En un contexto global donde la demanda energética y la urgencia por mitigar el cambio climático se vuelven temas prioritarios, ExxonMobil Corporation ha alcanzado un acuerdo estratégico con Marubeni Corporation, empresa japonesa con relevante presencia en el sector energético. Este pacto marca un paso decisivo hacia el fortalecimiento del suministro energético global mediante la producción y comercialización de ammoníaco de baja emisión de carbono, un combustible alternativo crucial para la transición energética. El acuerdo es un claro reflejo de cómo las grandes corporaciones energéticas están adaptando sus estrategias para alinearse con los objetivos de descarbonización que varios países y regiones han establecido para las próximas décadas. ExxonMobil se ha comprometido a suministrar a Marubeni alrededor de 250,000 toneladas anuales de ammoníaco bajo en carbono, provenientes de su planta en Baytown, Texas. Esta instalación está diseñada para producir hidrógeno casi libre de carbono, capturando aproximadamente el 98% del dióxido de carbono (CO2) generado durante el proceso productivo, una cifra destacable en la industria energética.
La planta de Baytown, que se proyecta sea la más grande de su tipo en todo el mundo una vez operativa, tendrá la capacidad de producir hasta mil millones de pies cúbicos diarios de hidrógeno con un bajo contenido de carbono y más de un millón de toneladas anuales de ammoníaco. Este hecho no solo pone a ExxonMobil en una posición de liderazgo tecnológico, sino que también establece un nuevo estándar en cuanto a la producción sustentable de combustibles para el mercado global. El hidrógeno, especialmente cuando se produce con bajas emisiones de carbono, es considerado un vector energético esencial para la transición hacia sistemas energéticos más sostenibles. El ammoníaco, a su vez, es clave para el almacenamiento y transporte de hidrógeno, dada su mayor densidad energética y facilidad para su manejo, convirtiéndose en un combustible potencial para sectores de difícil electrificación como el transporte marítimo y la industria pesada. La asociación entre ExxonMobil y Marubeni no se limita al simple acuerdo de compra-venta.
Marubeni también adquirirá una participación accionaria en la planta dedicada a hidrógeno y ammoníaco bajo en carbono, lo que fortalece la colaboración a largo plazo y refleja el interés de Japón en diversificar sus fuentes energéticas y cumplir sus compromisos de neutralidad de carbono. Japón, que carece de recursos fósiles propios y depende en gran medida de importaciones energéticas, busca precisamente con iniciativas como esta impulsar su agenda de descarbonización y seguridad energética. Barry Engle, presidente de ExxonMobil Low Carbon Solutions, destacó que el uso de gas natural producido en Estados Unidos para generar hidrógeno de bajo carbono y ammoníaco facilitará una ampliación del suministro energético global, respaldando al mismo tiempo la reducción de emisiones y fomentando la creación de empleos en Estados Unidos. Esta declaración subraya el doble enfoque del proyecto: contribuir a la agenda ambiental sin sacrificar el desarrollo económico ni la generación de empleo. Desde la perspectiva financiera, ExxonMobil reportó ingresos totales de 83.
1 mil millones de dólares en el primer trimestre de 2025, cifra que aunque quedó por debajo de las expectativas de 86.1 mil millones, presentó ganancias ajustadas por acción superiores al consenso con 1.76 dólares frente a un estimado de 1.70. Esto sugiere que la compañía mantiene una sólida posición financiera para respaldar inversiones significativas en tecnologías limpias y nuevos proyectos.
El próximo paso para el proyecto en Baytown es la decisión final de inversión (FID, por sus siglas en inglés), que se espera en 2025, pendiente de que se den las condiciones reguladoras y políticas públicas favorables. La aprobación gubernamental es crucial para garantizar incentivos que permitan la viabilidad económica y competitividad del hidrógeno y ammoníaco de bajo carbono frente a los combustibles tradicionales. Este hito ocurre en un momento en el que la industria energética enfrenta desafíos multitudinarios. La presión por reducir la huella de carbono, la volatilidad en los precios del petróleo y gas, y la necesidad de encontrar fuentes alternativas confiables han impulsado a las grandes petroleras a diversificar sus portafolios. El desarrollo de combustibles cero o de baja emisión se posiciona como una de las alternativas más prometedoras para cumplir con los compromisos globales en materia de cambio climático.
El ammoníaco bajo en carbono, en específico, se perfila como un combustible del futuro, capaz de ser utilizado en diferentes sectores, no solo como materia prima en la industria química, sino también como sustituto del diésel o bunker fuel en el transporte marítimo, uno de los sectores más contaminantes y regulados a nivel internacional. La cooperación entre ExxonMobil y Marubeni también tiene implicaciones geopolíticas y estratégicas. Japón, mediante su alianza con una empresa estadounidense, busca asegurar un suministro estable y sostenible en su transición energética. Al mismo tiempo, ExxonMobil fortalece su posición en el mercado asiático y amplía sus horizontes en el ámbito de soluciones energéticas bajas en carbono. Las perspectivas a largo plazo para ambas compañías parecen sólidas, ya que la demanda mundial de energía se prevé continuará creciendo, pero bajo un contexto donde la sostenibilidad y la reducción de emisiones se convierten en parámetros innegociables.
La innovación tecnológica, la colaboración internacional y el apoyo de políticas públicas adecuadas serán determinantes para que proyectos como Baytown se consoliden y puedan escalar a nivel global. En conclusión, el acuerdo entre ExxonMobil y Marubeni representa una novedosa y relevante iniciativa en el campo de la energía limpia. Mediante la producción y comercialización de ammoníaco bajo en carbono apoyado en hidrógeno casi libre de emisiones, las dos corporaciones no solo buscan satisfacer la demanda energética actual, sino también ofrecer una solución viable para un futuro más sostenible. Este tipo de proyectos son fundamentales para acelerar la transición energética mundial y mitigar los efectos del cambio climático, evidenciando que la industria petrolera puede ser parte activa en la evolución hacia fuentes de energía menos contaminantes.