Vitalik Buterin, cofundador de Ethereum, ha presentado una visión revolucionaria y audaz para el futuro de esta plataforma blockchain. En un mundo donde la tecnología blockchain evoluciona rápidamente y la complejidad técnica puede convertirse en un obstáculo para la adopción masiva, Buterin apuesta por simplificar Ethereum con el objetivo de que, en cinco años, sea tan sencillo y robusto como Bitcoin. Esta iniciativa no solo pretende mejorar la eficiencia y seguridad de Ethereum, sino también facilitar su mantenimiento y reducir los riesgos asociados a su desarrollo. La propuesta fue detallada en un blog titulado “Simplifying the L1”, publicado el 3 de mayo de 2025, donde Buterin expone su plan para reestructurar la arquitectura de Ethereum profundizando en aspectos clave como el consenso, la ejecución y los componentes compartidos de la red. El ecosistema de Ethereum se ha caracterizado históricamente por su complejidad y por la incorporación constante de nuevas funcionalidades, lo que lo ha convertido en una plataforma muy poderosa para aplicaciones descentralizadas (dApps) y contratos inteligentes.
Sin embargo, este dinamismo también ha generado ciclos de desarrollo prolongados, costos elevados y mayores posibilidades de errores o vulnerabilidades. Vitalik reconoce que algunos de estos desafíos son consecuencia directa de decisiones previas, incluyendo las propias, en donde se priorizó la innovación a costa de la simplicidad. En ese sentido, se ha inspirado en Bitcoin, cuya esencia minimalista ha probado ser una fórmula exitosa para sostener una red segura, estable y ampliamente adoptada. Una de las áreas centrales en el plan de simplificación es el mecanismo de consenso de Ethereum. Actualmente, luego de la transición a prueba de participación (proof-of-stake, PoS), la red cuenta con componentes complejos como epochs, comités de sincronización, y el barajado de validadores, elementos que contribuyen a la complejidad y dificultan el mantenimiento eficiente.
Vitalik propone implementar un modelo de “finalización en tres slots” (3-slot finality), que reduciría el número de validadores activos en simultáneo y permitiría usar reglas de elección de bifurcación (fork choice rules) mucho más simples y seguras. Además, sugiere adoptar protocolos basados en agregación STARK (Scalable Transparent Argument of Knowledge) para descentralizar y simplificar la coordinación de la red, favoreciendo un sistema de consenso más manejable y menos propenso a errores. En la capa de ejecución, Buterin plantea una transformación igualmente impactante. Actualmente, Ethereum utiliza la Ethereum Virtual Machine (EVM) para procesar contratos inteligentes, una máquina virtual cuya arquitectura presenta altos niveles de complejidad. Vitalik propone migrar hacia una máquina virtual que sea más compatible con las pruebas de conocimiento cero (zero-knowledge proofs), específicamente una basada en RISC-V, una arquitectura abierta y minimalista para el diseño de procesadores.
Esta transición podría significar una mejora de hasta 100 veces en el rendimiento de los cálculos relacionados con pruebas de conocimiento cero, además de simplificar considerablemente la base del protocolo. Para asegurar una migración fluida y proteger la compatibilidad con proyectos y contratos existentes, Vitalik sugiere que los contratos desarrollados para la EVM sigan funcionando dentro de la nueva infraestructura mediante un intérprete RISC-V, permitiendo una convivencia de ambas máquinas virtuales durante una fase de transición que no afecte la operatividad de la red. Otro pilar fundamental de la propuesta es establecer estándares protocolarios a nivel global dentro del ecosistema Ethereum. Buterin apunta a consolidar la implementación de un único método de codificación por eliminación (erasure coding), un formato único de serialización, con preferencia por SSZ (Simple Serialize), así como una estructura unificada de árboles de datos. Todo esto con el fin de evitar la redundancia y simplificar las herramientas y la infraestructura que soportan Ethereum.
La simplicidad, según el propio Vitalik, comparte muchas cualidades con la descentralización. Al hacer el código más sencillo, auditables y reducido, se facilita la participación de más desarrolladores y validadores en la red, ayudando a preservar su espíritu descentralizado. En este marco, recomienda emplear una especie de límite en las líneas de código, similar a lo que realiza Tinygrad, donde la lógica crítica para el consenso se mantiene lo más contenida y clara posible, mientras que las características heredadas pero no esenciales quedan fuera del núcleo del protocolo y pueden gestionarse por separado. Esta propuesta integrada llega en un momento crucial, ya que Ethereum está enfrentando una competencia creciente de otras cadenas de bloques de capa uno (L1), muchas de las cuales han ganado terreno en términos de adopción y desarrollo. Según declaraciones recientes durante un panel en el evento LONGITUDE de Cointelegraph, expertos como Alex Svanevik, CEO de Nansen, han señalado que Ethereum está perdiendo cuota de mercado frente a rivales que ofrecen opciones más rápidas y sencillas.
La apuesta de Buterin intenta revertir esta tendencia para mantener la relevancia y liderazgo de Ethereum a largo plazo, enfocándose en lo que podría definirse como un retorno a los principios fundamentales del diseño blockchain: seguridad, eficiencia y simplicidad. Las innovaciones recientes como la adopción de proof-of-stake o la integración de tecnologías de pruebas de conocimiento cero basadas en zk-SNARKs fueron pasos importantes hacia una red más robusta y sostenible, pero según Vitalik, la complejidad técnica generada ha frenado la velocidad de desarrollo y ha elevado los costos operativos. El camino hacia una Ethereum más simple no está exento de desafíos técnicos y de comunidad. La transición a una base de código más liviana y estandarizada requiere consenso entre desarrolladores, empresas, validadores y usuarios, además de una ejecución meticulosa para evitar interrupciones o vulnerabilidades. Pero la visión de Buterin también abre la puerta a un ecosistema más accesible y abierto, donde la innovación pueda darse sobre una base sólida y menos sobrecargada.