En el panorama tecnológico actual, la computación de alto rendimiento (HPC) representa una de las piezas claves para el avance científico y la innovación en múltiples áreas, desde la climatología hasta la biomedicina y la inteligencia artificial. En Estados Unidos, el National Science Foundation (NSF) juega un papel fundamental como el principal financiador de gran parte de los proyectos que dan vida a estas poderosas máquinas. Sin embargo, en tiempos recientes, las amenazas de recortes presupuestales podrían afectar la continuidad y el desarrollo de tecnologías cruciales, tal como ocurre con el proyecto de la supercomputadora Horizon en el Texas Advanced Computing Center (TACC). La relevancia del NSF en el desarrollo tecnológico y científico nacional no puede subestimarse. Con un presupuesto que abarca desde la construcción de instalaciones hasta el financiamiento de proyectos de investigación avanzada, esta entidad es responsable de aproximadamente la mitad de la inversión en supercomputación de capacidad y clase en Estados Unidos.
Su contraparte, el Departamento de Energía, maneja la otra mitad, habiendo ya establecido dos máquinas exascale antes de 2021. En este contexto, la supercomputadora Horizon se presenta como un pilar fundamental para mantener la competitividad y liderazgo del país en la ciencia y tecnología de próxima generación. La supercomputadora Horizon, que está siendo desarrollada bajo el alero del TACC en colaboración con gigantes tecnológicos como Nvidia y Dell, promete un salto significativo en capacidad y rendimiento respecto a su predecesora, Frontera. Con un poder de cálculo teórico que alcanzará los 400 petaflops en precisión de punto flotante de 64 bits, se estima que Horizon podrá ofrecer cerca de diez veces más rendimiento que Frontera, una máquina ya emblemática por sí sola. Para aplicaciones específicas como la inteligencia artificial, que utilizan matemáticas de menor precisión, Horizon podría llegar a ser cien veces más potente, marcando una diferencia notable en la aceleración de la investigación en este campo.
Sin embargo, las buenas noticias se ven empañadas por la reciente disputa entre el Congreso estadounidense y la Administración Trump respecto al paquete presupuestal aprobado en marzo de 2025. Aunque originalmente se asignaron 234 millones de dólares del presupuesto del NSF para la construcción de Horizon, el presidente bloqueó esta y otras partidas consideradas “gasto de emergencia” dentro de un paquete mayor por 1.9 billones de dólares. Esta controversia gira en torno a la definición misma de “emergencia” y la autoridad ejecutiva para vetar partidas aprobadas por el Congreso, lo que ha generado incertidumbre y potencial retraso en el proyecto Horizon. Este retraso no solo pone en peligro la agenda de TACC sino que también amenaza con desconectar a la comunidad investigadora de importantes avances tecnológicos.
La consecuencia directa es la posibilidad de perder la oportunidad de contar con un sistema que no solo beneficiará a las universidades y laboratorios de Estados Unidos, sino que también servirá como plataforma para colaboraciones internacionales y avances globales en ciencias computacionales. Un retraso prolongado o cancelación podría hacer que TACC pierda prioridad en la adquisición y asignación de GPUs de Nvidia esenciales para la arquitectura esperada de Horizon. Desde un punto de vista técnico, Horizon estará basado en tecnologías de última generación, incluyendo las CPUs “Vera”, sucesoras de la línea Grace de Nvidia, y las GPUs “Rubin” GR100 o alguna variación de este modelo. La arquitectura anticipada es una evolución del sistema “Vista”, que sirve como una estación temporal con un poderoso ensamblaje de núcleos de CPU y GPU Arm, ofreciendo hoy en día un rendimiento combinado de casi 45 petaflops en precisión FP64. Vista se utiliza actualmente en las instalaciones del TACC y ha demostrado la sinergia y el potencial que tendrá Horizon cuando sea completado.
Más allá de las cuestiones técnicas, el proyecto Horizon simboliza también el compromiso y la visión hacia el futuro de la computación científica en Estados Unidos. La continuidad del financiamiento refleja la habilidad estratégica para sostener la innovación y mantener una sólida base científica frente a la competencia global. En los últimos años, se ha observado un importante aumento en los gastos dirigidos a sistemas de inteligencia artificial, pero esta inversión no debería disminuir la importancia ni el financiamiento para la computación de alto rendimiento tradicional, la cual sigue siendo fundamental para simular modelos complejos y procesar grandes volúmenes de información. El impacto de los recortes en NSF y, por ende, en Horizon, se extendería más allá del ámbito académico o tecnológico. Empresas líderes en el sector tecnológico dependen del dinamismo y la innovación que proviene de entornos de investigación avanzada, por lo que el retraso o déficit en infraestructura computacional repercute en la competitividad de la industria nacional.
Las tecnologías habilitadas a partir de estas supercomputadoras tienen efectos multiplicadores en áreas tan diversas como salud, energía, cambio climático y desarrollo económico. Además, las siguientes generaciones de cientificos, ingenieros y desarrolladores podrían verse afectadas si no cuentan con herramientas a la altura de las demandas actuales. Horizon no solo es un proyecto de hardware y software avanzado, sino también un motor para la formación y el avance en disciplinas STEM que permitirán a Estados Unidos mantener su liderazgo en el ámbito tecnológico mundial. En conclusión, la situación de Horizon trasciende la mera inversión en infraestructura. Se trata de una apuesta por el futuro de la ciencia y la tecnología, por el liderazgo global en innovación, y por el bienestar común que depende, en gran medida, del progreso científico.
Los debates y decisiones en el ámbito político y presupuestal tendrán consecuencias tangibles para la comunidad investigadora y la industria tecnológica. Por ello, es fundamental que los organismos gubernamentales y las partes involucradas encuentren un acuerdo que garantice la continuidad de este proyecto emblemático, evitando que la supercomputadora Horizon quede detenida antes de comenzar su contribución al progreso de la humanidad. El tiempo apremia y la comunidad científica, así como las empresas ligadas al sector tecnológico, esperan que la solución se alcance a la brevedad. La inversión en HPC, representada por Horizon, sigue siendo esencial para que Estados Unidos mantenga su competitividad en el panorama global y alrededor del mundo, impulsando la innovación más allá de las fronteras actuales hacia un futuro más prometedor.