El 25 de abril de 2025 marcó un hito importante para el sector de las criptomonedas en Estados Unidos cuando Paul S. Atkins tomó la palabra por primera vez en su nuevo rol como presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) durante la tercera mesa redonda organizada por la institución. En este evento, titulado "Know Your Custodian: Key Considerations for Crypto Custody" (Conozca a su custodio: Consideraciones clave para la custodia de criptoactivos), Atkins destacó el enorme potencial que las tecnologías basadas en blockchain y los activos digitales representan para los inversionistas estadounidenses y para el sistema financiero en su conjunto. La intervención de Atkins no solo refleja un cambio de paradigma en la postura que la SEC había mantenido hasta entonces, sino que también abre la puerta a un panorama normativo más favorable y claro para la industria cripto estadounidense. Durante su discurso inaugural, Atkins expresó un optimismo marcado respecto a las ventajas que la tecnología blockchain puede ofrecer, tales como mayor eficiencia, reducción de costos, transparencia mejorada y mitigación de riesgos.
Se refirió a estas innovaciones como impulsoras de un mercado nuevo que puede transformar substancialmente la manera en que se gestionan y custodian los activos. No obstante, reprochó a la SEC haber fomentado, en años anteriores, un ambiente de incertidumbre regulatoria que habría frenado el desarrollo y la innovación dentro del sector. Este llamado a reformar la regulación refleja una visión que busca equilibrar la protección del inversor con la promoción de tecnologías emergentes. Atkins manifestó su disposición para colaborar estrechamente con el Congreso y la administración federal, destacando su interés en diseñar un marco regulatorio "racional y adecuado al propósito" que responda a las particularidades de los activos cripto. Asimismo, invitó a los diferentes actores de la industria a contribuir con sus perspectivas y experiencias para construir un régimen normativo más robusto y eficiente.
La presidenta de la SEC, Hester Peirce, vocalizó una postura igualmente abierta y flexible respecto al futuro del mercado cripto. En sus comentarios iniciales, Peirce enfatizó la posible coexistencia armoniosa entre modelos de custodia tradicionales y soluciones innovadoras de autocustodia facilitadas por la tecnología blockchain. También planteó interrogantes relevantes sobre la conveniencia de adoptar un enfoque basado en principios, que podría otorgar más flexibilidad y adaptabilidad frente a la rapidez con la que evoluciona este ecosistema digital. La convergencia en las posturas de Atkins y Peirce apunta a un alejamiento significativo de la línea rígida que caracterizó a la SEC en años anteriores y anticipa un proceso de reforma que podría transformar la manera en que los activos digitales entran y operan dentro del mercado de valores estadounidense. Un aspecto central del debate giró en torno a las diferencias fundamentales entre la custodia tradicional y la custodia de criptoactivos.
La discusión abordó si las entidades consideradas "custodios calificados" en virtud de la normativa vigente sobre custodia para asesores de inversión pueden o deben extenderse a la custodia de estos nuevos activos digitales, así como si es necesario establecer un régimen regulatorio específico para el sector cripto. Los análisis subrayaron que la demanda por tokenizar activos tradicionales es un fenómeno en acelerado crecimiento y que el almacenamiento de esos tokens en blockchains plantea nuevos desafíos regulatorios. Actualmente, las compañías de inversión enfrentan incertidumbre sobre cómo mantener la custodia adecuada de activos digitales, así como sobre aspectos asociados a la negociación, participación en mecanismos de staking o el ejercicio del derecho a voto de esos activos. Ante este panorama, se sugirió que las firmas activas o interesadas en ofrecer servicios con criptoactivos deberían involucrarse en el proceso consultivo, manifestando sus opiniones y experiencias respecto a la adecuación de regulaciones como la Ley de Protección al Inversionista en Valores (Securities Investor Protection Act) para atender las necesidades específicas de los clientes que interactúan con criptomonedas y activos tokenizados. Otra propuesta destacada consiste en evaluar las preferencias y comportamientos de los usuarios finales, identificando si prefieren custodiar sus activos a través de intermediarios tradicionales, como corredores o asesores de inversión, o si optan por modelos de autocustodia que aprovechan las capacidades descentralizadas inherentes a la tecnología blockchain.
También se considera crucial analizar si las reglas de custodia existentes deberían modificarse para que sean neutrales entre activos tradicionales y sus equivalentes tokenizados, garantizando así la paridad regulatoria y evitando desincentivos a la innovación. Entre las consideraciones relevantes también figura la necesidad de ajustar normativas de entidades reguladoras como la SEC y FINRA para facilitar la distribución y gestión de participaciones de fondos digitalizados, especialmente cuando estos se comercializan a través de intermediarios convencionales. Asimismo, se plantea la conveniencia de actualizar las reglas de custodia para compañías de inversión de modo que puedan soportar adecuadamente funciones propias del mundo digital, como el voto por poder (proxy voting), la negociación y el staking, permitiendo además que una gama más amplia y diversificada de instituciones pueda cumplir el rol de custodios. El posicionamiento de Atkins y Peirce refleja una apreciación profunda de la dinámica global actual, donde la tecnología blockchain se posiciona como un motor de transformaciones en mercados financieros en todo el mundo. La evolución hacia marcos regulatorios específicos y claros es fundamental para que Estados Unidos mantenga su competitividad y deje espacio para que la creatividad y los avances tecnológicos prosperen sin sacrificar la protección al inversor.
En este escenario, el diálogo abierto con la industria se presenta como una estrategia esencial, pues permitirá construir reglas que respondan a la realidad técnica y comercial del sector, evitando la aplicación rígida de normativas diseñadas para mercados financieros convencionales y líquidos, que no necesariamente encajan con las características del ecosistema de activos digitales. Este cambio de enfoque representa una oportunidad para que las instituciones financieras, firmas de inversión y startups innovadoras puedan colaborar en proponer soluciones que, a largo plazo, definan el futuro del sistema financiero digital no solo en Estados Unidos sino a nivel global. La apertura expresada por el presidente de la SEC es un indicio prometedor de que esta institución está dispuesta a escucharlos y a fomentar el crecimiento de un mercado cripto más seguro, transparente y eficiente. La gestión de Paul S. Atkins podría convertirse en un punto de inflexión en la historia regulatoria de las criptomonedas en América, impulsando la integración de activos digitales al circuito financiero tradicional de forma ordenada y beneficiosa para todos los actores involucrados.
En conclusión, la reciente intervención del presidente de la SEC y de la comisionada Peirce en el foro sobre custodia de criptoactivos ofrece una visión alentadora hacia la creación de un entorno normativo que equilibre innovación y protección al inversor. Su llamado a la colaboración con el Congreso, la industria y otras autoridades subraya la importancia de diálogo abierto para construir un marco regulatorio adaptado a las necesidades del siglo XXI. Mientras tanto, los participantes del mercado están invitados a proporcionar su opinión para guiar esta evolución y contribuir a la definición de un estándar internacionalmente competitivo para la regulación de activos digitales.