El mundo de las criptomonedas continúa sorprendiendo con nuevas formas de generar ganancias y atraer inversores, y el meme coin $TRUMP no ha sido la excepción. En tan solo dos días, este token asociado al expresidente Donald Trump ha generado cerca de 900,000 dólares en comisiones de trading para insiders, tras anunciar un concurso que ofrece una cena en Washington D.C. con el propio Trump a los 220 principales poseedores de la moneda. Este fenómeno no solo refleja la creciente popularidad de las criptomonedas vinculadas a figuras públicas, sino también una realidad compleja donde los límites éticos y legales parecen difusos y sujetan a crítica intensa y controversia.
El anuncio que desencadenó la escalada del $TRUMP se hizo público a través del sitio web oficial del token, donde se destacaba la oportunidad para los mayores tenedores de tener un encuentro exclusivo con Trump en su club privado de Washington, con un evento planeado para el 22 de mayo, incluyendo además un recorrido VIP por la Casa Blanca al día siguiente. Esta propuesta, además de generar expectación, tuvo un efecto inmediato en el valor del meme coin, que se incrementó más de un 50%, alcanzando una capitalización de mercado de 2.7 mil millones de dólares. Detrás de esta maniobra hay una estructura diseñada para beneficiar a los creadores y a la red cercana al expresidente. Según datos de Chainalysis, una empresa líder en análisis de blockchain, la actividad comercial vinculada al $TRUMP ha producido alrededor de 324.
5 millones de dólares en comisiones hasta la fecha, muchas de ellas canalizadas hacia billeteras controladas por el equipo detrás del proyecto. Esta dinámica se basa en un mecanismo incorporado en el token, que destina un porcentaje de cada operación comercial a estos responsables, generando ingresos constantes cada vez que el token es comprado o vendido. Este modelo de negocio ha sido habitual en el ecosistema de los meme coins, donde la especulación y la viralidad por redes sociales suelen definir el valor más que un respaldo tangible o un producto real. El $TRUMP no ofrece servicios ni productos específicos, más allá de la promesa de acceso a figuras políticas y eventos exclusivos, lo que ha llevado a que muchos expertos y críticos hablen de ello como una forma indirecta de monetizar la influencia política mediante la tecnología blockchain. Los insiders, incluyendo la organización Trump y sus socios, controlan aproximadamente el 80% de la oferta total del token, con un sistema de bloqueo que retiene la mayor parte durante tres años, permitiendo una liberación gradual para evitar una caída abrupta del precio producto de ventas masivas.
Estas estrategias buscan evitar la llamada "estafa del tapete" o "rug pull", que se ha visto en muchas ofertas de criptomonedas especulativas, y generar cierta confianza en los inversores minoristas. Sin embargo, la utilización del concurso de cena ha sido percibida como un movimiento sin precedentes y con un fuerte componente ético dudoso. La reacción política no se hizo esperar. Senadores demócratas como Adam Schiff y Elizabeth Warren han solicitado que se investigue si esta promoción puede constituir un esquema de “pagar para jugar”, donde el acceso presidencial se convierte en un producto a vender a quienes puedan comprar muchos tokens. La ética de la Casa Blanca ha sido puesta en tela de juicio, aunque legalmente el presidente no está restringido en mantener estos intereses financieros, lo que abre un debate sobre la necesidad de una regulación más clara que evite conflictos de interés y la percepción de corrupción.
Expertos en ética electoral y finanzas públicas han señalado que, si bien estas prácticas no violan leyes específicas, rompen con normas tradicionales adoptadas por presidentes modernos que suelen desvincularse financieramente de sus negocios al asumir el cargo, procurando evitar la manipulación de políticas públicas para beneficio personal. La ausencia de una legislación sólida en materia de activos digitales y la sorpresa del uso de estas tecnologías para monetizar el acceso a la más alta esfera política han generado una zona gris que ciertos actores aprovechan sin mayor contrapeso. La opacidad también forma parte del cuadro. El sistema de clasificación en el sitio web solo muestra los nombres de usuario de los mayores tenedores sin posibilitar un seguimiento claro de las identidades reales, dejando abierta la pregunta sobre quiénes realmente están invirtiendo millones para obtener un asiento en la cena. Algunos informes indican incluso la participación de fondos vinculados a intercambios extranjeros no permitidos en Estados Unidos, lo que añade una capa de complejidad legal y de supervisión internacional.
Curiosamente, el giro de Trump hacia las criptomonedas marca un contraste con su postura inicial durante el primer mandato, que fue generalmente adversa a esta clase de activos. En la campaña presidencial de 2024, el expresidente apostó fuerte por este sector, beneficiándose de millones de dólares procedentes de donaciones relacionadas con la industria cripto, y posicionándose como un supuesto aliado frente a la aparente hostilidad y regulación estricta que aspiraban los demócratas. El $TRUMP es solo uno de varios proyectos digitales respaldados por la familia Trump. Junto con la moneda $MELANIA y la iniciativa World Liberty Financial, esta estrategia representa un esfuerzo concentrado para capitalizar el auge de las finanzas descentralizadas, a pesar de las advertencias sobre la volatilidad de los mercados de criptomonedas y los riesgos regulatorios crecientes. Aunque World Liberty Financial ha recaudado cientos de millones de dólares mediante ventas de tokens, los participantes no tienen derecho a revenderlos ni a recibir dividendos, mientras que una entidad afín a Trump cosecha el 75% de los ingresos netos generados, un dato revelador sobre el diseño de estos esquemas.