El déjà vu es un fenómeno que muchas personas reconocen con facilidad: esa sensación inquietante de haber vivido antes una situación que en realidad está ocurriendo por primera vez. Sin embargo, existe un opuesto menos conocido y mucho más extraño llamado jamais vu, una experiencia que puede resultar desconcertante y hasta perturbadora. Mientras que el déjà vu genera una ilusión de familiaridad, el jamais vu provoca una sensación de extrañeza respecto a algo que sabemos que debería ser familiar. El término francés “jamais vu” significa literalmente “nunca visto” y se usa para describir ese momento en el que algo conocido se siente como si fuera completamente nuevo o extraño. Por ejemplo, caminar por un lugar muy visitado y, de repente, tener la sensación de que no lo reconoces, o mirar una palabra que sabes perfectamente bien escrita y sentir que ha perdido su significado o que parece simplemente una serie aleatoria de letras.
Este fenómeno es menos frecuente que el déjà vu y mucho menos estudiado, pero recientemente ha ganado atención dentro de la comunidad científica gracias a investigaciones pioneras que intentan desentrañar sus mecanismos cerebrales y sus implicaciones en la percepción y la memoria. Los expertos en psicología y neurociencia, como Akira O'Connor y Christopher Moulin, han estudiado el jamás vu desde diferentes perspectivas, llegando a la conclusión de que se trata de un tipo de “falla” en los procesos cognitivos relacionados con la familiaridad y la memoria. Mientras que el déjà vu ocurre cuando el cerebro detecta erróneamente familiaridad en una situación nueva, el jamais vu se produce cuando el reconocimiento cognitivo de algo conocido se ve momentáneamente interrumpido o desacoplado. Un experimento clásico para inducir el jamais vu consiste en repetir una palabra varias veces hasta que pierde su sentido. Por ejemplo, escribir o decir la palabra “puerta” de manera reiterada puede provocar que, tras un cierto número de repeticiones, la palabra deje de tener significado y se sienta lejana o confusa, como si fuera un vocablo desconocido.
Este fenómeno se conoce como saturación semántica o desgaste emocional del significado, y resulta en una sensación intensa de extrañeza. El trabajo de O’Connor y Moulin, que incluso ha sido reconocido con un premio Ig Nobel por su mezcla de rigor académico y un toque de humor, ha demostrado cómo la repetición puede sobrecargar las representaciones mentales hasta el punto de producir esta desconexión entre significado y percepción. La sensación de jamás vu puede acompañarse de una fuerte percepción de irrealidad y confusión, dando lugar a episodios en los que la persona se siente desorientada ante lo familiar. Algunas personas reportan experiencias cotidianas de jamais vu, como tener dudas recurrentes sobre la ortografía correcta de una palabra que saben bien, o sentir que el entorno conocido de repente parece extraño o ambiguo. Incluso se ha documentado que conductores en autopistas, al enfrentarse a una monotonía repetitiva, pueden experimentar esta sensación de extrañeza que los hace sentir desconectados de sus movimientos habituales, llegando a tener que detenerse para recobrar el control y la familiaridad.
Las causas cerebrales detrás de este fenómeno están vinculadas con el procesamiento de la familiaridad en la memoria. Se cree que cuando una representación mental se vuelve demasiado automática o fluida por la repetición, el cerebro puede emitir una “señal de alerta” que provoca que se cuestione la validez de esa información. Este mecanismo probablemente cumple una función adaptativa al evitar que nuestro cerebro se quede atrapado en patrones rígidos o demasiado automáticos, manteniendo así la flexibilidad atencional y cognitiva. Desde una perspectiva neuropsicológica, el jamais vu puede considerarse como un indicador de cómo el cerebro realiza un chequeo constante de la realidad y ajusta la percepción en función de la novedad y la familiaridad. En este sentido, el fenómeno actúa como un botón de reinicio cognitivo que ayuda a evitar la saturación y el estancamiento en la mente.
El interés en el jamais vu se extiende también a su posible relación con trastornos psicológicos como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Por ejemplo, la compulsión de revisar repetidamente si una puerta está cerrada puede desencadenar efectos similares de saturación perceptiva que hacen que la persona no pueda confiar en su evaluación, generando un ciclo problemático. Comprender mejor el jamais vu podría abrir nuevas vías para el tratamiento y manejo de este tipo de condiciones. A pesar de su naturaleza desconcertante y a veces alarmante, el jamás vu no suele ser un síntoma de trastornos más graves, sino una manifestación normal aunque rara de los límites y características del funcionamiento mental humano. Personas sanas pueden experimentarlo ocasionalmente sin que represente un problema significativo.
La investigación moderna sobre el jamais vu es todavía incipiente, pero ya permite vislumbrar cómo la mente humana responde ante la repetición y la familiaridad desde una perspectiva novedosa. Gracias a experimentos bien diseñados y a descripciones detalladas de los sujetos participantes, la ciencia comienza a mapear este territorio de percepciones alteradas que forman parte del amplio espectro de experiencias de conciencia y memoria. Este tipo de estudios no solo enriquecen el conocimiento teórico sobre la cognición humana, sino que también tienen aplicaciones prácticas en áreas como la educación, la psicología clínica y el diseño de interfaces y entornos que consideren cómo la mente procesa la repetición y la novedad. Comprender el jamais vu ayuda a explicar por qué a veces nuestros cerebros nos juegan bromas que nos hacen cuestionar la realidad, y nos muestra cómo el equilibrio entre familiaridad y novedad es crucial para nuestra experiencia diaria. En resumen, el jamais vu es un fenómeno psicológico fascinante que revela mucho sobre la naturaleza de la percepción, la memoria y la conciencia.
Aunque no es tan común ni tan conocido como el déjà vu, su estudio abre una ventana singular al funcionamiento interno del cerebro, especialmente en lo que respecta a cómo gestionamos la fluidez y el significado de la información que procesamos repetidamente. La ciencia continúa avanzando para desentrañar los secretos detrás de estas experiencias cognitivas inusuales, y a medida que se profundiza en la investigación del jamais vu, probablemente se descubrirán aún más conexiones con otros aspectos de la mente humana, enriqueciendo nuestra comprensión sobre cómo interpretamos y experimentamos el mundo que nos rodea.