Las startups pequeñas enfrentan numerosos desafíos a la hora de crecer y posicionarse en mercados competitivos. Entre ellos destacan la limitación presupuestaria, la necesidad de validar rápidamente sus productos y la importancia de conectar con comunidades tecnológicas que puedan aportar talento, ideas y retroalimentación valiosa. Una estrategia que ha demostrado ser altamente efectiva para startups en etapas tempranas es participar en hackathons pequeños, especialmente aquellos organizados en entornos universitarios o regionales. Lejos de lo que se podría pensar, la elección de eventos más modestos puede representar grandes beneficios que superan con creces la visibilidad que podría obtenerse en los hackathons masivos y de renombre internacional. La esencia de los hackathons radica en la concentración de talento creativo y técnico en un espacio limitado de tiempo, donde los participantes desarrollan soluciones y prototipos utilizando distintas herramientas y APIs.
Para una startup pequeña, acudir a un hackathon representa una oportunidad única para poner a prueba sus plataformas con usuarios reales y variados, identificar puntos débiles de la documentación y experiencia de usuario, y, de manera importante, recibir retroalimentación genuina de desarrolladores. Los hackathons grandes, usualmente ubicados en universidades reconocidas a nivel nacional o en importantes centros tecnológicos, presentan un ambiente muy competitivo y saturado de patrocinadores. Esto implica que la atención de los participantes está dividida y que las startups nuevas pueden pasar desapercibidas entre una multitud de grandes empresas y productos consolidados. Además, los paquetes de patrocinio en estos eventos demandan grandes inversiones de dinero, un lujo que pocas startups pueden permitirse sin afectar otros frentes de su crecimiento. Por otro lado, los hackathons pequeños, organizados por universidades que cuentan con comunidades activas pero menos masivas, ofrecen ventajas significativas.
El costo de patrocinio es mucho más accesible, lo que permite a las startups invertir en presencia de marca, premios y talleres, sin exceder presupuestos ajustados. Además, la interacción con estudiantes y desarrolladores es mucho más directa y personalizada. En estos espacios reducidos, los emprendedores pueden exponer con mayor detalle su producto, organizar talleres prácticos y responder a dudas de manera efectiva, construyendo relaciones genuinas con potenciales usuarios e incluso futuros colaboradores. Este tipo de eventos también brinda a las startups la oportunidad de validar la usabilidad y calidad de sus APIs bajo condiciones reales de uso. Ver cómo cientos de estudiantes intentan construir proyectos interpretando la documentación es una prueba invaluable para detectar errores, ambigüedades o aspectos que podrían dificultar la integración.
Esta “batalla en el campo de juego” revela insights que ningún test interno o feedback limitado puede ofrecer. Además, los hackathons sirven para afinar el discurso comercial dirigido a desarrolladores, entendiendo qué elementos de la propuesta son más atractivos y cuáles necesitan ser clarificados o reforzados. Otra ventaja fundamental es la creación de comunidad y red de contactos. Las startups participan activamente en un ecosistema dinámico donde los talentos están comenzando sus carreras. Al ser de las primeras en apoyar y colaborar, las empresas pequeñas pueden posicionarse como la opción preferida para desarrolladores en proceso de aprendizaje, creando lazos que a futuro podrían traducirse en interns, empleados o aliados estratégicos.
Al pensar en presupuesto, es importante destacar que con montos alrededor de seis mil dólares, una startup puede participar en múltiples hackathons pequeños con un retorno de inversión mucho más tangible que al elegir un solo evento grande. Este presupuesto permite cubrir mesas de exhibición, organizar talleres, ofrecer premios no necesariamente en efectivo y atender personalmente a los participantes. La clave está en seleccionar eventos donde el público objetivo sea compatible con los intereses de la startup y donde haya flexibilidad para llevar a cabo acciones enriquecedoras. Para maximizar los beneficios, es fundamental que las startups lleguen preparadas para casi todo, especialmente en equipos muy reducidos. La presencia simultánea de dos o más miembros de la startup en el evento permite atender el constante flujo de preguntas, captar feedback y organizar actividades paralelas.
Alojarse cerca del lugar del hackathon ayuda a recargar energías y mantener la concentración durante largas horas. También es recomendable prestar atención especial a la última etapa del hackathon, cuando el nivel de interacción generalmente se incrementa y los participantes suelen buscar asesoría para solucionar dudas y mejorar sus proyectos. Si bien pueden resultar tentadores los premios en efectivo, las startups deben tener en cuenta que en muchos hackathons pequeños estos están limitados o directamente prohibidos debido a normativas que evitan trampas. Sin embargo, ofrecer incentivos en forma de productos, merchandising o experiencias puede ser igual de efectivo para motivar a los equipos a utilizar sus APIs o herramientas. Además, el valor que aporta la experiencia directa de trabajo con la startup suele superar al incentivo monetario en sí.