En el corazón del ecosistema de software de código abierto, la Cloud Native Computing Foundation (CNCF) y Synadia, el principal contribuyente a NATS, una plataforma de mensajería open source muy valorada, atraviesan una disputa crucial que está captando la atención de desarrolladores, empresas y expertos en tecnologías abiertas a nivel mundial. Este desencuentro refleja tensiones importantes sobre la gobernanza de proyectos, licenciamiento y propiedad intelectual en el mundo tecnológico contemporáneo. NATS es una solución de mensajería que se ha posicionado como una herramienta fundamental para aplicaciones distribuidas gracias a su rendimiento, escalabilidad y simplicidad. Esta herramienta, que inicialmente estuvo bajo la gestión de CNCF, ha sido desarrollada principalmente por Synadia, el proveedor que ha impulsado el crecimiento y evolución del software. Sin embargo, recientes movimientos han generado controversia y cuestionamientos sobre el futuro del proyecto y su ecosistema.
El conflicto se originó cuando Synadia decidió cambiar los términos de la licencia bajo la que se distribuye NATS. Tradicionalmente, NATS estaba bajo la licencia Apache 2.0, una licencia permisiva que facilita la colaboración, adopción y uso libre del software por parte de la comunidad y empresas. La transición al Business Source License (BSL), una licencia menos permisiva, generó preocupación en CNCF y en la comunidad sobre la naturaleza abierta y accesible del proyecto. La BSL, aunque mantiene el código abierto de manera transparente para la mayoría de usuarios, introduce restricciones comerciales y transforma el modelo de negocio alrededor del software.
Este cambio plantea un periodo en el que las nuevas versiones del software estarán bajo una licencia limitada, para luego volver a estar disponibles bajo Apache 2.0 pasado un cierto tiempo, generalmente entre dos y cuatro años. Esta estrategia, sostenida por Synadia, busca equilibrar la transparencia de código con la sostenibilidad empresarial y protección de sus desarrollos avanzados. Sin embargo, CNCF señaló que aunque Synadia tiene la libertad para modificar o bifurcar el proyecto, no puede hacerlo reclamando unilateralmente la propiedad del proyecto NATS ni sus activos relacionados, tales como la marca, el logo, el dominio web y los repositorios oficiales. Según la fundación, los derechos de marca y otros activos están bajo custodia del Linux Foundation, lo que protege la integridad del proyecto como un bien comunitario y abierto.
Para subrayar esta posición, CNCF ha presentado peticiones ante la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos con el objetivo de impedir que Synadia continúe usando el logo y el dominio original de NATS. Esta medida busca defender los principios del código abierto y proteger a la comunidad que depende del proyecto para sus desarrollos e infraestructuras. Por su parte, Synadia ha argumentado que el proyecto NATS siempre ha estado principalmente financiado y mantenido por ellos, y que la estructura de la CNCF y la plataforma no encajan con la estrategia y modelo de negocio de la empresa. De esta manera, la compañía explica que su cambio de licencia responde a su necesidad de garantizar la viabilidad a largo plazo tanto de NATS como de Synadia. Esta disputa ha suscitado un amplio debate sobre la gobernanza en proyectos open source financiados y desarrollados ampliamente por empresas privadas.
Mientras los proyectos bajo fundaciones sin ánimo de lucro buscan garantizar la neutralidad y crecimiento comunitario, las empresas que aportan la mayor parte del desarrollo y soporte suelen buscar modelos que protejan sus inversiones y posibilidades comerciales. La situación recuerda otros casos en el mundo del software libre donde los mantenedores han optado por bifurcar proyectos para seguir caminos diferentes. Por ejemplo, Grafana Labs decidió bifurcar el proyecto Cortex para desarrollar Mimir, manteniendo al mismo tiempo el proyecto original dentro del auspicio de CNCF. Sin embargo, en el caso de NATS, el problema radica en que Synadia no solo intenta bifurcar, sino también apropiarse de los activos comunitarios y recursos que no le pertenecen exclusivamente. Esta contienda pone de manifiesto la complejidad creciente de la distribución de poder y control en el ecosistema del software de código abierto.
El balance entre la apertura, la colaboración comunitaria, y la sostenibilidad financiera de los proyectos sigue siendo un desafío constante. Además, expone la importancia de contar con políticas claras y estructuras legales robustas que regulen la propiedad intelectual y la gobernanza de estos proyectos colaborativos. Asimismo, el debate destaca la relevancia de modelos de licenciamiento híbridos como el BSL, que aunque no están reconocidos formalmente por la Open Source Initiative (OSI), buscan ofrecer un compromiso entre apertura del código y protección comercial. Su uso genera opiniones divididas en la comunidad, entre quienes lo ven como una posible solución para la sostenibilidad y quienes lo consideran una amenaza para los principios del software libre. El creador de NATS y fundador de Synadia, Derek Collison, ha defendido esta estrategia argumentando que mantendrán la transparencia del código y que las versiones bajo Apache 2.
0 siempre estarán disponibles y soportadas. La intención es incluir ciertas características avanzadas bajo la licencia BSL para proteger la inversión en desarrollo sin cerrar el acceso a la base del software. Para la comunidad de usuarios y desarrolladores de NATS, este momento representa una encrucijada. De un lado, existe la posibilidad de continuar apoyando el proyecto amparado por CNCF y la Linux Foundation, garantizando el respeto a los principios abiertos y comunitarios. De otro, Synadia tiene la opción de bifurcar y desarrollar su versión comercial con su propia estrategia, pero sin utilizar el nombre, logo o recursos custodiados por la fundación.
La polémica ha motivado reacciones de voces relevantes en el ícono tecnológico de código abierto. William Morgan, CEO de Buoyant, empresa detrás de Linkerd, un popular service mesh, ha señalado que la salida de Synadia de CNCF y el cambio de licencia podría desencadenar un conflicto legal significativo, diferente a los típicos relatos de relicenciamiento en proyectos open source. Este episodio también hace visible para la industria el creciente desafío que enfrentan las organizaciones y proyectos open source a la hora de equilibrar el modelo colaborativo con la necesidad de generar ingresos y proteger innovaciones. La presión para que las empresas privadas puedan monetizar sus contribuciones mientras se respeta la propiedad comunitaria es un tema central en la evolución futura de este modelo de desarrollo. A nivel más amplio, la disputa entre CNCF y Synadia pone en alerta a otras fundaciones y comunidades de código abierto para fortalecer sus mecanismos de protección de marcas, dominios y repositorios, así como establecer criterios claros sobre el licenciamiento y contribuciones.
También sugiere un llamado a la reflexión sobre cómo diseñar modelos de gobernanza que puedan adaptarse a las cambiantes dinámicas financieras y tecnológicas sin comprometer los principios del código abierto. Por otra parte, el contexto revela la importancia para quienes trabajan con tecnologías open source de entender en profundidad las licencias bajo las cuales operan y las implicaciones que tienen en el uso, desarrollo y comercialización del software. Los cambios en licencias, aunque legítimos, suelen traer consigo repercusiones que impactan directamente en la comunidad, empresas y usuarios. En conclusión, el caso NATS entre CNCF y Synadia es un episodio ejemplar de las tensiones que pueden surgir cuando los parámetros del software abierto y las estrategias comerciales chocan. La resolución de este conflicto marcará precedentes importantes para la gobernanza, licenciamiento y protección de proyectos open source en el futuro.
Mientras tanto, la comunidad sigue atenta al desenlace y a las oportunidades que se puedan abrir para seguir avanzando en un ecosistema sostenible, abierto y colaborativo que beneficie a todos sus actores.