En un gesto que ha generado optimismo entre los inversionistas y analistas financieros a nivel mundial, Wall Street experimentó una notable subida tras la concreción del primer acuerdo comercial bilateral entre Estados Unidos y Reino Unido. Este avance marca un punto de inflexión en un contexto global caracterizado por tensiones comerciales y tarifas que durante años han afectado diversos sectores económicos. La firma de este acuerdo no solo responde al deseo de estrechar lazos económicos entre ambas naciones, sino que también pone en perspectiva una posible reducción de las barreras comerciales que han sido foco de controversia en múltiples intercambios internacionales. El nuevo pacto establece una reducción considerable de las tarifas, que pasan de un promedio del 5.1 % a 1.
8 %, facilitando así el comercio de bienes estadounidenses en el mercado británico. Aunque sigue vigente una tarifa base del 10 % sobre ciertos productos importados desde el Reino Unido a Estados Unidos, el acuerdo representa un paso significativo hacia la liberalización comercial y ofrece un mejor acceso para los exportadores estadounidenses. Esta reducción de barreras tarifarias apunta a dinamizar sectores claves, con especial énfasis en la industria aeronáutica y manufacturera. Uno de los sectores más beneficiados fue el de las aerolíneas, donde las acciones se dispararon tras la exención de tarifas para partes de aviones fabricadas por Roll-Royce, reconocido proveedor británico. El índice de aerolíneas dentro del S&P 500 cerró con una alza del 5.
4 %, encabezado por un incremento del 7.2 % en las acciones de Delta Air Lines. Esta alza refleja la confianza del mercado en la capacidad de este segmento para aprovechar las nuevas condiciones comerciales, abriendo oportunidades para una mayor colaboración y crecimiento económico entre ambos países. La industria manufacturera también mostró señales de fortaleza gracias a un pedido importante valorado en 10 mil millones de dólares para la compra de aviones Boeing por parte del Reino Unido, según manifestó el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick. Este anuncio impulsó las cotizaciones de Boeing, que subieron un 3.
3 %, posicionando a la empresa como la de mejor desempeño en el índice Dow Jones durante esa jornada. En paralelo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, manifestó su expectativa de que las próximas negociaciones comerciales con China, programadas para realizarse en Ginebra, serán sustantivas y podrían culminar en un acuerdo que favorezca a ambas potencias. Esta declaración generó una sensación de alivio entre los inversionistas, quienes ven en la apertura de estos diálogos una posible disminución en la escalada de la guerra comercial que ha tensionado a la economía global en los últimos años. Analistas financieros, como Scott Welch, director de inversiones en Certuity, han comentado que el mercado estaba buscando un motivo para recuperar la confianza y la esperanza de que se pueda llegar a un acuerdo comercial más razonable, evitando así un enfrentamiento global que perjudique el comercio internacional. La cautela persiste, pero la combinación de buenas noticias provenientes del acuerdo con Reino Unido y las palabras optimistas sobre China han permitido a los mercados relajarse y registrar cifras positivas.
Durante esta jornada, los principales índices bursátiles reflejaron el impacto favorable del acuerdo. El Dow Jones Industrial Average ascendió 254.48 puntos, lo que representa un incremento del 0.62 %, situándose en 41,368.45 puntos.
El S&P 500 ganó 32.66 puntos, equivalentes a un 0.58 %, alcanzando los 5,663.94 puntos, mientras que el Nasdaq Composite avanzó 189.98 puntos, un 1.
07 %, hasta cerrar en 17,928.14 puntos. Estos movimientos evidencian la respuesta positiva del mercado a la noticia y la confianza renovada de los inversionistas en la estabilidad económica. Los sectores de consumo discrecional, industrial y energía fueron los que registraron un mejor desempeño en esta jornada, reflejando las expectativas de crecimiento y expansión derivadas del nuevo trato comercial. Por otro lado, áreas como la salud y los servicios públicos quedaron rezagadas ante la renovada preferencia por industrias que se benefician directamente del comercio y la inversión.
El índice Russell 2000, que representa a las pequeñas empresas estadounidenses, también experimentó un repunte significativo, subiendo un 1.9 % y cerrando en su nivel más alto desde principios de abril, el día en que inicialmente se anunciaron las tarifas. Este movimiento sugiere que los inversionistas están apostando también por el crecimiento de empresas locales que podrían verse beneficiadas indirectamente gracias a la mejora en el clima comercial general. La industria tecnológica, especialmente la de semiconductores, mostró un avance adicional del 1 %, sumando a la fuerte jornada del día anterior, donde ya se había registrado un aumento del 1.7 %.
Este crecimiento se vincula con la intención del gobierno estadounidense de modificar una normativa que restringía la exportación de chips sofisticados de inteligencia artificial, lo que podría abrir nuevas oportunidades para las empresas tecnológicas y la expansión de la innovación en el país. Ante este entorno que combina noticias positivas con ciertas incertidumbres, la Reserva Federal de Estados Unidos decidió mantener las tasas de interés sin cambios en su más reciente reunión, al mismo tiempo que advirtió sobre riesgos elevados respecto a la inflación y el desempleo. Estas señales plantean desafíos para el crecimiento económico a mediano plazo y mantienen expectantes a los mercados sobre las futuras decisiones de política monetaria. Las expectativas actuales apuntan a que la primera reducción de tasas podría darse en la reunión de julio, aunque el nivel de probabilidad ha bajado del 92 % a un 60 % en tan solo una semana, según el FedWatch Tool de CME. Esta variabilidad refleja la volatilidad con la que operan los mercados ante la compleja dinámica entre estímulos económicos, inflación y tensiones comerciales globales.