La forma en que entendemos el trabajo está cambiando rápidamente, especialmente entre los jóvenes de la generación Z. En un panorama laboral que evoluciona constantemente, muchos jóvenes profesionales están optando por alejarse del tradicional horario de 9 a 5 para buscar oportunidades que les permitan mayor autonomía, creatividad y, en muchos casos, mejores ingresos. Gabrielle Olya destaca un ejemplo claro de esta transformación a través del testimonio de Suzanne Ctvrtlik, una freelancer senior en diseño gráfico que ha logrado generar seis cifras anuales sin depender de un empleo convencional. El auge del trabajo freelance entre la generación Z no es casualidad. Según el Future Workforce Index de Upwork, más del 50% de los trabajadores calificados dentro de esta generación ya labora como freelancers, y se proyecta que para el 2030 la generación Z constituirá cerca del 30% de la fuerza laboral estadounidense.
Entre las motivaciones para esta transición se encuentran la búsqueda de libertad creativa, la flexibilidad en los horarios y la posibilidad de poder trabajar desde cualquier lugar del mundo. Suzanne Ctvrtlik representa perfectamente este perfil. Graduada en una época complicada para encontrar empleo estable, decidió embarcarse en la aventura del freelancing desde el inicio de su carrera. La inestabilidad y bajos salarios de las opciones tradicionales la impulsaron a buscar un camino diferente, en el que pudiera ejercer su creatividad y al mismo tiempo tener control sobre su trabajo y su vida personal. El secreto para escalar sus ingresos a seis cifras ha sido la construcción de relaciones duraderas con sus clientes.
En lugar de estar constantemente buscando nuevos proyectos, se ha centrado en ser confiable, accesible y en entregar trabajos de alta calidad que generen confianza y fidelidad. Esta estrategia silenciosa pero efectiva ha permitido que su cartera de clientes crezca orgánicamente y que sus tarifas aumenten acorde con la experiencia y el valor que aporta. Más allá de la calidad del trabajo, el manejo eficiente del tiempo ha sido crucial. Suzanne ha desarrollado sistemas para optimizar sus procesos y evitar el agotamiento, delegando tareas cuando es necesario para poder enfocarse en lo que realmente agrega valor a sus proyectos y clientes. Esto no solo le ha ayudado a manejar una mayor carga de trabajo sino también a mantener un equilibrio saludable entre su vida profesional y personal.
Una de las mayores ventajas que ella resalta de su condición freelance es la libertad geográfica. Poder trabajar mientras viaja, sin la necesidad de estar presente en una oficina, es una oportunidad que no tendría con un empleo tradicional. Esta flexibilidad no solo mejora su bienestar sino que también incrementa su productividad al permitirle elegir cuándo y cómo trabajar según sus ritmos naturales. Además, la preferencia por trabajo asincrónico y una reducción significativa en reuniones molestas ha contribuido a que Suzanne pueda concentrarse en su trabajo creativo. Poder tener el control sobre la agenda y evitar interrupciones innecesarias eleva la calidad del producto final y aumenta la satisfacción tanto de ella como de sus clientes.
Este modelo de trabajo representa un desafío para muchos jóvenes que recién se inician, ya que vencer la incertidumbre inicial y construir una reputación sólida requiere tiempo y esfuerzo. Sin embargo, tratar la carrera freelancer como un negocio formal, estableciendo procesos y metas claras, es la clave para lograr el éxito y la sostenibilidad a largo plazo. La historia de Suzanne también refleja un fenómeno global en el que las nuevas generaciones están priorizando valores diferentes respecto al trabajo. La estabilidad en un solo empleo ya no es una meta indispensable; en cambio, tienen mayor interés en la libertad creativa, la flexibilidad horaria y la posibilidad de diversificar sus fuentes de ingreso. El efecto de esta transformación laboral también tiene implicaciones significativas para las empresas que buscan talento.
A medida que aumenta la demanda de profesionales freelance capacitados, las organizaciones tendrán que adaptar sus estrategias para colaborar con equipos más flexibles y descentralizados, donde la confianza y la autonomía sean elementos centrales. La tecnología juega un papel fundamental en este cambio. Plataformas como Upwork han facilitado la conexión entre freelancers y clientes a nivel global, permitiendo que profesionales como Suzanne puedan ofrecer sus servicios sin limitaciones geográficas. Además, la automatización y herramientas digitales contribuyen a optimizar las tareas rutinarias, dejando más espacio para la creatividad y el desarrollo profesional. En resumen, la experiencia de un freelancer de la generación Z que factura seis cifras sin trabajar en un esquema tradicional de 9 a 5 muestra que la evolución del trabajo es real y palpable.
Adaptarse a esta nueva realidad requiere una mentalidad estratégica, paciencia y dedicación, pero los beneficios en términos de libertad, crecimiento profesional y satisfacción personal pueden ser inmensos. Para quienes desean seguir este camino, es fundamental entender que la clave no está únicamente en tener talento, sino en gestionar el trabajo como un negocio, cuidar las relaciones con los clientes y aprovechar al máximo las herramientas tecnológicas disponibles. El futuro del trabajo es híbrido y flexible, y la generación Z está liderando la transición hacia un modelo más humano y centrado en el equilibrio entre vida y empleo.