Metro Bank, el banco que revolucionó la banca minorista en el Reino Unido hace más de una década, se encuentra nuevamente bajo el escrutinio público y de sus accionistas. La causa esta vez es un controvertido plan de bonificación de largo plazo que, de aprobarse, podría otorgar a Daniel Frumkin, su actual director ejecutivo, un pago extraordinario de hasta £60 millones. Esta cifra, considerada desproporcionada por muchos expertos, ha despertado una fuerte oposición por parte de importantes asesores de inversores como ISS y Glass Lewis, que han aconsejado votar en contra de la propuesta en la próxima junta anual de accionistas que se celebrará el 20 de mayo de 2025. La génesis del problema radica en la estructura misma del esquema de bonificación. A diferencia de planes convencionales que se basan en indicadores claros de desempeño operativo o financiero, este plan vincula la bonificación directamente con el precio de las acciones de Metro Bank.
En términos simples, si las acciones del banco superan ciertos niveles preestablecidos en un plazo de cinco años, el CEO recibiría pagos significativos. Actualmente, la acción ronda los 110 peniques y para que se active el plan, la cotización debería superar los 120 peniques en un plazo de tres años. Pero el nivel para alcanzar la totalidad del pago es mucho más alto: si el precio de la acción alcanza los 437 peniques en ese periodo, Frumkin podría recibir una bonificación de £60 millones. Esta fórmula ha generado mucha controversia porque igualmente puede llevar a una situación en la que el CEO reciba una cantidad exorbitante de dinero sin necesariamente haber mejorado de manera sustancial los fundamentos del banco. De esta forma, el pago estaría más influenciado por factores externos del mercado que por el desempeño real del liderazgo o la salud financiera de la entidad.
Los asesores de inversores ISS y Glass Lewis califican esta propuesta de poco convincente y han expresado temores sobre la posibilidad de “pagos excesivos y no justificados”. Glass Lewis además recomendó a los accionistas votar en contra de la política de remuneración en su estado actual, resaltando la necesidad de vincular las bonificaciones con indicadores sólidos de crecimiento y límites razonables para prevenir premios desmedidos. Este conflicto surge en un momento delicado para Metro Bank. Fundado en 2010 por el multimillonario estadounidense Vernon Hill, Metro Bank irrumpió en el sector bancario británico presentándose como un modelo innovador. La entidad logró atraer la atención de clientes con una política de servicio diferenciada, incluyendo sucursales dog-friendly y horarios de apertura siete días a la semana, una novedad absoluta en la banca minorista local.
Sin embargo, a pesar de ese arranque prometedor, Metro Bank enfrentó dificultades graves en años subsiguientes. En 2019, el banco sufrió un duro revés tras un error contable que afectó profundamente su credibilidad y fue causa de la renuncia de sus principales ejecutivos, incluido su fundador. Este incidente impactó negativamente su precio accionario y la confianza de inversores y reguladores. Más tarde, en 2023, el banco fue obligado a buscar una inyección de capital de £925 millones, mano a mano con el empresario colombiano Jaime Gilinski Bacal, cuya participación otorgó un salvavidas financiero al banco. Sin embargo, esta reestructuración vino acompañada de estrictos planes de ahorro que incluyeron más de mil despidos y el cierre de algunas sucursales, incluyendo la suspensión de aperturas los domingos, vuelta atrás a la propuesta original.
En medio de este proceso de transformación, el banco enfatizó la búsqueda de una recuperación sostenible y la restauración de la confianza en su gestión y sistema de riesgos. Fue bajo este contexto que se propuso el plan de bonificaciones a largo plazo para el CEO que hoy es motivo de controversia. Para muchos analistas y observadores de la industria, resulta contradictorio que, mientras se recortan empleos y se toman medidas austeras para mejor la salud financiera, se planteen incentivos multimillonarios a los altos ejecutivos, sobre la base de criterios cuestionables. La imagen de Metro Bank y la reacción de sus principales accionistas están en juego. La advertencia pública de ISS y Glass Lewis suele tener un peso considerable en las decisiones de los accionistas minoritarios y grandes fondos que buscan equilibrar rentabilidad con responsabilidad corporativa.
De aprobarse el esquema de bonificación tal como está diseñado, se podrían sentar precedentes complicados para el sector bancario y las políticas de remuneración en organizaciones similares. La situación plantea un desafío para Daniel Frumkin, quien en 2024 cobraba un salario total de £1.15 millones, incluyendo una bonificación de £153,000, cifras mucho más modestas en comparación con el impacto de la bonificación propuesta. La expectativa sobre su liderazgo es fuerte, ya que los accionistas esperan que su gestión verdaderamente impulse la recuperación y el crecimiento genuino del banco, en lugar de premiar potenciales ganancias del mercado que podrían no reflejar el desempeño real. En términos más amplios, este episodio pone en relieve una tendencia preocupante dentro de la gobernanza corporativa donde las bonificaciones de los ejecutivos se pueden desvincular de los resultados concretos de la empresa, enfocándose en variables que pueden ser manipuladas o influenciadas por factores externos.
Expertos en finanzas e inversión insisten en la necesidad de diseñar esquemas de incentivos basados en métricas operativas de largo plazo, que promuevan la estabilidad y beneficios reales para la organización y sus stakeholders, incluyendo a los empleados y clientes. Además, el impacto reputacional ante el público y reguladores también es un factor crítico para Metro Bank. Mientras el sector bancario en el Reino Unido continúa enfrentando desafíos regulatorios y presiones competitivas, las acciones que impliquen una desconexión entre remuneraciones ejecutivas y desempeño real pueden limitar la recuperación del banco y su aceptación en los mercados. En conclusión, Metro Bank está en un punto crucial. La decisión que tomen sus accionistas sobre el plan de bonificación para su CEO no solo influirá en la estructura de compensación interna, sino que también enviará un mensaje al mercado y a la industria sobre los valores y prácticas que la entidad considera fundamentales en su rumbo de recuperación.
El equilibrio entre recompensar el talento directivo y preservar la equidad y responsabilidad corporativa es una línea fina que Metro Bank debe transitar con cuidado para restaurar confianza y asegurar un futuro sostenible.