En los últimos años, el fascinante mundo de las criptomonedas ha atraído a millones de personas que buscan obtener ganancias rápidas e impresionantes. Sin embargo, este nuevo ecosistema financiero también ha abierto la puerta a una variedad de fraudes que han llevado a muchos a perder sus ahorros de toda la vida. Uno de los engaños más notorios en este ámbito es el conocido como “pig butchering” o “matanza de cerdos”, que ha estado estafando a estadounidenses por miles de millones de dólares anualmente. El término "pig butchering" se refiere a una técnica de estafa cuidadosamente diseñada, que busca atraer a las víctimas mediante la promesa de inversiones en criptomonedas que garantizan rendimientos altísimos. Pero, al igual que en la cría de cerdos, donde se alimenta al animal hasta alcanzar su peso ideal antes de sacrificio, los estafadores engordan los fondos de las víctimas con aparentes ganancias, solo para luego despojarles de todo su dinero.
Las víctimas suelen ser contactadas a través de redes sociales, aplicaciones de mensajería e incluso plataformas profesionales como LinkedIn. Aquí es donde los estafadores se presentan con identidades cuidadosamente construidas, a menudo como individuos atractivos y exitosos que han encontrado el secreto para ganar dinero en el volátil mercado de las criptomonedas. Con promesas de rendimientos insólitos, logran que las personas se registren en plataformas falsas, donde depositan sus ahorros, creyendo que están en camino a la riqueza. Este fenómeno ha servido de caldo de cultivo para fraudes masivos. Según el FBI, las pérdidas por estafas de inversión en criptomonedas han aumentado de 3 mil millones de dólares en 2022 a 4.
5 mil millones en 2023. En solo seis meses de 2024, se reportaron más de 18,000 quejas relacionadas con estafas de inversión en criptomonedas, con pérdidas que superan los 1.9 mil millones de dólares. La desesperante realidad es que una parte considerable de los estafadores que realizan estas actividades opera desde países con escasas o nulas regulaciones, lo que complica aún más la labor de las autoridades estadounidenses para llevarlos ante la justicia. Un ejemplo impactante de esta estafa es el caso de Jim Wilkerson, un residente de Carolina del Norte que perdió más de 750,000 dólares tras una serie de inversiones que inicialmente parecían legitimas.
Jim fue contactado a través de LinkedIn y, atraído por las promesas de ganancias rápidas, decidió invertir. Después de observar retornos de entre el 21% y el 24%, continuó invirtiendo su dinero hasta que al intentar retirar sus ganancias, se enfrentó a problemas que culminaron en la pérdida total de sus ahorros. Pamela Magnum, otra víctima, también cayó en esta red. A través de las redes sociales, se dejó llevar por lo que parecía una oportunidad para ganar dinero extra. Empezó con una inversión de 3,500 dólares, que rápidamente supuestamente creció a 54,000.
Sin embargo, cuando intentó recuperar su inversión de 70,000 dólares, se encontró con que la comunicación había cesado por completo y su dinero había desaparecido. Los casos de Jim y Pamela ilustran cómo estos estafadores no solo dañan financieramente a sus víctimas, sino que también juegan con sus emociones, haciéndolos sentir inteligentes y exitosos durante el tiempo en que las ganancias parecen reales. Esta fase de “fatten the pig” (engordar al cerdo) es un componente clave de la estrategia de los estafadores, quienes crean la ilusión de una inversión legítima solo para maximizar el monto que pueden despojarle a la víctima. La ingeniería detrás de estos fraudes es cada vez más sofisticada. Los estafadores han comenzado a utilizar inteligencia artificial y aprendizaje automático para dirigirse a sus víctimas de manera más efectiva.
Con estas herramientas, los criminales pueden crear plataformas que imitan a la perfección los intercambios legítimos de criptomonedas, lo que dificulta que los nuevos inversionistas puedan distinguir entre lo real y lo falso. Hasta ahora, las autoridades han tenido un enfoque multifacético para combatir estos fraudes. Michael Easley, fiscal de EE. UU. para el distrito oriental de Carolina del Norte, ha subrayado el compromiso de su oficina y del FBI para recuperar los fondos robados a las víctimas.
Recentemente, lograron confiscar casi 5 millones de dólares en criptomonedas supuestamente robadas en una operación de “pig butchering”. Sin embargo, el verdadero desafío radica en la internacionalización de estos delitos. Muchos de los estafadores operan desde lugares lejanos como Myanmar, donde las leyes locales no permiten la extradición. La situación es aún más compleja cuando consideramos que algunas de las personas detrás de estas estafas pueden también ser víctimas: personas que han sido traficadas y obligadas a trabajar en entornos peligrosos y abusivos. Según un informe de las Naciones Unidas, se estima que al menos 200,000 personas en diversas partes del mundo han sido capturadas y forzadas a operar en estafas de este tipo.
La historia de “Sara”, una mujer que fue secuestrada bajo la falsa promesa de un trabajo, es particularmente reveladora. Después de ser llevada a un campo de trabajo forzado en Myanmar, Sara se dio cuenta del peligro que la rodeaba al ser custodiada por hombres armados. El efecto de estos fraudes es devastador, no solo a nivel financiero sino también emocional. Las víctimas suelen sentirse avergonzadas y culpables por haber caído en el engaño, lo que exacerba el impacto en su salud mental. La divulgación de estas historias es vital, no solo para ayudar a otros a evitar caer en la misma trampa, sino también para presionar a las autoridades a actuar con más determinación contra estos delitos.
Para aquellos que buscan protegerse de estafas de inversión en criptomonedas, es crucial estar permanentemente alerta. No caer en la trampa del “dinero fácil” y siempre investigar a fondo cualquier oportunidad que se presente es fundamental. Si alguna vez sospechas que has sido víctima de una estafa, actúa rápidamente y contacta a las autoridades. En conclusión, el fenómeno del “pig butchering” en el mundo de las criptomonedas es un recordatorio de que no todas las oportunidades son lo que parecen. Las inversiones pueden ofrecer un camino hacia la riqueza, pero también pueden ser un campo de batalla lleno de peligros, donde la ignorancia puede costar muy caro.
La educación y la prevención son nuestras mejores herramientas para enfrentar esta creciente amenaza en el ámbito financiero.