En los últimos años, el mundo de las criptomonedas ha crecido de manera exponencial, transformándose en un sector que atrae tanto a inversores como a reguladores. Sin embargo, la creciente atención de los gobiernos, especialmente de Estados Unidos, ha generado un debate acalorado: ¿Está el gobierno estadounidense tratando de matar las criptomonedas? La afirmación de que EE.UU. tiene una especie de "dardo" dirigido a las criptomonedas no carece de fundamento. En 2020, alrededor de la mitad de las empresas de criptoactivos estaban ubicadas en territorio estadounidense.
Hoy, esa cifra ha caído dramáticamente, y se estima que solo uno de cada diez proyectos de criptomonedas opera desde los Estados Unidos. Este cambio ha sido impulsado en gran parte por la percepción de que el entorno regulatorio se ha vuelto hostil para las criptomonedas y sus empresas asociadas. Andrew Durgee, director de la división cripto de la firma tecnológica Republic, ha sido vocal respecto a esto. Según Durgee, “la administración realmente tiene un objetivo en la industria”. Esta situación de incertidumbre regulatoria ha elevado el riesgo de invertir en criptomonedas en Estados Unidos, llevando a muchos capitales a buscar oportunidades más atractivas en otras naciones donde el marco legal es más favorable.
El sector ya enfrentaba presión antes de la intervención regulatoria, especialmente después de que los precios de las criptomonedas colapsaran en 2022. La caída de varias empresas prominentes, como FTX, que fue liderada por Sam Bankman-Fried, significó un golpe significativo para la confianza en el sistema. Este colapso llevó a los reguladores de EE.UU. a aumentar su vigilancia sobre el sector, argumentando que las empresas cripto han estado en la mira desde al menos 2017 por supuestas violaciones de las normativas financieras existentes.
Uno de los mayores problemas radica en la clasificación de los activos digitales. Las criptomonedas, como Bitcoin, son vistas por muchos en la administración estadounidense como mercancías, similares al oro, y por lo tanto, escapan en gran medida a las regulaciones que se aplican a valores o "securities". No obstante, muchos tokens y monedas que se emiten para recaudar fondos caen bajo la jurisdicción de la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) debido a su naturaleza de inversión. Esto ha llevado a un aumento en las acciones legales contra plataformas como Coinbase y Binance, que han sido acusadas de operar sin las licencias adecuadas y de ofrecer productos no registrados. Gary Gensler, presidente de la SEC, ha defendido estas acciones, sugiriendo que el estado actual de las criptomonedas evoca la era de estafadores y esquemas Ponzi de la década de 1920.
Su postura ha llevado a un aumento del desconfianza entre los inversores, y muchos, incluido Gensler, creen que hay "hucksters" y "artistas del fraude" en la industria. Esta retórica ha generado un clima de tensión entre los reguladores y la comunidad cripto. Sin embargo, las críticas hacia la SEC son palpables. Los líderes del sector acusan a la agencia de llevar a cabo una "regulación por la fuerza" que busca fortalecer la imagen pública de Gensler a expensas de la innovación. Las empresas han intentado en repetidas ocasiones proponer nuevas reglas para regular el sector, pero muchas de estas propuestas no han recibido respuesta por parte de la SEC.
El sentimiento prevalente es que el organismo está desdibujando las líneas entre diferentes tipos de empresas de criptomonedas y los desafíos que presentan a los marcos legales existentes. La inseguridad ha llevado a que muchos inversores, desconfiando de una mayor represión, retiren miles de millones de dólares de plataformas de intercambio. Las instituciones bancarias estadounidenses han comenzado a limitar su colaboración con intercambios de criptomonedas como Binance, lo que ha obligado a esta empresa a dejar de aceptar dólares estadounidenses. Robinhood, la popular aplicación de trading, también ha decidido eliminar ciertas criptomonedas de su plataforma en medio de este clima de incertidumbre. Pero, ¿puede el gobierno de EE.
UU. realmente acabar con la industria de las criptomonedas? Las opiniones son diversas. Algunos expertos argumentan que las criptomonedas son inherentemente susceptibles a ciclos de auge y caída, así como a manipulaciones internas. Hilary Allen, profesora de derecho en la Universidad Americana, ha sido clara en su opinión, sugiriendo que las criptomonedas deberían ser prohibidas por completo. Según ella, las acciones de la SEC podrían ayudar a re-confinar el uso de criptomonedas a un grupo de entusiastas de la tecnología, dado el estado precario de la industria.
A pesar de este desafiante panorama, hay quienes se muestran optimistas sobre el futuro de las criptomonedas. Bart Stephens, socio gerente de Blockchain Capital, ha insistido en que la innovación sigue adelante. A pesar de las dificultades, su firma ha visto un aumento en las inversiones en el primer trimestre de 2023, lo que sugiere que muchos fundadores siguen creando nuevas empresas en el ecosistema cripto. Si el sector funciona al margen de EE.UU.
, perder el mercado estadounidense podría limitar significativamente su potencial de crecimiento. Gina Pieters, experta en criptomonedas de la Universidad de Chicago, advierte que, aunque Estados Unidos no puede eliminar por completo la industria, sí puede hacerla más pequeña y menos influyente. En medio de este clima de agitación, la comunidad cripto sigue esperando un cambio. Los ojos están puestos en los tribunales, que podrían decidir si la SEC ha sobrepasado sus límites, o en el Congreso, donde se están revisando propuestas de legislación más clara para el sector. También existe la esperanza de un cambio político que lleve a una reversión de las políticas actuales, aunque todo esto sigue siendo incierto.