La regulación de las stablecoins en Estados Unidos atraviesa un momento crítico ante la reciente retirada de apoyo por parte de un grupo destacado de senadores demócratas que históricamente habían mostrado afinidad con la industria cripto. Este giro de acontecimientos pone en pausa la aprobación de una legislación clave, el denominado GENIUS Act (Guiding and Establishing National Innovation for U.S. Stablecoins Act), diseñado para crear un marco regulatorio para las stablecoins emitidas en el país, así como establecer la posición de Estados Unidos como líder en el espacio de activos digitales. El GENIUS Act fue presentado a principios de 2025 y su intención principal es garantizar que las stablecoins que operan en el país estén plenamente respaldadas por activos seguros como dólares estadounidenses, depósitos bancarios asegurados o letras del Tesoro a corto plazo, con supervisión regulatoria a nivel federal o estatal.
Se trata de un esfuerzo bipartidista encabezado por el senador republicano Bill Hagerty y co-patrocinado por las demócratas Kirsten Gillibrand y Angela Alsobrooks. La aprobación del proyecto fue inicialmente prometedora tras un contundente apoyo en el Comité Bancario del Senado con una votación de 18 a 6. Sin embargo, el dinamismo político ha cambiado debido a que un grupo de nueve senadores demócratas, incluyendo a figuras destacadas como Raphael Warnock, Catherine Cortez Masto, Ben Ray Luján y Adam Schiff, han emitido una declaración conjunta en la que expresan su retiro de la intención de apoyar la legislación en su forma actual a menos que se incorporen importantes modificaciones. Estos legisladores argumentan que el proyecto aún tiene fallas que podrían dejar a los consumidores vulnerables y no garantizar la seguridad y solidez del sistema financiero nacional. Entre las preocupaciones expuestas por estos senadores destaca la necesidad de fortalecer los mecanismos contra el lavado de dinero, aplicar regulaciones más estrictas sobre emisores extranjeros de stablecoins y reforzar las medidas de seguridad nacional relacionadas con estos activos digitales.
También exigen una mayor rendición de cuentas para quienes incumplan los requisitos establecidos por la ley, asegurando que el entorno regulatorio sea robusto y proteja a todos los participantes del mercado. Estos puntos reflejan la tensión inherente entre fomentar la innovación tecnológica y asegurar que dicha innovación no comprometa la estabilidad financiera ni facilite actividades ilícitas. La falta de un consenso pleno en el Senado obliga a revisar los aspectos sensibles del GENIUS Act y buscar un equilibrio que sea aceptable para ambas orientaciones políticas, lo que sin duda alarga el proceso legislativo y dilata la implementación de reglas claras en el mercado de stablecoins. A su vez, este escenario contrasta con la perspectiva de otros demócratas que mantienen su respaldo al proyecto, como Gillibrand y Alsobrooks, quienes junto con Hagerty abogan porque la ley avance para garantizar que Estados Unidos no pierda terreno en la carrera global por regular y aprovechar los beneficios de las criptomonedas y la tecnología blockchain. La espera por una regulación estable también está marcada por críticas de figuras prominentes como Elizabeth Warren, quien ha expresado preocupación de que la ley pueda permitir que grandes conglomerados tecnológicos y corporativos emitan sus propias stablecoins sin las debidas salvaguardas, aumentando el riesgo de concentraciones excesivas de poder en la economía digital.
Adicionalmente, organizaciones comunitarias y bancarias han manifestado inquietudes, señalando que una regulación mal diseñada podría desplazar los depósitos tradicionales y crear vulnerabilidades en el sistema financiero existente. Esta resistencia demuestra que detrás del debate regulatorio hay diversos actores con intereses disímiles y preocupaciones legítimas sobre la manera en que la innovación debe ser equilibrada con la protección financiera. El senador Hagerty, principal promotor del GENIUS Act, ha respondido enfatizando la urgencia de avanzar con la regulación, resaltando que Estados Unidos debe tomar la delantera para preservar la supremacía del dólar y asegurar un marco de supervisión que propicie el crecimiento saludable del ecosistema cripto. Invita a un diálogo bipartidista para realizar las modificaciones necesarias y evitar que la legislación se convierta en un asunto exclusivo del partido republicano, lo que podría dificultar aún más su aprobación. Mientras tanto, los republicanos en el Senado buscan acelerar el calendario legislativo para llevar el GENIUS Act a una votación en el pleno antes de que finalice mayo, confiando en sumar al menos siete votos demócratas para garantizar la aprobación.
No obstante, la falta de consenso ha obligado a replantear estrategias y aumentar la negociación para incorporar las exigencias que reclaman algunos legisladores. A nivel macro, el retraso en la implementación de regulaciones claras sobre stablecoins genera incertidumbre en empresas y usuarios del ámbito cripto que esperan mayor certidumbre legal para poder operar con confianza. Además, la falta de normas precisas deja espacios donde pueden proliferar riesgos asociados a fraudes, falta de liquidez o problemas de solvencia, que a su vez pueden impactar negativamente en la adopción masiva de estos activos. En este contexto, la búsqueda de un acuerdo amplio es fundamental para establecer un régimen regulatorio que aporte claridad, promueva la innovación responsable y proteja tanto a consumidores como a la economía nacional. La regulación de stablecoins constituye un pilar central en la evolución del mercado cripto en Estados Unidos, y su correcta implementación puede definir el futuro de la industria.