Fonterra, la gigante cooperativa láctea de Nueva Zelanda, ha comunicado su decisión de cerrar la planta de envasado y canning de leche en polvo ubicada en Hamilton, en la Isla Norte. Esta planta, conocida como Canpac, cesará sus operaciones a partir del 31 de julio, marcando una etapa importante en la transformación estratégica de la empresa y en la orientación de sus actividades comerciales hacia sectores con mayores retornos para sus accionistas agricultores. La instalación de Canpac en Hamilton tiene una capacidad anual de procesamiento de hasta 4,000 toneladas métricas de leche en polvo, una cantidad que representa menos del uno por ciento del volumen total manejado por Fonterra a nivel global. A pesar de su limitada contribución en términos de volumen, la planta mantenía un papel específico en la cadena de producción de la cooperativa, centrándose en la mezcla y envasado de productos lácteos en polvo. Sin embargo, Fonterra ha señalado que los bajos volúmenes de producto, combinados con las crecientes complejidades en los procesos productivos, han generado condiciones económicas poco favorables para sostener la operación de esta planta.
Anna Palairet, directora de operaciones (COO) de Fonterra, destacó que el cierre forma parte de una estrategia integral para crear valor de principio a fin y maximizar el retorno para los granjeros que son accionistas de la cooperativa. Según Palairet, el enfoque actual se dirige a fortalecer las áreas donde Fonterra posee ventajas competitivas y puede lograr mayor escala, particularmente en ingredientes y servicios de alimentación. Este movimiento responde a la necesidad de priorizar inversiones en aquellas líneas de negocio que ofrecen un mayor potencial de crecimiento y rentabilidad. El impacto del cierre afecta a aproximadamente 120 empleados que trabajaban en la planta de Hamilton. La empresa ha señalado que llevará a cabo un proceso de consulta con los trabajadores, buscando ofrecer oportunidades de recolocación o apoyo durante la transición.
Este tipo de movimientos son usuales en procesos de reestructuración industrial donde se intenta minimizar el impacto social y laboral mediante negociaciones y planes de transición organizados. El cierre de la planta Canpac no puede entenderse de forma aislada, sino como parte de un contexto de cambios más amplios en la estrategia corporativa de Fonterra. En los últimos años, la cooperativa ha emprendido una serie de acciones para desprenderse de operaciones menos estratégicas y enfocarse en negocios con más valor agregado. Por ejemplo, el año pasado acordó la venta de su participación minoritaria en la empresa láctea lituana Rokiškio Sūris, dentro de un plan de revisión estratégica a largo plazo. Además, en diciembre de 2022, Fonterra salió de su empresa conjunta en Brasil con Nestlé, Dairy Partners Americas (DPA), que en ese entonces era poseída en un 51% por la cooperativa.
En esa misma línea, se vendió la unidad chilena Soprole y se canceló el emprendimiento lácteo en India denominado Fonterra Future Dairy. Estos movimientos reflejan un giro decisivo hacia una redefinición del portafolio de negocios de la empresa para concentrarse en segmentos con mejores perspectivas de rentabilidad y crecimiento internacional. En febrero de 2025, la cooperativa renovó la identidad corporativa de su división de consumo, marcando un paso previo a la desinversión planificada de su negocio global de consumo y actividades asociadas. El proceso de venta comenzó formalmente con encuentros de roadshow dirigidos a posibles inversores interesados en adquirir su negocio de consumo global, una estrategia que apunta a capitalizar y simplificar la estructura corporativa de Fonterra. Este cambio estratégico implica una transformación profunda en cómo se configura el negocio lácteo neozelandés más relevante a nivel mundial.
La orientación hacia ingredientes avanzados, proteínas y nutrición médica simboliza la apuesta de Fonterra por sectores de innovación y alto valor añadido, alejándose de la producción masiva y la oferta de productos básicos. Esta transformación está alineada con las tendencias globales que buscan alimentos funcionales y soluciones nutricionales especializadas. El cierre de la planta Canpac en Hamilton también tiene implicaciones en el ámbito local y regional. Hamilton es una ciudad con una fuerte tradición en la industria láctea y agroindustrial, y la planta ha sido una fuente de empleo directa y de actividades económicas conexas. El cese de las operaciones puede generar un impacto económico en la comunidad, lo que ha llevado a que la cooperativa se comprometa a gestionar la transición de los empleados afectados de la forma menos conflictiva y perjudicial posible.
Desde el punto de vista económico, la decisión de cerrar una planta con baja utilización y altos costos operativos es coherente con una búsqueda de eficiencia productiva y optimización del portafolio operativo. Para una cooperativa como Fonterra, que debe responder ante miles de agricultores con expectativas de retorno económico, este tipo de ajustes son medidas necesarias para mantener la competitividad en mercados internacionales cada vez más exigentes. El foco en ingredientes de alto valor y servicios alimentarios representa además una apuesta para que Fonterra lidere en sectores emergentes de la industria alimentaria, tales como ingredientes para nutrición deportiva, proteínas especializadas para la salud, y alimentos para aplicaciones médicas. Estos nichos de mercado suelen ofrecer márgenes superiores y crecimiento más dinámico, en comparación con los productos lácteos básicos o commodities. La evolución de Fonterra, reflejada en estas decisiones recientes, confirma un movimiento global en la industria láctea hacia la diferenciación de productos y el abandono gradual de los productos lácteos de bajo margen.
Este enfoque también responde a presiones regulatorias, cambios en las preferencias de los consumidores y la necesidad de innovar para satisfacer nuevas demandas nutricionales. En definitiva, el cierre de la planta de Hamilton es un síntoma y un catalizador a la vez de la transformación estratégica de Fonterra. Si bien representa un desafío tanto para los empleados como para la comunidad local, la medida es parte de un plan mayor orientado a asegurar la sustentabilidad, competitividad y crecimiento de la cooperativa en el futuro. Los próximos meses serán clave para observar cómo se lleva adelante el proceso de desmantelamiento del sitio Canpac y cómo se gestiona la recolocación de trabajadores afectados. También será interesante evaluar cómo avanza la desinversión de la división de consumo global y el posicionamiento de Fonterra en el negocio de ingredientes y soluciones alimentarias de mayor valor.
En el escenario competitivo actual, contar con un portafolio optimizado y centrado en la innovación es fundamental para que las cooperativas lácteas mantengan su relevancia y liderazgo en el mercado internacional. Fonterra ha demostrado con estas decisiones su disposición a adaptar su modelo de negocio para responder de manera sólida a los desafíos y oportunidades del mercado global. Para los agricultores neozelandeses accionistas, estos cambios buscan traducirse en una mejora en los retornos y en una mayor estabilidad financiera a largo plazo. El camino hacia una Fonterra más ágil, especializada y orientada a soluciones de alto valor será crucial para la sostenibilidad del sector lácteo en Nueva Zelanda y para mantener su posición como uno de los principales exportadores mundiales de productos lácteos.