La cocina china es reconocida mundialmente por su riqueza, variedad y profundidad cultural. Sin embargo, para quienes no hablan chino, entender los menús en inglés puede ser una fuente de confusión e incluso de sorpresa. Muchas veces, las traducciones literales de los nombres de los platos chinos al inglés resultan peculiares, divertidas o desconcertantes. La pregunta clave es por qué resulta tan complicado trasladar estos nombres de un idioma a otro, y qué desafíos culturales y lingüísticos subyacen a este fenómeno. Para comenzar a comprender esta dificultad, es esencial considerar la historia y la complejidad de la gastronomía china.
China, con una civilización milenaria, posee una cultura culinaria extraordinariamente diversa, no solo en sus combinaciones de ingredientes y técnicas de cocina, sino también en la manera en que se habla y se nombra a los platillos. Los nombres no solo describen alimentos, sino que están impregnados de referencias culturales, historia local, simbolismos y juegos de palabras que no tienen equivalente directo en otros idiomas. Por ejemplo, tomar el caso del plato conocido como "shizitou" o "bola de león" (literamente 'braised lion’s head'), consiste en unas albóndigas grandes de cerdo que se asemejan a la melena de un león. Traducirlo literalmente como ‘bola de león’ o ‘albóndiga china’ no captura el carácter especial y las connotaciones culturales que el nombre evoca en chino. Estas expresiones tienen raíces literarias, analogías visuales y significados que los traductores luchan por transmitir a un público extranjero.
Los expertos en traducción y gastronomía chino-inglés han llegado a reconocer que la tarea es casi imposible de realizar de manera completamente fiel. El profesor Isaac Yue, especialista en traducción de gastronomía china, señala que los nombres muchas veces resultan «intraducibles» en su esencia, dado que faltan en inglés términos equivalentes que puedan reflejar concisamente los ingredientes, las preparaciones y el trasfondo cultural del platillo. Otro factor que complica la traducción es el hecho de que el idioma chino utiliza caracteres con múltiples significados y tonalidades, creando así juegos de palabras y dobles sentidos difíciles de replicar en inglés. La transliteración fonética tampoco ayuda mucho, ya que muchas veces crea confusión o pérdida total del significado original. Por ejemplo, la forma en que la palabra "bao" puede referirse a diferentes tipos de bollos al vapor (baozi, xiaolongbao), o cómo "jiaozi" y "wonton" son traducidos ambas como "dumplings" (empanadillas), aunque sean muy diferentes en forma, textura y sabor.
El problema de los nombres de los "dumplings" revela cómo la palabra inglesa cubre una variedad muy amplia de preparaciones chinas que en el idioma original tienen nombres específicos y distintos. Esto puede desorientar a quienes están acostumbrados a la precisión terminológica, pero también refleja una adaptación cultural inevitable al buscar una palabra general que los englobe. Muchos platos llevan nombres literales que resultan chocantes o malinterpretados si se traducen tal cual. Por ejemplo, la expresión "husband-and-wife lung slices" (literalmente "rebanadas de pulmón de marido y mujer") para un aperitivo picante en Sichuan que no contiene ni romance ni pulmón, sino principalmente rebanadas de carne y vísceras de res. Aunque la traducción literal ayuda a preservar la poesía y la historia detrás del nombre, puede desconcertar a quien no conoce el contexto cultural.
La solución propuesta por ciertos expertos y escritores es mantener el nombre original en chino junto a una explicación descriptiva breve, con el fin de preservar el encanto sin perder claridad. Otro ejemplo fascinante es el "fish-fragrant eggplant" (berenjena con aroma a pescado), un plato tradicionalmente sin pescado, llamado así porque contiene condimentos típicos de recetas a base de pescado. Su traducción literal puede llevar a los visitantes a esperarse mariscos, provocando malentendidos que solo una descripción en profundidad puede resolver. Además, algunos nombres parecen engañosos. Los "pineapple buns" (bollos de piña), por ejemplo, no tienen ninguna piña en su preparación, sino que toman el nombre debido a la corteza craquelada que recuerda la textura de una piña.
Aquí, la traducción es adecuada pero puede desilusionar a quienes esperan un ingrediente frutal en el interior. La raíz de estos retos no es solo lingüística, sino también gastronómica y cultural. Muchas veces, los ingredientes, las técnicas o la forma en que se presenta un plato no tienen equivalente en Occidente. Esto hace que la traducción directa de la palabra o frase a otro idioma pierda mucho contenido implícito. El fenómeno es aún más complejo al considerar las distintas variedades dialectales y regionales dentro de China.
Los nombres de los platillos pueden provenir de dialectos cantonés, mandarin, taishan y otros, con diferentes pronunciaciones y caracteres, lo cual genera una variedad mayor de romanizaciones y grafías en inglés, que no siempre están estandarizadas. En este contexto, la globalización y la migración han generado nombres tan populares como "chop suey" o "chow mein", que distan mucho de sus palabras chinas originales, y que además reflejan una evolución o adaptación de los sabores a gustos extranjeros. Los errores gramaticales o las traducciones demasiado literales en los menús chinos también pueden provocar confusión o incluso una experiencia desconcertante para los turistas y comensales internacionales. Además, la mejora progresiva de herramientas de traducción automática no siempre ha sido suficiente para capturar estos matices, y a menudo ha producido traducciones divertidas pero incorrectas, como traducir la col china como "handbag food" (comida bolso) o el nombre de una galleta como "iron flooring cremation" (cremación con suelo de hierro). En este sentido, algunos escritores y expertos culinarios recomiendan aceptar cierta ambigüedad, incluso disfrutando de la poesía y rareza de los nombres originales, mientras que otros sugieren implementar en los menús explicaciones detalladas que ayuden a promover una mejor comprensión cultural y gastronómica.
Esta estrategia puede ser especialmente valiosa para los restaurantes que buscan atraer turistas extranjeros interesados en una experiencia gastronómica auténtica más allá de la simple ingesta de alimentos. El debate sobre cómo traducir nombres de alimentos chinos es también un reflejo más amplio sobre la globalización cultural y la transmisión de tradiciones culinarias. Tal como ha ocurrido con otras palabras internacionales procedentes del francés o el italiano —como "chef", "omelette" o "carbonara"—, es posible que con el tiempo los nombres originales de los platos chinos se familiaricen y asienten globalmente, manteniendo así su integridad cultural y lingüística. En conclusión, traducir los nombres de la comida china al inglés implica un delicado equilibrio entre la fidelidad literal, la adaptación cultural y la comprensión del público objetivo. La riqueza y complejidad del idioma, las especificidades de la cocina y la falta de equivalentes directos hacen que muchos de estos nombres sean casi intraducibles sin perder parte de su esencia.
A pesar de estas dificultades, el esfuerzo por entender y comunicar estos nombres abre una puerta para apreciar más profundamente la fascinante cultura gastronómica china, invitando a una experiencia culinaria en la que el lenguaje, la historia y el sabor se entrelazan en cada plato.