En Rotterdam, un incidente inesperado ha tenido lugar en el Museo Boijmans Van Beuningen, uno de los espacios artísticos más importantes de los Países Bajos. Un niño causó daños superficiales a una valiosa pintura abstracta de Mark Rothko, titulada “Grey, Orange on Maroon, No. 8”. Esta obra, que forma parte de la colección del museo, está valorada en decenas de millones de libras y representa un legado artístico fundamental en la historia del arte moderno. La pintura de Rothko sufrió arañazos visibles en la capa de pintura no barnizada, específicamente en la parte inferior del lienzo.
El daño ocurrió en un momento en que la obra estaba expuesta en un almacén cercano al museo principal, debido a las reformas que se están llevando a cabo en el edificio principal donde normalmente se exhiben estas joyas artísticas. El menor tocó la obra durante un momento en que la pieza no estaba vigilada, lo que facilitó el acceso y el consecuente daño. El Museo Boijmans Van Beuningen ha reaccionado rápidamente a la situación, buscando asesoría especializada tanto en Holanda como en el extranjero para evaluar los daños y decidir el mejor procedimiento para la restauración de la pintura. Actualmente se están investigando las mejores opciones para el tratamiento y conservación, con la esperanza de que la obra pueda volver a ser expuesta al público en el futuro cercano. Mark Rothko es una de las figuras más relevantes del expresionismo abstracto y sus trabajos han alcanzado precios millonarios en subastas internacionales.
Nacido en 1903 en un territorio que hoy corresponde a Letonia, Rothko emigró a Estados Unidos durante su infancia y desarrolló un estilo artístico caracterizado por grandes campos de color que exploran la emoción y la contemplación. Su obra ha sido objeto de admiración y estudio durante décadas, y muchas de sus piezas se encuentran entre las favoritas de coleccionistas y museos de todo el mundo. El daño a “Grey, Orange on Maroon, No. 8” no es el primer episodio en el que una obra de Rothko ha sufrido vandalismo o daños accidentales. En 2012, por ejemplo, otra obra del artista titulada “Black on Maroon”, que se exhibía en la Tate Modern de Londres, fue vandalizada de forma intencional.
En aquella ocasión, el acto deliberado de un hombre que dañó la pintura causó una alarma considerable en la comunidad artística y cultural, mostrando la delicadeza y el valor no solo económico sino también histórico que tienen estas obras maestras. El valor estimado de la pintura de Rothko en Rotterdam es de entre 40 y 50 millones de euros, según la valoración realizada hace unos años por el reconocido coleccionista neerlandés Bert Kreuk. Esta cifra refleja no solo el prestigio del artista sino también la importancia que tiene la obra dentro del panorama del arte contemporáneo y abstracto. El incidente ha reavivado el debate sobre la seguridad en las exposiciones artísticas, particularmente en espacios que deciden mostrar colecciones valiosas en lugares alternativos o menos controlados, como almacenes que son accesibles al público. La vigilancia y protección adecuada de obras de este calibre son esenciales para prevenir daños accidentales o intenciones dañinas, asegurando que las generaciones futuras puedan disfrutar de estas piezas únicas.
Además, este suceso también pone en evidencia la necesidad de programas educativos y de concientización para visitantes de museos, incluidos los niños. Educar sobre el respeto y cuidado que requieren estas expresiones artísticas puede ayudar a evitar incidentes y a formar un público más responsable. Los museos suelen implementar normas estrictas que prohíben el contacto físico con las obras, pero situaciones como la vivida en Rotterdam siempre pueden suceder si no hay supervisión constante. En cuanto a la restauración, los expertos en conservación enfrentan un desafío delicado. La capa de pintura sobre la que se produjo el daño es no barnizada, lo que complica el proceso de reparación, ya que cualquier intervención se debe realizar con extremo cuidado para no alterar o perder la esencia original de la obra.
La tecnología y las técnicas actuales permiten que este tipo de daños sean tratados de manera efectiva, pero el procedimiento puede ser costoso y prolongado. El museo ha sido reservado sobre el coste estimado de la restauración y prefiere mantener la discreción hasta que se definan claramente los pasos a seguir. No obstante, experiencias previas con restauraciones de obras de Rothko demuestran que los procesos pueden durar varios meses o incluso años para garantizar un resultado óptimo y preservar la integridad artística. Este evento en Rotterdam es un recordatorio de la fragilidad del patrimonio artístico mundial. Las obras maestras no solo enfrentan amenazas naturales como el paso del tiempo y las condiciones ambientales, sino también riesgos humanos, ya sean accidentales o intencionados.