En los últimos años, el auge de las redes sociales ha transformado la forma en que las marcas se comunican con los consumidores. Los influencers se han convertido en una herramienta clave en el marketing digital, aprovechando su capacidad para conectar con audiencias específicas y generar confianza entre sus seguidores. Sin embargo, con esta influencia viene una responsabilidad significativa, especialmente en lo que respecta a cumplir con las obligaciones fiscales. Recientemente, Rohaizad Abd Fandi, director asistente principal de la Junta Regional de Ingresos de Putrajaya (IRB), enfatizó la importancia de que los influencers sean ejemplos a seguir para la sociedad, especialmente en lo que respecta al cumplimiento de las leyes fiscales. Según Fandi, aunque muchos influencers no reciben un sueldo fijo como los empleados tradicionales, esto no los exime de sus deberes tributarios.
La economía digital, que incluye a los influencers, ha visto un crecimiento explosivo. En Malasia, por ejemplo, se estima que los microinfluencers, que son aquellos con más de 10,000 seguidores, pueden generar ingresos significativos promoviendo productos y servicios. Al mismo tiempo, los macroinfluencers, con más de 100,000 seguidores, a menudo hacen de esta actividad su carrera principal, lo que implica que generan ingresos que son, sin duda, sujetos a impuestos. El mensaje de la IRB es claro: todos, incluidos aquellos que operan en la economía digital, deben cumplir con las leyes fiscales. Esto significa que, aunque un influencer no gane suficiente dinero para estar gravado, aún debe presentar su declaración de impuestos.
La razón detrás de esta expectativa es simple; el cumplimiento tributario no solo es una responsabilidad individual, sino una contribución esencial al desarrollo nacional. Fandi indicó que los ingresos generados por los influencers se consideran ingresos de negocios, lo que significa que están obligados a presentar el formulario de declaración de impuestos correspondiente. Esto incluye el uso de la plataforma de e-Filing disponible en el portal MyTax, donde deben reportar sus ingresos antes del 30 de junio cada año. Es un proceso que, si bien puede parecer complicado, no es insuperable. Además, la IRB ha establecido que los influencers deben mantener registros de todas sus transacciones y o gastos durante un período de siete años.
Esto incluye recibos, estados de cuenta bancarios, documentos de ventas y cualquier contrato que hayan firmado con marcas o empresas. La falta de cumplimiento en el mantenimiento de estos registros puede llevar a que se les niegue la reclamación de gastos o alivios fiscales, así como a sanciones significativas. La posición de los influencers en la sociedad es única. Por un lado, tienen el poder de influir en las decisiones de compra de sus seguidores, pero por otro, también están en una posición donde su comportamiento y acciones pueden ser vistas como ejemplos para otros. Aquellos que tienen un gran número de seguidores, por lo tanto, deberían considerar no solo sus acciones de marketing, sino también sus obligaciones sociales y fiscales.
Fandi también destacó el hecho de que la tributación no debe verse como una carga, sino más bien como una oportunidad para contribuir al bien común. Los impuestos son fundamentales para financiar servicios públicos, infraestructura y otros programas que benefician a toda la sociedad. Desde esta perspectiva, los influencers tienen la responsabilidad de ser ciudadanos fiscales responsables. El mensaje de la IRB es una clara indicación de que la cultura de cumplimiento fiscal puede y debe empezar a cambiar entre los jóvenes. La nueva generación de creadores de contenido y emprendedores digitales debería adoptar una mentalidad que valore la importancia de sus contribuciones fiscales.
Al hacerlo, no solo asegurarán su propio futuro, sino que también sentarán las bases para una cultura más centrada en la responsabilidad social. La IRB anunció la organización de un seminario nacional sobre tributación, programado para el 23 y el 29 de octubre, con el objetivo de educar a los influencers y otros trabajadores de la economía digital sobre sus obligaciones fiscales. Este tipo de iniciativas educativas son cruciales para garantizar que todos conozcan sus derechos y responsabilidades desde el inicio de sus carreras. Los influencers deben aceptar que, al aceptar colaboraciones pagadas y promocionar productos en sus plataformas, están participando activamente en la economía. Y como todos los que contribuyen a esta economía, tienen la obligación de registrarse y declarar sus ingresos.
El cumplimiento de las leyes fiscales es, en última instancia, un reflejo de la integridad y la ética profesional de un influencer. En definitiva, los influencers tienen el poder de moldear pensamientos, tendencias y comportamientos en la sociedad moderna. Esto trae consigo no solo la oportunidad de convertirse en líderes de opinión, sino también la responsabilidad de ser ejemplos a seguir en todos los aspectos, incluida la declaración y pago de impuestos. La IRB ha dejado claro que el futuro de la industria del influencer no solo dependerá de su capacidad para atraer seguidores y generar ingresos, sino también de su disposición a cumplir con los estándares fiscales establecidos. La presión para que los influencers actúen como modelos a seguir nunca ha sido tan fuerte.
La sociedad ansía ver ejemplos concretos de responsabilidad y ética, especialmente en un mundo donde las plataformas digitales dominan la comunicación. Cada influencer tiene la oportunidad de marcar la diferencia no solo en el marketing, sino también en la promoción de una cultura de cumplimiento que beneficie a todos. Por lo tanto, el llamado de la IRB a los influencers es claro: cumplan con sus obligaciones fiscales y sirvan como ejemplos de responsabilidad social. En última instancia, todos tenemos una parte que desempeñar en la construcción de sociedades más justas y equitativas, y esto comienza con el respeto por las leyes fiscales y el compromiso con el bienestar colectivo.