En un contexto global marcado por la incertidumbre comercial, fluctuaciones en las políticas tarifarias y una economía que muestra señales mixtas, los ferrocarriles de Clase I en Norteamérica han decidido mantener una perspectiva positiva para el año 2025. Mientras otros sectores económicos recortan sus previsiones y reajustan sus expectativas frente a los altibajos de la situación mundial, estas grandes compañías ferroviarias muestran confianza y anuncian planes de crecimiento moderado y estrategias para superar obstáculos complejos. Los ferrocarriles de Clase I, que abarcan las líneas ferroviarias de mayor escala y capacidad en Estados Unidos y Canadá, son actores clave para el transporte de carga multimodal. Entre ellos destacan empresas como Union Pacific (UNP), Canadian National (CNI), Canadian Pacific Kansas City (CPKC), CSX y Norfolk Southern. Estas compañías representan un barómetro importante sobre la salud del comercio terrestre, y sus pronósticos y ajustes en las guías financieras son seguidos atentamente por inversionistas, analistas y sectores productivos.
En los primeros trimestres de 2025, estas empresas han confirmado, en su mayoría, que mantendrán sus perspectivas financieras para el año, a pesar de las posibles afectaciones derivadas de los cambios en la política comercial entre Estados Unidos, Canadá y México, así como la volatilidad de las monedas involucradas. Por ejemplo, Canadian Pacific Kansas City reconoció una leve reducción en su guía de ganancias debido a la fortaleza inesperada del dólar canadiense, lo que impacta sus reportes financieros al estar denominados en esa moneda. Sin embargo, mantuvo su pronóstico de crecimiento en volúmenes, anticipando desarrollos sólidos asociados a su fusión reciente y a nuevas oportunidades comerciales. El CEO de CPKC, Keith Creel, destacó que aunque existe una "incertidumbre macroeconómica innegable, incluyendo incertidumbre en las políticas comerciales y monetarias", la compañía mantiene una posición prudente y responsable con respecto a sus proyecciones. Para enfrentar la “tormenta comercial” actual, la empresa ha optado por convertirse en un “creador de mercado”, aprovechando nuevas rutas y flujos de tráfico entre Canadá y México.
Estos incluyen movimientos hacia el sur de combustibles refinados, gases licuados de petróleo, plásticos y granos, así como movimientos hacia el norte de electrodomésticos, muebles, productos alimenticios, vehículos terminados y autopartes. De forma paralela, CSX, otro ferrocarril Clase I con sede en Estados Unidos, mantuvo su expectativa de crecimiento en el volumen total de carga para el año, aunque retiró su guía previa que situaba este crecimiento entre un 2% y un 5%. Para CSX, la demanda de carga se mantiene sólida pese a las tensiones comerciales, y la compañía confía en un aumento translacional en el número de unidades transportadas después de la apertura y expansión de nuevas instalaciones para clientes durante el año. Frente a estas señales positivas en el sector ferroviario, es importante destacar que muchas grandes empresas en diversos sectores han optado por reducir o eliminar sus pronósticos financieros para 2025 en sus reportes trimestrales recientes. Entre ellas se encuentran gigantes como General Motors, Stellantis, UPS, JetBlue, Delta Air Lines y Harley-Davidson, evidenciando el nivel de incertidumbre que se vive hoy día en la economía global.
Canadian National, otra empresa fundamental en la lista de ferrocarriles Clase I, prevé un aumento del 2% al 5% en sus toneladas-kilómetro para este año. Sus expectativas se apoyan en la entrada en operación de nuevas instalaciones para clientes y en comparaciones favorables respecto al año anterior, cuando una combinación de huelgas laborales en la compañía y en puertos canadienses afectaron negativamente sus volúmenes. Este optimismo conjunto en las compañías ferroviarias responde a varios factores. Primero, el transporte ferroviario sigue siendo una columna vertebral del comercio interregional y transnacional en Norteamérica, indispensable para el movimiento de materias primas y productos terminados entre Estados Unidos, Canadá y México. Segundo, las recientes fusiones y acuerdos —como la integración de Canadian Pacific Kansas City— abren nuevas rutas y oportunidades de negocio, impulsando los volúmenes y diversificando el tipo de carga transportada.
Además, el sector ferroviario se ha mostrado resiliente frente a los obstáculos que generan los cambios en la política comercial, incluyendo los aranceles impuestos o modificados en los últimos años. En lugar de reducir operaciones, los ferrocarriles están adaptando sus estrategias para captar los flujos emergentes de mercancías que surgen ante estos dinámicos escenarios. Esto incluye un enfoque innovador en conectividad cross-border que potencia las cadenas de suministro entre Canadá y México, aprovechando la complementariedad económica y las necesidades logísticas regionales. También deben considerarse los avances tecnológicos y mejoras operativas que han implementado estos ferrocarriles. La modernización de sus flotas, digitalización de procesos y mejor gestión de rutas contribuyen a una mayor eficiencia y mejor experiencia para sus clientes, lo que a su vez refuerza la confianza en su capacidad para sostener el crecimiento proyectado incluso en un entorno incierto.
Este panorama revela una doble realidad: mientras sectores como el automotriz, aéreo y de servicios logísticos enfrentan mayores retos y revisiones a la baja en sus pronósticos, los ferrocarriles de Clase I continúan siendo un pilar estable de la economía del transporte en América del Norte. La capacidad de estos gigantes del riel para mantener una proyección positiva incide directamente en la confianza de mercados y economías vinculadas. Para inversionistas y analistas, monitorear de cerca las guías y resultados de estas empresas es crucial. La sostenida demanda de carga ferroviaria puede ser un indicativo adelantado de la salud del comercio interregional y una señal de alerta temprana en caso de frustraciones o aceleraciones en la economía real. En conclusión, aunque las tensiones comerciales, las fluctuaciones cambiarias y las condiciones macroeconómicas generan un ambiente incierto para muchas industrias, los ferrocarriles de Clase I en Norteamérica mantienen un punto de vista optimista para 2025.
Gracias a su capacidad de adaptación, al impulso de sus fusiones y a la diversificación de nuevos flujos comerciales, estas empresas se posicionan para sortear adversidades y continuar siendo motores clave de la economía y del transporte sustentable a lo largo de la región.