En la historia de la computación personal, muchas veces se habla del IBM PC como el punto de partida definitivo de la era de las microcomputadoras con MS-DOS. Aunque esta afirmación es parcialmente cierta, existe una historia menos conocida pero fundamental para entender la evolución del sistema operativo DOS y el hardware que lo soportó. Seattle Computer Products (SCP), una empresa pionera, creó en octubre de 1979 el primer sistema que ejecutó DOS sin sufrir la ya famosa barrera de los 640 kilobytes de memoria, mucho antes de que IBM lanzara su emblemática PC en 1981. El sistema de SCP no era una computadora convencional tal y como la imaginamos hoy con placas base integradas y componentes soldados. En realidad, era una colección de tarjetas ensambladas para un bus estándar llamado S-100, un estándar de la industria que derivaba de la computadora Altair 8800.
Este diseño permitía que cada función esencial de una computadora —ya fuera procesador, memoria, interfaz de disco o video— residiera en tarjetas individuales que se insertaban en un chasis con ranuras. Lo más destacable de SCP fue su valentía tecnológica al desarrollar un sistema basado en el procesador Intel 8086, un microprocesador de 16 bits que estaba en sus primeros días en el mercado. La tarjeta CPU diseñada para el bus S-100 incluía un procesador Intel 8086 al que se le unían numerosos circuitos auxiliares para adaptar las señales propias del procesador a las restricciones del bus originalmente diseñado para CPUs de 8 bits. Una de las innovaciones clave fue la capacidad del sistema para operar en modo de 16 bits a plena velocidad o, en caso de no disponer de memoria de 16 bits, funcionar en modo 8 bits, realizando ciclos dobles de memoria para compensar. Esto era esencial para aprovechar la arquitectura de 16 bits sin tener que cambiar por completo todo el ecosistema de hardware.
El procesador podía funcionar a frecuencias de 4 MHz y 8 MHz, lo que era impresionante para la época, considerando que cuando IBM lanzó su PC con un 8088 corriendo a 4.77 MHz, el sistema de SCP ya podía ser hasta tres veces más rápido. Además, SCP diseñó una tarjeta soporte que incluía un ROM de arranque, un puerto serial para conectar un terminal y un reloj de tiempo real, elementos indispensables para un sistema completamente funcional en esa época. Una limitación que marcó a la PC de IBM y posteriormente a todo el ecosistema DOS fue el famoso límite de 640 KB de memoria RAM. Este límite, muchas veces erróneamente atribuido al propio DOS, fue en realidad una consecuencia directa de la distribución del espacio de direcciones en la arquitectura del IBM PC, donde parte de ese espacio era ocupado por el BIOS, por la ROM de arranque y especialmente por la memoria utilizada para la tarjeta de video.
SCP había diseñado su sistema para evitar esta limitación, dejando la posibilidad de usar todo el espacio de direcciones de un megabyte para memoria RAM, siempre que el sistema se utilizara con terminales en lugar de video integrado y desactivando el ROM de arranque tras el inicio. El software que permitió que esta máquina fuera funcional fue el mismo MS-DOS, desarrollado especialmente para ella en 1980. La colaboración entre SCP y Microsoft fue cercana y directa. De hecho, el creador del sistema, Tim Paterson, viajó junto con la máquina para ayudar a Microsoft a depurar la versión de BASIC que correría en el nuevo hardware, trabajando mano a mano con Bob O’Rear en Microsoft. Este hecho pone en evidencia la importancia y el nivel de innovación de SCP en ese momento, aunque el mercado y la gloria pública definitivamente terminaron en manos de IBM y sus socios.
La historia de SCP no termina ahí. En los años siguientes, evolucionaron el sistema con tarjetas de memoria más grandes, soportaron el coprocesador matemático 8087 y mejoraron el diseño para permitir más funcionalidades y potencia. A pesar de que SCP cerró su actividad años más tarde, su influencia continuó gracias a sistemas que aún utilizaban su arquitectura para tareas especializadas hasta bien avanzado el desarrollo de microprocesadores de 32 bits. El diseño modular sobre el bus S-100 permitió que los usuarios y desarrolladores aprovecharan un amplio catálogo de tarjetas existentes, desde unidades de disco hasta interfaces de terminal. Esta flexibilidad fue un elemento diferenciador que facilitó la creación de sistemas personalizados en una época donde la informática aún era un territorio de innovación y experimentación constante.
El estándar IEEE-696, basado en el bus S-100, permitió que este ecosistema no quedara obsoleto rápidamente y sobreviviera durante años, incluso cuando la arquitectura de computadoras personales evolucionó hacia sistemas más integrados y compactos. Es curioso cómo muchas de estas soluciones técnicas, que hoy parecerían obsoletas, marcaron el camino para sistemas mucho más avanzados y moldearon parte de la estructura del software y hardware que ahora damos por sentado. A nivel de rendimiento, el sistema SCP era una verdadera bestia para su época. Con un procesador de 16 bits funcionando a 8 MHz, superaba en potencia a las primeras máquinas IBM PC. Esto permite entender que el mercado de la informática no siempre premia a la innovación técnica sino a factores como el marketing, las alianzas estratégicas y el posicionamiento, como pasó con IBM frente a SCP, que a pesar de ser pionero, vio cómo su avance quedó eclipsado por el gigante que definió el estándar de la informática personal.