñadores pueden tomar en cuenta estas áreas de interés para crear prendas que potencien la estética según las tendencias no conscientes del público. En la publicidad, conocer los puntos focales de atención puede optimizar la creación de contenidos dirigidos a captar la mirada y el interés de los consumidores. El creciente interés por la imagen corporal en la sociedad moderna, alimentado por las redes sociales y los estándares de belleza promovidos globalmente, convierte en relevante estudiar estas normas y percepciones desde un punto de vista científico y objetivo. Reconocer que hombres y mujeres enfocan su atención en diferentes aspectos visuales aporta un enfoque más matizado y realista sobre cómo experimentamos la belleza corporal. Mirar hacia adelante, la investigación abierta para futuros estudios sobre la relación entre hábitos de mirada y evaluación estética será fundamental para entender mejor la conexión entre el subconsciente visual y el juicio consciente.
De esta manera, se podría diferenciar cuándo una fijación prolongada indica verdadero interés atractivo o simplemente un proceso de exploración visual sin connotaciones emocionales. En suma, este estudio de seguimiento ocular ha descifrado con precisión cuáles son las áreas del trasero femenino que más capturan la atención visual de hombres y mujeres, revelando tanto puntos en común como diferencias de género y culturales. Más allá de la mera curiosidad, estos hallazgos aportan un conocimiento valioso para campos que van desde la medicina estética hasta el diseño y la psicología social, permitiendo explorar con mayor profundidad cómo percibimos la belleza y qué detalles influyen en nuestra atracción hacia el cuerpo humano.