El mundo de las criptomonedas continúa siendo un terreno volátil y lleno de riesgos, incluso para figuras públicas con una fuerte influencia en los mercados. Un ejemplo notable es WLFI (World Liberty Financial), el proyecto criptográfico ligado a la familia del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump. Desde su lanzamiento, WLFI ha despertado mucha atención tanto por la participación directa de Trump y sus hijos como por las controversias relacionadas con posible conflicto de intereses y las fluctuaciones financieras que han experimentado sus inversiones. En este análisis detallado, exploraremos el recorrido de WLFI, la composición de su portafolio cripto, los resultados financieros obtenidos y las implicaciones políticas y regulatorias que rodean al proyecto. WLFI fue lanzado en septiembre de 2024, apenas unas semanas antes de la asunción de Trump como presidente, lo que generó una considerable especulación sobre el momento estratégico detrás de este movimiento.
Los fundadores de WLFI incluyen al magnate inmobiliario Steve Witkoff y su hijo Zach, junto con destacados influencers y expertos en criptomonedas, como Chase Herro y Zak Folkman. Sin embargo, lo que realmente distinguió a esta iniciativa fue la presencia directa de Trump y sus hijos, quienes ocuparon cargos simbólicos pero emblemáticos dentro del ecosistema WLFI: Donald Trump como “principal defensor de las criptomonedas”, mientras que Eric, Donald Jr. y Barron actuaron como embajadores del espacio Web3. Un aspecto crítico de WLFI figura en su estrategia de financiamiento mediante ventas de tokens propias. La primera ronda se realizó en octubre de 2024, generando alrededor de 300 millones de dólares por la venta de 20 mil millones de tokens WLFI a un precio de 0.
015 dólares cada uno. Posteriormente, una segunda venta, anunciada el mismo día de la inauguración presidencial en enero de 2025, cerró con éxito en marzo, captando 250 millones adicionales, aunque con un precio significativamente más alto por token, llegada a 0.05 dólares, reflejando un aumento del 230 por ciento respecto a la primera ronda. Es importante destacar que estos tokens WLFI no son transferibles ni intercambiables en los mercados públicos, solo disponibles para inversores acreditados, lo que ha generado cuestionamientos sobre la liquidez y el acceso al largo plazo. A nivel de cartera, WLFI se ha comportado como un fondo cripto tradicional, acumulando una variedad de monedas digitales distribuidas mayormente entre stablecoins y activos de alta capitalización como Bitcoin envuelto (WBTC) y Ether (ETH).
El portafolio, valorado aproximadamente en 103 millones de dólares en el momento actual, está dominado por inversión en USDC, una stablecoin respaldada por dólares, que proporciona estabilidad frente a la volatilidad inherente del mercado cripto. Además, contiene participaciones notables en tokens como Mantle (MNT), Movement (MOVE), Sei (SEI), Avalanche (AVAX), Tron (TRX) y Ondo (ONDO). Pese a esta diversificación, no todas las inversiones han tenido éxito. Los activos como MNT, MOVE y ONDO han experimentado pérdidas significativas, con MOVE perdiendo más del 50 % de su valor desde la compra, equivalente a más de dos millones de dólares en pérdidas. En conjunto, considerando los precios promedio de adquisición y el valor actual de los activos, WLFI enfrenta pérdidas aproximadas de 4.
28 millones de dólares, una cifra considerable que refleja tanto la volatilidad de los mercados como las decisiones de inversión tomadas dentro de un contexto desafiante. Otro dato relevante es la gestión activa del portafolio, en especial a través de Coinbase Prime, una plataforma privilegiada de intercambio para grandes inversores. WLFI ha trasladado repetidamente grandes cantidades de ETH y BTC a esta plataforma, coincidiendo con períodos de gran actividad promocional por parte de la familia Trump en redes sociales, especialmente Eric Trump, quien en enero de 2025 promovió activamente la compra de Ether a través de la red social X. Esta sincronización ha generado críticas y sospechas de posibles movimientos que beneficien los intereses personales mediante influencias externas, lo que amplifica la preocupación sobre posibles conflictos de interés. Estos conflictos se profundizan en torno a la stablecoin lanzada por WLFI, denominada USD1, que comenzó a cotizar en exchanges centralizados en marzo de 2025.
La preocupación de los reguladores y algunos miembros del Senado se centra en la capacidad de Trump para influir en la política regulatoria de stablecoins con su proyecto, especialmente en un contexto en el que se discuten marcos regulatorios específicos para estas monedas digitales en el Congreso estadounidense. La simultaneidad entre decisiones regulatorias, anuncios presidenciales y movimientos en el mercado ha sido vista por algunos analistas como un escenario potencialmente problemático que podría repercutir en la confianza y legitimidad del proyecto. Adicionalmente, la administración Trump ha mostrado una postura ambivalente pero generalmente favorable hacia la industria cripto, habiendo abandonado varios esfuerzos de alta fiscalización y promoviendo marcos regulatorios que benefician a compañías y proyectos del sector. Esta apertura regulatoria ha conducido a inversiones relevantes dentro de WLFI, como la de DWF Labs, que en abril de 2025 aportó 25 millones de dólares y se comprometió a proporcionar liquidez para USD1, consolidando una mayor infraestructura financiera alrededor del proyecto. En el plano social y mediático, WLFI no solo representa un vehículo monetario, sino también un símbolo potente del intento de la familia Trump por posicionarse dentro del sector tecnológico y financiero emergente.
Sin embargo, la falta de resultados claramente positivos y las pérdidas financieras recientes reflejan los riesgos inherentes a la especulación cripto y la complejidad de gestionar un proyecto que, además, arrastra la carga de controversias políticas. Esto ha generado una narrativa conflictiva, entre quienes ven a WLFI como una apuesta audaz y pionera, y quienes cuestionan la ética y viabilidad del proyecto. En resumen, el camino de WLFI es una ventana hacia las múltiples dinámicas que se cruzan en el universo de las criptomonedas cuando estas interactúan con el poder político y económico. Su desempeño, marcado por resultados mixtos y una considerable pérdida de valor en algunos activos, junto con cuestionamientos regulatorios y éticos, representa un caso de estudio para comprender cómo la criptoeconomía puede verse afectada por factores ajenos exclusivamente al mercado. Para los interesados en criptomonedas, WLFI ofrece tanto lecciones de estrategia y diversificación como advertencias sobre la importancia de la regulación y la transparencia en un sector que evoluciona rápidamente y donde las figuras públicas influyentes pueden impactar significativamente en el rumbo de la inversión digital.
El futuro de WLFI dependerá no solo del comportamiento del mercado cripto global, sino también del desarrollo político y legislativo en Estados Unidos, la aceptación general de sus tokens y la confianza que pueda generar su equipo directivo. La historia reciente ha evidenciado que, a pesar de la fama y el respaldo mediático, invertir en criptomonedas sigue siendo una tarea que requiere prudencia, análisis profundo y consideración de múltiples variables más allá del entusiasmo inicial o el respaldo institucional. WLFI sigue siendo un actor a observar en esta intrigante intersección entre política, finanzas y tecnología.