Caminar es uno de los actos más antiguos y simples que la humanidad ha practicado desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, lejos de ser una mera actividad física o un medio para trasladarse de un punto a otro, para el escritor, fotógrafo y caminante empedernido Craig Mod, caminar encierra un poder creativo profundo que se manifiesta en la combinación única entre el cuerpo en movimiento, la atención plena y un estado mental particular: el aburrimiento. Desde su residencia en Japón, Craig Mod ha desarrollado un modo de caminar que va más allá del ejercicio y que se convierte en una experiencia de inmersión literaria y sensorial, donde las palabras fluyen con naturalidad al ritmo cadencioso de sus pasos. En la era digital actual, el bombardeo constante de estímulos visuales y sonoros ha modificado profundamente nuestra relación con la creatividad. Herramientas como redes sociales, podcasts, videos y juegos móviles, aunque útiles, tienden a eliminar espacios para la contemplación y el silencio mental.
Mod señala que el gran “asesino de aburrimiento” es también el principal enemigo de la creatividad: el teléfono móvil, ese dispositivo que funciona como una puerta instantánea hacia cualquier información o entretenimiento, evitando que el cerebro se enfrente a vacíos incómodos. Sin embargo, esos vacíos, esa ausencia de estímulo artificial, son precisamente el terreno fértil donde nacen las ideas y se revitalizan las capacidades creativas más profundas. Al caminar por los antiguos caminos del Japón rural, Mod se entrega a este proceso. Se levanta temprano, usualmente alrededor de las ocho de la mañana, y se aventura en recorridos que pueden llegar hasta los 20, 40 kilómetros diarios. Durante estas jornadas, evita consumir noticias, música, podcasts o cualquier forma de teletransporte digital que lo prive del encuentro consigo mismo y con su entorno inmediato.
El resultado es una mente que, liberada de distracciones, se sumerge en un estado de silencio mental, un aburrimiento activo que desencadena una torrente de palabras. Mod describe cómo la inquietud inicial del aburrimiento se transforma en un flujo incontrolable de pensamientos, descripciones, diálogos y reflexiones que comienzan a surgir espontáneamente durante la marcha. Este fenómeno no solo funciona como un ejercicio personal de escritura, sino que se convierte en un ritual, una práctica ascética que ha adoptado de manera constante durante años. En este caminar obsesivo, Mod aprovecha cada encuentro ocasional con personas provenientes de pequeños pueblos o con comerciantes locales para entablar conversaciones. A través de estos intercambios, consigue no solo fotografías, sino fragmentos de historias, anécdotas y perspectivas vitales que enriquecen su proceso creativo con la autenticidad de la experiencia humana.
El contraste entre la vida tradicional y el avance inexorable de fenómenos contemporáneos como la despoblación y el envejecimiento poblacional, especialmente en las zonas rurales de Japón, también surge durante estas caminatas. Las conversaciones con ancianos que recuerdan tiempos de mayor vitalidad en sus localidades enriquecen el tejido narrativo del paseo, aportando profundidad y contexto social a los relatos que Mod va tejiendo. Desde la desaparición de pájaros y risas infantiles hasta la desolación progresiva de pueblos que poco a poco desaparecen de los mapas, la caminata se convierte en una crónica viva de un país en transformación. Además, todos estos elementos sensoriales y emocionales se conjugan en un ciclo de producción creativa que se extiende hasta la noche. Tras la larga caminata, Craig Mod se instala en hoteles conocidos como “business hotels”, establecimientos simples pero funcionales que le ofrecen la combinación ideal para recuperarse: silencio, acceso a internet rápido y comodidades básicas como lavandería.
Aquí, el ritual continúa con la revisión de fotografías, la edición de notas dictadas durante el día y la confección de un archivo que luego se adapta en textos que van desde fragmentos para newsletters efímeros, llamados “pop-up newsletters”, hasta posibles proyectos editoriales mayores como libros. El carácter temporal y efímero de estos boletines electrónicos es parte importante del proceso creativo de Mod. La elección de eliminar todo rastro de suscriptores al concluir cada pop-up responde a una filosofía que entiende la lectura y la suscripción como un compromiso consciente y trabajo de presencia. Para él, es vital que cada lector participe por elección voluntaria, generando una complicidad en la que se reconoce el valor del tiempo y la atención, dos recursos cada vez más escasos en la era digital. Esta honestidad en la relación con la audiencia se traduce en tasas de apertura de correo altamente elevadas, una señal de que la propuesta encuentra resonancia en un público que valora su autenticidad y temporalidad.
Más allá de la técnica y la rutina, lo que realmente subyace en el método de Craig Mod es la creencia arraigada en la creatividad como un estado que solo se puede alcanzar cuando permitimos al aburrimiento instalarse sin remedio. En palabras suyas, es en “el silencio aplastante del aburrimiento” donde emergen las pozas más profundas de creatividad, un espacio interior al que el exceso de “dopamina espejo negro”, haciendo alusión a la adicción a las pantallas, impide sumergirse. Esta práctica constante de caminar sin música, sin noticias o distracciones y el acto de escribir mientras camina generan en Mod una transformación tanto física como mental. Con miles de kilómetros recorridos durante semanas, incluso durante cuarenta días continuos, la experiencia lo ha vuelto más paciente, amable y optimista. La contemplación atenta de la naturaleza y los animales, la interacción con personajes variados y el ritmo prolongado del paseo se traducen en una percepción de plenitud que desafía la vida frenética y fragmentada a la que estamos acostumbrados.
La plenitud que Mod describe no solo remite a un sentimiento subjetivo, sino a un modo de existencia que integra el cuerpo, la mente y el entorno. El caminar le ha enseñado un concepto de “plenitud máxima”, la sensación de que un día puede estar completamente consumido y sentido, cuando se experimenta en totalidad, desde el esfuerzo físico hasta la creación intelectual y emocional. Esa capacidad de “usar” un día hasta el “último suspiro” es un aprendizaje tangible que, según él, debe experimentarse en la práctica y no solo entenderse a nivel teórico o descriptivo. La popularidad y la repercusión de estos hábitos creativos se reflejan también en la colección de obras que Mod ha publicado, fruto de viajes y caminatas como la realizada durante la pandemia de COVID-19, cuando recorrió mil kilómetros por la península del Kii. De estas experiencias surgieron libros que no solo documentan el caminar físico, sino que exploran temas más amplios, como la memoria, la amistad y el acto de mirar al pasado con valor y sensibilidad.
La escritura nace así no solo como un producto sino como un proceso terapéutico y reflexivo, que se alimenta de la atención plena que permite el caminar. En definitiva, Craig Mod revela con su práctica una forma única de integración entre la vida y la creación artística. Su dedicación a caminar, observar, hablar y escribir configura una fórmula en la que la simplicidad aparente se convierte en un laboratorio creativo. Más allá del espacio y el tiempo, es la conexión con el aburrimiento y el silencio interior lo que libera una creatividad genuina, resistiendo la tentación constante de la hiperestimulación tecnológica. Este enfoque invita a repensar nuestros propios hábitos, a encontrar espacios para la desconexión y el reposo mental, y a valorar el potencial que yace en las actividades más sencillas, como caminar.
En un mundo cada vez más veloz y saturado, la invitación es clara: permitirnos aburrirnos y caminar, porque en ese aburrimiento las palabras, las ideas y la inspiración empiezan a fluir con una fuerza inesperada y transformadora.