El año 2024 y comienzos de 2025 han representado para Kroger uno de los periodos más agitados en cuanto a su liderazgo desde que inició la pandemia de COVID-19. La cadena estadounidense de supermercados, con sede en Cincinnati, ha atravesado una serie de cambios abruptos en sus cargos ejecutivos de alto nivel, que han llamado la atención del sector empresarial y financiero. Este contexto de transformaciones profundiza la mirada sobre los retos que enfrenta el sector retail en un entorno post-pandémico y altamente competitivo. El quiebre más notorio ocurrió en marzo de 2025, cuando Rodney McMullen, que había desempeñado el cargo de CEO por más de once años, presentó su renuncia sorpresivamente. Su salida estuvo vinculada a una investigación interna sobre conducta personal que la empresa consideró incompatible con las políticas éticas corporativas.
Kroger no ofreció detalles exhaustivos sobre la naturaleza de la conducta, pero aseguró que no afectó ni las operaciones ni el desempeño financiero ni involucró a empleados. La reacción al retiro de McMullen fue rápida. Ron Sargent, miembro de la junta directiva y ex CEO de Staples, asumió el rol de CEO interino. Sargent enfatizó que la compañía realizará una búsqueda nacional minuciosa para encontrar un sucesor permanente, sin establecer un calendario definido para este proceso. Esta transición repentina en uno de los cargos más críticos amplificó la sensación de inestabilidad interna, dado que McMullen llevaba más de una década conduciendo la corporación.
Sin embargo, la renuncia del CEO no fue el único cambio relevante en la cúpula de Kroger. Durante el último año y medio, la empresa registró un movimiento constante de sus altos ejecutivos. En febrero de 2024, el director financiero Gary Millerchip dejó Kroger para incorporarse a Costco Wholesale, donde recibió un aumento salarial sustancial, duplicando su compensación anual. Poco después, Kroger experimentó la salida de varios otros ejecutivos, incluyendo al director de marketing y a otros cargos operativos importantes. Entre los cambios anunciados en abril de 2025, Joe Kelley, responsable de la división King Soopers & City Market en Colorado, fue promovido a vicepresidente senior de divisiones minoristas.
La responsabilidad de Kelley implica supervisar las operaciones de las tiendas a nivel nacional, reemplazando a Kenny Kimball, quien fue asignado presidente de la división Smith’s Food and Drug en Utah. Estas rotaciones reflejan una estrategia de reorganización interna encaminada a fortalecer las unidades comerciales bajo un liderazgo renovado. La salida de cinco ejecutivos de alto rango en un lapso aproximado de un año constituye la mayor disrupción en la estructura administrativa de Kroger desde 2021, cuando la pandemia generó una oleada similar de modificaciones en la empresa. Esta paralela evidencia cómo los contextos turbulentos, ya sea una crisis sanitaria o cuestiones internas, impactan directamente en la estabilidad organizacional. Las razones detrás de estas renuncias y movimientos ejecutivos son variadas pero apuntan a un escenario de alta competencia y presión por parte de actores del mercado, además de la necesidad de adaptarse a tendencias cambiantes en el comportamiento del consumidor y en la logística de la cadena de suministro.
Kroger, como una de las mayores cadenas de supermercados en Estados Unidos, ha enfrentado retos significativos para mantenerse relevante frente a competidores que invierten fuertemente en tecnología, comercio electrónico y optimización de costos. La sustitución de altos cargos puede interpretarse tanto como un esfuerzo por inyectar nuevas ideas y enfoques, como una reacción a circunstancias internas de gobernanza corporativa y ética. Especialistas en gestión destacan que la estabilidad en la alta dirección es crucial para mantener la confianza de inversionistas y empleados, así como para ejecutar estrategias a largo plazo. La designación de un CEO permanente es especialmente crítica para definir la visión futura de Kroger y manejar los inmensos desafíos que presenta el mercado minorista tras la pandemia. En paralelo, la industria de supermercados está evolucionando rápidamente, con una creciente demanda de servicios digitales, delivery y una experiencia de compra más personalizada.
Kroger ha invertido en estas áreas, pero la confirmación de una dirección estable y comprometida resulta indispensable para consolidar estas iniciativas. Otro aspecto relevante es la implicación que estos cambios pueden tener sobre la moral interna y el desempeño operativo. La salida abrupta de ejecutivos clave puede generar incertidumbre dentro de la plantilla y afectar la cultura corporativa. Por ello, Kroger debe asegurar una comunicación clara y un proceso de transición ordenado para minimizar impactos negativos. Finalmente, la experiencia de Ron Sargent, que combina liderazgo en sectores minoristas y experiencia como miembro del consejo, brinda cierta confianza temporal mientras se define un liderazgo definitivo.
Sin embargo, el mercado estará atento a la elección del próximo CEO, que determinará en buena medida el rumbo que tomará la empresa frente a la competencia y la transformación digital. En resumen, Kroger atraviesa uno de sus momentos más difíciles en materia de liderazgo desde el inicio de la pandemia, con renuncias, promociones y reasignaciones que reflejan cambios profundos dentro de la empresa. Este periodo turbulento representa tanto un desafío como una oportunidad, ya que la compañía tiene la posibilidad de reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos bajo un liderazgo renovado y enfocado en innovación y estabilidad operacional.