La lectura en voz alta ha sido tradicionalmente una de las actividades más valoradas para fomentar el amor por los libros en los niños. Sin embargo, recientes estudios y encuestas señalan una realidad preocupante: la mayoría de los padres no disfrutan leyendo a sus hijos, lo que deriva en una caída significativa en la frecuencia de esta práctica. Este fenómeno no solo impacta en el desarrollo de las habilidades lectoras infantiles, sino también en la percepción que los niños tienen sobre los libros y la lectura en general. Un informe reciente elaborado por la compañía de datos literarios Nielsen y la editorial HarperCollins revela que solo un 40% de los padres con hijos entre 0 y 13 años consideran divertida la experiencia de leer en voz alta. Además, la encuesta señala una disminución constante de la lectura en familia, especialmente entre niños de cero a cuatro años, grupo en el que la cifra de pequeños que son leídos regularmente se ha reducido del 64% en 2012 al 41% en 2024.
Esta caída es significativa y muestra un cambio cultural y social que debe analizarse en profundidad. Entre los factores que explican esta tendencia, destaca la concepción que muchos padres tienen sobre la lectura. En lugar de verla como una actividad placentera que se puede compartir, la mayoría la considera fundamentalmente un conjunto de habilidades que los niños deben adquirir para tener éxito académico. Esta visión utilitaria limita la posibilidad de que la lectura sea una experiencia lúdica y afectiva tanto para padres como para hijos. En especial, la generación conocida como Gen Z, que creció en un entorno digital, tiende a percibir la lectura más como una materia que aprender que como un pasatiempo disfrutable.
Además, la encuesta reflejó diferencias significativas de género: los niños más pequeños reciben menos lectura en voz alta que las niñas. Solo un 29% de los niños de entre 0 y 2 años son leídos a diario o casi diariamente, en comparación con un 44% de las niñas de la misma edad. Este desequilibrio puede tener implicaciones a largo plazo en la relación que ambos géneros establezcan con la lectura y la educación en general. Otro aspecto que contribuye a que los padres no lean a sus hijos es la percepción de que una vez que estos pueden leer por sí mismos, la lectura en voz alta ya no es necesaria, e incluso podría ser contraproducente, fomentando la dependencia y desincentivando la lectura autónoma. Sin embargo, esta creencia no está respaldada por la evidencia.
Continuar compartiendo libros con los niños, incluso cuando estos ya leen solos, ayuda a fortalecer el vínculo afectivo, a seguir desarrollando la comprensión lectora y, sobre todo, a mantener el placer por la lectura vivo. La pandemia y el incremento de las actividades digitales también han influido en esta dinámica. Los dispositivos electrónicos han adquirido un rol protagónico en el entretenimiento infantil, desplazando el tiempo dedicado a la lectura tradicional. Aunque las tecnologías pueden ser aliadas para fomentar la lectura digital, el equilibrio es clave para evitar que el hábito del libro físico pierda terreno. Es importante destacar que, a pesar de estas dificultades, muchos padres expresan el deseo de leer más a sus hijos.
Cerca de un tercio mencionan que les gustaría disponer de más tiempo para hacerlo. Sin embargo, el aumento de la carga escolar y otras responsabilidades parecen limitar esta oportunidad. En comparación con años anteriores, el número de padres que consideran que sus hijos tienen demasiado trabajo escolar como para dedicar tiempo a la lectura ha aumentado considerablemente, pasando del 25% en 2012 al 49% en 2024. A pesar de los retos, existe esperanza. Los expertos afirman que cuando los niños son leídos con frecuencia por sus padres, desarrollan un amor profundo por la lectura y se vuelven lectores motivados e independientes.
Se observa que los niños a quienes se les lee diariamente son casi tres veces más propensos a leer por cuenta propia que aquellos que solo escuchan lecturas semanales. Estas cifras subrayan la importancia de fomentar un ambiente hogareño donde la lectura sea un momento valorado y disfrutado. En respuesta a esta problemática, organizaciones como la Publishers Association han propuesto medidas para revitalizar el gusto infantil por la lectura. Entre sus recomendaciones se encuentran reformar los currículos escolares para que incluya explícitamente la lectura por placer y proporcionar a los docentes capacitación especializada para enseñar literatura diversa y culturalmente representativa de manera sensible y eficaz. Estas iniciativas buscan que la lectura no se perciba únicamente como una obligación escolar, sino como una ventana al placer, la creatividad y el aprendizaje continuo.
Para los padres, es fundamental entender que su relación con la lectura influye profundamente en cómo sus hijos valorarán esta actividad a lo largo de sus vidas. Crear rituales de lectura diaria, seleccionar libros que despierten la curiosidad y el interés del niño, y compartir opiniones y emociones sobre las historias son prácticas recomendadas para transformar la lectura en un momento especial y esperado. Asimismo, incorporar la lectura dentro de la rutina diaria puede hacer una gran diferencia. Desde leer un cuento antes de dormir hasta dedicar momentos en el fin de semana para explorar libros juntos, cada esfuerzo suma. No se trata de la cantidad, sino de la calidad y la actitud que se despliega en torno a la lectura.
En conclusión, la evidencia indica que aunque muchas familias enfrentan barreras para disfrutar la lectura en voz alta, es indispensable superar estos obstáculos. Fomentar la lectura como un acto de cariño y diversión puede cambiar radicalmente la relación de los niños con los libros y, por ende, sus posibilidades educativas y personales. Padres, educadores y responsables de políticas públicas deben trabajar en conjunto para crear un ambiente que valore el libro como una fuente de alegría y no solo como una herramienta académica. La lectura compartida es un puente entre generaciones que nutre la imaginación, fortalece vínculos y abre caminos hacia un futuro lleno de conocimiento y creatividad.