El sector biotecnológico, históricamente caracterizado por su dinamismo y constante innovación, se encuentra en una encrucijada debido a una incertidumbre económica y política que algunos expertos han descrito como “incertidumbre en esteroides”. Esta situación está cambiando la forma en que los actores clave de la industria abordan las fusiones y adquisiciones, llevando a una prudencia sin precedentes en las negociaciones y decisiones financieras. A comienzos de 2025, la expectativa era que la industria farmacéutica y biotecnológica retomara con fuerza el ritmo de adquisiciones importantes, impulsada por meses sin movimientos destacados en el mercado. De hecho, en enero de ese año, Johnson & Johnson sorprendió a la comunidad con la compra de una empresa desarrolladora de fármacos para el cerebro por casi 15 mil millones de dólares, generando un entusiasmo generalizado sobre el futuro de las grandes transacciones. Sin embargo, este optimismo fue efímero.
La incertidumbre política, intensificada por el regreso del expresidente Donald Trump a un rol influyente en la economía, combinado con la volatilidad en los mercados bursátiles, ha elevado el nivel de riesgo percibido. Movimientos bruscos en el mercado de valores han dificultado la concreción de acuerdos de alto valor, particularmente aquellos que superan los miles de millones de dólares. Los expertos en derecho y finanzas especializados en biotecnología describen este contexto como un ambiente saturado de duda y cautela. Andrew Merken, accionista de la firma legal Polsinelli, puntualiza que “siempre hay incertidumbre en este sector, pero actualmente es una incertidumbre multiplicada, casi como si estuviese en esteroides”. Este fenómeno afecta directamente la confianza de los compradores, quienes experimentan una mayor reticencia a comprometer capital en grandes operaciones, optando en cambio por un enfoque de espera y análisis exhaustivo.
Este cambio de mentalidad en compradores también impacta a los vendedores, quienes ya no cuentan con el poder de negociación que tenían hace apenas unos años. La presión para ajustar hacia abajo las expectativas de precio se ha vuelto más fuerte, generando tensiones en la dirección de algunas compañías biotecnológicas que encuentran difícil aceptar una valoración que consideran demasiado baja. Como resultado, el mercado se enfría, y muchas posibles transacciones terminan prolongándose o cancelándose. Tom Davidson, copresidente global de banca de inversión en Leerink Partners, confirma que la confianza de los adquirentes no está en su mejor momento. En un ambiente donde la volatilidad es la norma, quienes buscan crecer mediante fusiones y adquisiciones prefieren evitar errores costosos, incluso si eso supone quedarse fuera de oportunidades valiosas.
Esta cautela se manifiesta también en los tiempos de cierre de los acuerdos. Stuart Cable, jefe global de fusiones y adquisiciones en el bufete Goodwin Procter, señala que mientras antes ciertas negociaciones de gran envergadura podían concretarse en pocas semanas, ahora el proceso se extiende fácilmente a tres o cuatro meses, con varios acuerdos aún sin firmar a mitad de año. Este fenómeno evidencia una desconexión entre las expectativas iniciales y la realidad del mercado, haciendo que muchos procesos sean lentos y complejos. Un aspecto curioso señalado por Cable es la indecisión recurrente de los compradores. Algunos ejecutan múltiples procesos de compra simultáneamente, pero alumbran una sensación de incertidumbre que lleva a realizar extensos análisis y, en ciertos casos, a abandonar operaciones sin razones claras.
Esta actitud también puede verse como una consecuencia de las lecciones aprendidas durante el auge de los negocios biotecnológicos en años anteriores, cuando la actividad era más frenética y las decisiones se tomaban con menor cautela. La volatilidad en las acciones biotecnológicas acompaña estas tendencias. En el primer cuatrimestre del año, los índices del sector han mostrado una fluctuación estrechamente ligada a los movimientos del S&P 500 y Nasdaq, mostrando que la percepción general del mercado influye directamente en la disposición de inversores y compradores para comprometerse en grandes operaciones. Esta correlación hace que el contexto macroeconómico y político mundial sea un factor determinante en la evolución del mercado biotecnológico. En este escenario, es fundamental que las empresas y sus asesores manejen expectativas realistas y desarrollen estrategias flexibles.
La adaptación a un entorno de incertidumbre prolongada implica el fortalecimiento de los procesos internos de evaluación y negociación, así como la diversificación de oportunidades de crecimiento más allá de las grandes fusiones o adquisiciones. Otra consecuencia relevante para el sector es el impacto en la innovación y desarrollo de nuevos tratamientos. Al reducirse la actividad de compras y la inversión asociada, algunas startups y compañías medianas pueden enfrentar mayores dificultades para financiar sus proyectos o negociar colaboraciones estratégicas. Esto podría ralentizar temporalmente el progreso científico y la llegada de nuevos productos al mercado. Sin embargo, esta pausa obligada también puede ofrecer beneficios implícitos.
La desaceleración brinda a las empresas la oportunidad de reevaluar sus modelos de negocio, optimizar recursos y enfocarse en la creación de valor sostenible. Además, la selección más cuidadosa de asociaciones y adquisiciones puede resultar en acuerdos más sólidos y duraderos que impulsen la industria a largo plazo. Aunque el futuro inmediato parece marcado por la precaución y la incertidumbre, el sector biotecnológico mantiene su atractivo debido al potencial inherente de sus innovaciones y la necesidad global de avances en salud. Una vez que el mercado recupere estabilidad, es probable que veamos una renovación del dinamismo en las fusiones y adquisiciones, impulsada por la demanda acumulada y las oportunidades que han surgido en este período de pausa. En conclusión, la actual ‘incertidumbre en esteroides’ está transformando las reglas del juego en los acuerdos biotecnológicos.
Los actores del mercado están más cautelosos, priorizando la prudencia frente al riesgo en un ambiente de volatilidad financiera y política. La adaptación a este nuevo contexto exigirá creatividad, flexibilidad y paciencia, atributos claves para navegar con éxito en esta etapa y posicionarse favorablemente para cuando las condiciones mejoren.