En el dinámico mundo de las criptomonedas, las stablecoins se han consolidado como una herramienta fundamental para facilitar transacciones rápidas, estables y eficientes. Sin embargo, un reporte reciente publicado en 2025 pone bajo la lupa un aspecto preocupante: aproximadamente $649 mil millones en transferencias de stablecoins en 2024 estuvieron relacionadas con direcciones de alta riesgo vinculadas a actividades ilícitas. Esta cifra representa aproximadamente el 5.14% del volumen total de transacciones con stablecoins en dicho año, evidenciando que, pese a los avances regulatorios y tecnológicos, los riesgos asociados no han desaparecido, sino que evolucionan constantemente. El reporte, elaborado por la firma de cumplimiento criptográfico Bitrace, destaca la persistencia y crecimiento gradual de este fenómeno frente a informes anteriores, lo que plantea una serie de retos para reguladores, exchanges y usuarios por igual.
Bitrace establece que las direcciones de blockchain consideradas de alto riesgo son aquellas utilizadas por entidades ilegales para recibir, transferir o almacenar stablecoins. Aunque el porcentaje de transacciones vinculadas a estas direcciones ha disminuido ligeramente con respecto al 5.94% registrado en 2023, sigue siendo significativamente mayor que el 2.8% de 2022 y el 1.63% de 2021.
Este creciente porcentaje pone de relieve tanto la sofisticación con la que operan las redes ilícitas como la necesidad de reforzar los mecanismos de vigilancia y control dentro del ecosistema criptográfico. Un elemento clave del análisis apunta a la predominancia de USDT (Tether) basada en la red Tron en el volumen de transacciones de alto riesgo. Más del 70% de las transferencias sospechosas se ejecutaron a través de Tron, superando ampliamente a Ethereum y otras plataformas, a pesar de que Ethereum sigue siendo la red más popular para el uso general de stablecoins. Esta particularidad se atribuye en parte a la mayor capitalización y adopción de USDT en Tron, que posee aproximadamente el 47.4% de la oferta total de USDT, frente al 45.
44% de Ethereum. La elección de Tron por parte de actores ilegales podría deberse a su arquitectura de costos más bajos y mayor rapidez en las transacciones, lo que facilita movimientos más ágiles y difíciles de rastrear. La presencia destacada de USDT en estas operaciones refleja también la posición dominante de esta stablecoin en el mercado global, con una capitalización que supera los 148 mil millones de dólares, frente a los más de 62 mil millones que posee USDC (USD Coin). Sin embargo, es importante reconocer que USDC ha incrementado notablemente su participación, especialmente en actividades relacionadas con el juego en línea y plataformas de apuestas digitales. Estas plataformas, que procesaron 217.
8 mil millones en stablecoins durante 2024, evidencian un crecimiento considerable del 17.5% respecto al año anterior. A pesar de los esfuerzos regulatorios para restringir el acceso a estos sitios, el auge del juego online con criptomonedas continúa siendo una vía significativa para el flujo de capitales tanto lícitos como ilícitos. La conexión entre plataformas de juego online y transfers de stablecoins es particularmente preocupante porque estas actividades a menudo actúan como un facilitador para el lavado de dinero y la evasión fiscal. La rapidez y anonimato que ofrecen las stablecoins, combinados con la naturaleza global y descentralizada de las blockchains, crean un entorno propicio para que actores malintencionados oculten y reintroduzcan fondos ilícitos en el sistema financiero convencional.
Además, el reporte subraya que los negocios de cumplimiento y las entidades financieras reguladas suelen calificar las direcciones con alto riesgo basándose en el nivel de involucramiento en actividades sospechosas, lo que frena la aceptación de activos provenientes de estas fuentes por parte de exchanges y plataformas comerciales legítimas. En este sentido, la colaboración entre organismos regulatorios y empresas tecnológicas resulta esencial para mejorar los sistemas de detección de transacciones fraudulentas y para implementar protocolos Know Your Customer (KYC) y Anti-Money Laundering (AML) más rigurosos. En respuesta al aumento de actividades ilícitas vinculadas a stablecoins, tanto emisor como Tron han tomado medidas significativas. Por ejemplo, la casa emisora de Tether junto con Tron anunciaron el lanzamiento de una unidad especializada en la lucha contra el crimen financiero, enfocada en monitorear y mitigar el uso inadecuado de estas monedas estables. Estas iniciativas representan un paso adelante, aunque el desafío sigue siendo enorme debido a la naturaleza en constante evolución de la delincuencia financiera en el espacio criptográfico.
La importancia de la educación financiera y la concienciación de los usuarios sobre los riesgos de interactuar con direcciones sospechosas también juega un rol fundamental para fortalecer el ecosistema y facilitar la adopción segura de las tecnologías blockchain. La regulación, por su parte, ha ido avanzando de manera paulatina en diferentes jurisdicciones, intentando poner un marco legal que permita aprovechar las ventajas tecnológicas y a la vez proteger a los usuarios e instituciones de actividades ilícitas. Sin embargo, la descentralización inherente de las criptomonedas crea un entorno difícil de controlar, lo que exige una cooperación internacional y el desarrollo de herramientas tecnológicas cada vez más sofisticadas para la vigilancia del mercado. El aumento del volumen de stablecoins enlazadas a actividades ilegales también debe analizarse en el contexto general del crecimiento del mercado criptográfico. Mientras el ecosistema se expande y más usuarios ingresan al sistema, es lógico que el volumen absoluto de operaciones fraudulentas pueda aumentar, aunque el porcentaje relativo se mantenga estable o disminuya ligeramente, como se refleja en el reporte de Bitrace.
En definitiva, la cifra de $649 mil millones de stablecoins que fluyeron a través de direcciones de alto riesgo en 2024 es un alarmante recordatorio de que el progreso tecnológico y la innovación financiera deben ir acompañados de una gestión responsable y controles efectivos. El desafío para la industria radica en encontrar el equilibrio entre fomentar la libertad y accesibilidad que caracterizan a las criptomonedas y garantizar que estas no se conviertan en herramientas para actividades ilícitas y perjudiciales para la economía global. Por tanto, el futuro del ecosistema criptográfico depende en gran medida de la capacidad conjunta de gobiernos, reguladores, empresas tecnológicas, exchanges y usuarios para identificar, mitigar y prevenir el uso indebido de stablecoins sin impedir su potencial para transformar positivamente la economía mundial.
