El proceso de elegir amistades no es un simple acto consciente ni exclusivo de la interacción visual o verbal; va mucho más allá de lo que normalmente se percibe. Recientes investigaciones han puesto de manifiesto que el olfato desempeña un papel fundamental para las mujeres a la hora de evaluar el potencial de amistad con otras. En un mundo donde a menudo se subestiman las señales olfativas, esta perspectiva abre un nuevo campo de comprensión sobre las relaciones humanas y las bases biológicas que las sostienen. Diversos estudios científicos han mostrado que el cuerpo humano emite una señal química única a través del sudor, la piel y otros fluidos, que contiene información relevante para la evaluación social. Estas señales químicas, conocidas en parte como feromonas, están relacionadas con el complejo mayor de histocompatibilidad (MHC), un conjunto de genes que influyen en el sistema inmunológico y cuya diversidad genética suele ser valorada de modo inconsciente al seleccionar parejas sexuales.
Sin embargo, esta preferencia genética no se limita a la búsqueda de pareja, también podría extenderse a la formación de vínculos de amistad entre mujeres. Un estudio pionero llevado a cabo en una universidad estadounidense investigó cómo mujeres jóvenes heterosexuales evalúan a otras a través del olfato. En esta investigación, se organizó un evento de "speed friending", donde analizó la percepción que estas mujeres tenían sobre otras participantes en base a distintos estímulos: primero observando fotos, luego oliendo camisetas usadas durante el día y, finalmente, interactuando cara a cara. Los resultados mostraron que las evaluaciones sobre la amistad potencial hechas únicamente mediante el olfato tenían una correlación significativa con la percepción que se generaba tras la interacción directa. Lo que hace particularmente fascinante este estudio es la idea de que cada persona posee una "firma olfativa" única y que las mujeres tienden a preferir ciertos olores sobre otros para formar amistades duraderas.
Estas preferencias son individuales y coherentes, es decir, que no se trata de olores que sean genéricamente agradables o desagradables para el grupo, sino que dependen de cada individuo. Esto implica que el sentido del olfato contribuye a la química interpersonal que facilita la conexión entre personas. Además, el estudio introdujo el concepto de "olor diplomático", que se refiere a la combinación de factores que influyen en cómo huele una persona, incluyendo no solo su aroma corporal natural, sino también elementos externos como el detergente usado en la ropa, la dieta o incluso si una persona ama a los gatos o perros. Estos factores construyen una especie de mapa olfativo personal que refleja aspectos de la vida y personalidad de cada individuo y sirve como una especie de código para aquel que lo percibe. La conexión entre el olfato y las relaciones sociales no está restringida únicamente a la elección de amigos.
A nivel evolutivo, la preferencia por olores diferentes en el contexto del MHC ha sido explicada como una estrategia para promover la diversidad genética y evitar la endogamia. Sin embargo, cuando se trata de amistades, el mecanismo parece más sutil y orientado a la armonía y la comodidad, buscando un "ajuste" dentro de este espacio olfativo que pueda favorecer una relación natural y placentera. Aunque la mayoría de investigaciones sobre el impacto del olfato en las relaciones sociales se han centrado en las preferencias románticas, este nuevo enfoque en las amistades platónicas abre un campo emocionante para comprender mejor la dinámica humana. La influencia del olor en las interacciones sociales podría ser mucho más profunda y extendida de lo que se había imaginado, sugiriendo que el sentido del olfato puede actuar como un filtro social, ayudando a las personas a encontrar no solo parejas, sino también aliados, compañeros y amigos. Es importante mencionar que estos resultados provienen de un grupo específico, formado por mujeres heterosexuales jóvenes universitarias, por lo que no pueden generalizarse automáticamente a otros segmentos demográficos.
Se anticipa que futuros estudios explorarán cómo este fenómeno se manifiesta en hombres, en diferentes grupos de edad, en diversas culturas e incluso en relaciones no heterosexuales. De hecho, es posible que existan variaciones significativas que enriquezcan aún más nuestro entendimiento del papel del sentido del olfato en la vida social. El hecho de que el olfato opere a menudo fuera del nivel de conciencia también es relevante. La mayoría de las personas no son conscientes directamente de la influencia que el aroma de otra persona tiene sobre sus emociones, impresiones o deseos de cercanía, pero este sentido está captando y procesando información constantemente. Esta realidad podría ayudar a explicar fenómenos cotidianos como "tener buena química" con alguien o sentir una afinidad inexplicable que se manifiesta desde el primer encuentro.
En términos prácticos, entender la importancia del olfato en la elección de amistades y en la química interpersonal podría tener aplicaciones interesantes. Por ejemplo, en contextos donde se busca fomentar la colaboración y la cohesión, tener en cuenta cómo influyen los olores personales podría mejorar las dinámicas de grupo. Asimismo, el diseño de espacios laborales o sociales podría beneficiarse al considerar factores ambientales que afecten el olor y, por ende, las relaciones humanas. En la vida diaria, este conocimiento invita a una nueva apreciación sobre cómo nos relacionamos. Además de la importancia de la comunicación verbal y facial, comienza a tomar protagonismo un sentido quizá menos valorado como es el olfato, que funciona como una herramienta silenciosa y eficaz para la selección natural de amigos adecuados.
Esto no significa que el aroma sea el único factor ni el más importante, sino que conforma una red de señales multidimensionales que juntas guían nuestras decisiones sociales. En conclusión, el acto de elegir amistades entre mujeres es un proceso complejo donde el olfato juega un rol significativo, complementando la información que recibimos por otros sentidos y formando parte integral de la conexión interpersonal. Mientras la ciencia avanza y profundiza en esta área, podemos esperar comprender mejor cómo la química personal influye en nuestras vidas y, por ende, en el tejido social que construimos día a día.