El mercado de almacenamiento a largo plazo alcanzará los 223 mil millones de dólares en 20 años, según IDTechEx La transición hacia las energías renovables está en pleno auge, y con ella surge una demanda creciente de tecnologías que puedan almacenar energía de manera eficiente. Un reciente informe de IDTechEx pronostica que el mercado de almacenamiento a largo plazo (LDES, por sus siglas en inglés) alcanzará la impresionante cifra de 223 mil millones de dólares en dos décadas. Este crecimiento no sólo es un reflejo del cambio en el panorama energético global, sino también de la necesidad urgente de garantizar un suministro eléctrico estable y fiable ante la creciente penetración de las energías renovables variables (VRE). A medida que más países adoptan fuentes de energía renovable como la solar y la eólica, la dependencia de estas energías intermitentes plantea un desafío fundamental: cómo almacenar y distribuir esta energía. La capacidad de almacenamiento a largo plazo, definida como la provisión de energía durante seis horas o más, será clave para resolver este dilema.
La probabilidad de que las fuentes de energía renovable se conviertan en las principales proveedoras de electricidad a nivel mundial para mediados de siglo está impulsando el interés en soluciones que extiendan la duración del almacenamiento energético. IDTechEx señala que el crecimiento del mercado será desigual a nivel global. Por ejemplo, se anticipa que California experimentará un aumento del 280% en la capacidad de sus energías renovables para 2035 si cumple con sus objetivos de energía limpia. Otros lugares que se perfilan como líderes en la adopción de VRE incluyen Alemania, el Reino Unido, Italia, Australia, India y Texas. En estos mercados, la demanda de almacenamiento a largo plazo se volverá cada vez más apremiante a medida que la capacidad de producción de energía renovable aumente.
El informe de IDTechEx establece un umbral fundamental: cuando al menos el 45% de la matriz energética de una región proviene de fuentes de energía renovable, el almacenamiento de energía de seis horas o más se convierte en la opción más rentable. Se espera que esta cifra se alcance a nivel global hacia finales de la década de 2030, aunque los mercados pioneros alcanzarán este umbral mucho antes. El predominio actual de las baterías de iones de litio en el mercado de almacenamiento energético está siendo cuestionado. Aunque estas baterías han demostrado ser efectivas para aplicaciones a corto plazo, su coste sigue siendo un obstáculo significativo para el almacenamiento a largo plazo. Las tecnologías de almacenamiento a largo plazo deberán ofrecer una reducción en el costo por kilovatio hora para ser viables.
IDTechEx sugiere que las alternativas como las baterías de flujo redox y el almacenamiento de aire líquido (LAES, por sus siglas en inglés) pueden representar soluciones rentables. Las baterías de flujo redox permiten desacoplar la energía y la potencia, lo que significa que el tamaño de los tanques de electrolito puede ser aumentado para mejorar la capacidad de almacenamiento sin necesidad de modificar el sistema de celdas. Esto no solo permite ajustar la duración del almacenamiento, sino que también puede resultar en menores costos de capital a medida que la demanda de almacenamiento aumenta. Las tecnologías de almacenamiento de aire líquido, por otro lado, también tienen el potencial de ser más económicas a gran escala. Este sistema permite aumentar el tamaño de los tanques de almacenamiento de aire líquido, mientras que la maquinaria de turbinas solo requiere escalas con respecto a la potencia entregada.
Estas estrategias de escalamiento no lineal podrían reducir drásticamente los costos, haciendo del almacenamiento a largo plazo una opción más accesible para muchos países. El informe también menciona una variedad de tecnologías alternativas que están siendo evaluadas para el almacenamiento prolongado de energía. Entre ellas se encuentran las baterías de hierro-aire, las baterías recargables de zinc, los sistemas de almacenamiento energético térmicos y electrotérmicos, y el almacenamiento de energía en forma de hidrógeno. Cada una de estas tecnologías presenta sus propios desafíos y oportunidades, pero todas están dirigidas a satisfacer la demanda emergente de soluciones de almacenamiento a largo plazo. La importancia de estas innovaciones no puede ser subestimada.
Con el clima en crisis y una urgencia creciente por encontrar soluciones sostenibles, la necesidad de tecnologías que puedan absorber y liberar energía de manera eficiente es más crítica que nunca. Las compañías de energía y los gobiernos están cada vez más conscientes de que la transición hacia un futuro de energía verde será imposible sin un sistema de respaldo robusto y confiable. El impacto económico de un mercado de almacenamiento a largo plazo de 223 mil millones de dólares no solo cambiará la dinámica de la industria energética, sino que también creará un gran número de empleos en ingeniería, fabricación e investigación. Este crecimiento abrirá puertas a startups innovadoras que se centran en soluciones sostenibles y a empresas establecidas que buscan diversificar sus portfolios de productos. Además, la colaboración entre sectores será fundamental.
Instituciones académicas, empresas tecnológicas y gobiernos deberán trabajar juntos para facilitar la investigación y el desarrollo de tecnologías avanzadas que no solo sean efectivas, sino que también sean accesibles y escalables. Las políticas energéticas también jugarán un papel crítico en este cambio, mientras los gobiernos establecen regulaciones y subsidios que apoyen la expansión del almacenamiento a largo plazo. El autor del informe, Conrad Nichols, analista de tecnología en IDTechEx, enfatiza que estamos solo al inicio de un viaje hacia un paisaje energético más diversificado y sostenible. En un webinar gratuito programado para el 8 de febrero, Nichols compartirá más insights sobre las potencialidades del almacenamiento a largo plazo, destacando que "el tiempo para el almacenamiento de energía a largo plazo está llegando". Mientras tanto, a medida que las empresas y los gobiernos navegan por esta transformación energética, es esencial que todos entiendan la magnitud del progreso que se necesita hacer.
La inversión en tecnologías de almacenamiento no es solo una cuestión de eficiencia energética, sino una estrategia crucial para abordar el cambio climático y garantizar un futuro sostenible. El horizonte parece prometedor, pero el camino requerirá innovación, perseverancia y colaboración entre todos los actores del ecosistema energético. El futuro del almacenamiento a largo plazo no solo se trata de cifras y proyecciones; se trata de asegurar que cada hogar, cada empresa y cada comunidad tenga acceso a una energía sostenible, confiable y asequible. Con la visión y la acción adecuadas, el mercado de almacenamiento a largo plazo no solo puede alcanzar, sino superar los 223 mil millones de dólares, transformando el paisaje energético global para el beneficio de las generaciones futuras.