Durante décadas, la pechuga de pollo boneless y sin piel ha reinado como la favorita indiscutible en los hogares y restaurantes de Estados Unidos. Este corte de carne blanca se convirtió en sinónimo de alimentación saludable, facilidad de uso y versatilidad, posicionándose como la opción preferida en la cocina americana. Sin embargo, un cambio importante y progresivo está modificando ese panorama: la carne oscura, especialmente los muslos de pollo, ha comenzado a recuperar terreno, tanto en precio como en popularidad, generando un verdadero debate sobre el fin del dominio exclusivo de la pechuga. Históricamente, la preferencia por la pechuga se arraigó en parte por razones nutricionales y de tendencia alimentaria. En las últimas décadas del siglo XX, la preocupación por reducir la ingesta de grasas y colesterol impulsó a muchos consumidores a optar por el pollo blanco, considerado más magro y saludable.
Adicionalmente, la llegada de las plantas procesadoras especializadas que deshuesaban y limpiaban la pechuga aceleró su popularización. Antes de este avance industrial, el pollo generalmente se vendía entero, con piel y huesos, lo que implicaba una preparación más laboriosa y menos inmediata para el consumidor. La industrialización de la carne de pollo permitió la creación de productos como nuggets, tiras, y hamburguesas hechas a partir de pechuga deshuesada, asequible y lista para cocinar. Estos productos facilitaron el consumo rápido y cómodo, un factor clave en el estilo de vida americano contemporáneo. De este modo, la pechuga se convirtió no solo en sinónimo de salud, sino también en símbolo de practicidad, reforzando su posición dominante en el mercado culinario.
No obstante, en años recientes, los muslos y otras partes oscuras del pollo han comenzado a recibir un reconocimiento renovado. La razón principal detrás de este resurgimiento es la percepción de superioridad gastronómica. Los muslos son conocidos por ser más jugosos y sabrosos debido a su mayor contenido de grasa natural, lo que proporciona una textura y sabor que muchos chefs y entusiastas de la cocina valoran. Este reconocimiento se traduce en que cada vez más consumidores buscan estos cortes para una experiencia culinaria más rica y satisfactoria. A lo largo de los últimos años, la brecha de precio entre la carne blanca y la carne oscura ha disminuido significativamente, e incluso los muslos han llegado a superar en costo a la pechuga en ciertos momentos.
Este fenómeno se explica por la creciente demanda de carne oscura, así como cambios en la producción y distribución avícola. Para los cocineros caseros, esta situación representa una oportunidad para diversificar sus preparaciones y añadir sabor y variedad a sus platos, mientras para la industria representa un ajuste en la oferta que responde a los cambios en la preferencia del consumidor. Restaurantes de comida rápida y casual, como Chipotle y Sweetgreen, han comenzado a reflejar esta transformación al incorporar muslos en sus menús, reconociendo que sus clientes valoran tanto el sabor como la calidad. Esta tendencia no solamente responde a una moda pasajera, sino que podría marcar un cambio importante en cómo se concibe el consumo de pollo en el país a largo plazo. Además de la percepción de sabor, otro factor que impulsa el fin de la hegemonía de la pechuga es la sostenibilidad y la valorización total del animal.
A medida que los consumidores se vuelven más conscientes de los impactos ambientales y éticos de sus elecciones alimentarias, hay un interés creciente en aprovechar todas las partes del pollo y reducir el desperdicio de alimentos. El uso de muslos y otras partes oscuras contribuye a este esfuerzo, apoyando prácticas más responsables y eficientes. Este giro también encuentra reflejo en el auge de la cocina casera y en la búsqueda de preparaciones que realcen el sabor natural de la carne. Las técnicas culinarias que permiten maximizar la jugosidad y textura de los muslos, como el marinado, el slow cooking o la brasa, han ganado popularidad y ayudan a hacer que esta carne sea accesible y deseable para un público amplio. No podemos dejar de mencionar que la mayor aceptación de la carne oscura también influye en la industria avícola desde el punto de vista económico.