El mercado bursátil es reconocido por su capacidad para generar riqueza a largo plazo, particularmente a través del índice S&P 500, un referente que ha impulsado las carteras de millones de inversores durante décadas. Sin embargo, no todas las inversiones dentro de este índice han sido un camino seguro hacia ganancias significativas. En los últimos diez años, varias acciones han sorprendido negativamente a los inversionistas, acumulando pérdidas que superan el 60%, erosionando el capital invertido de manera considerable. Estas “acciones perdedoras” representan un recordatorio contundente de los riesgos inherentes al mercado bursátil, incluso en índices tan robustos y diversificados como el S&P 500. Un análisis reciente de Investor’s Business Daily, apoyado en datos de S&P Global Market Intelligence y MarketSurge, identifica diez acciones que han registrado caídas importantes en su valor durante la última década.
Entre ellas destaca Viatris (VTRS), un actor en el sector salud, que ha enfrentado una caída del 87.5%, convirtiéndose en la mayor pérdida porcentual dentro del índice en este período. Este declive es reflejo de un desempeño financiero deteriorado, marcado por un descenso de las ganancias proyectadas y un RS Rating sumamente bajo de tan solo 19, lo que indica un rendimiento técnico muy débil en comparación con sus pares. Otro ejemplo relevante es Walgreens Boots Alliance (WBA), una cadena de farmacias que ha visto su precio caer aproximadamente un 86.8% en estos diez años.
Aunque el stock muestra señales de recuperación a corto plazo, sus resultados anuales permanecen deprimidos, con expectativas de una caída del 42% en las ganancias este año. Estos números reflejan las dificultades que esta empresa ha enfrentado frente a la transformación del comercio minorista, la competencia digital y cambios en los hábitos de consumo de salud. El sector de comunicación también ha sido golpeado por estas tendencias descendentes, con empresas como Paramount Global (PARA) y Warner Bros. Discovery (WBD) sufriendo pérdidas del 80.4% y 70.
9% respectivamente. La industria de medios y entretenimiento atraviesa un período de adaptación crucial, desafiada por la revolución digital, la fragmentación de audiencias y la competencia de plataformas de streaming, lo que afecta considerablemente su valor en el mercado. Asimismo, la industria energética no ha estado exenta de dificultades, con APA y Schlumberger reportando caídas del 74.7% y 62.4% respectivamente.
Los cambios regulatorios, la evolución hacia fuentes de energía renovable y la volatilidad en los precios del petróleo han impactado negativamente la rentabilidad de estas compañías, lo que se ha reflejado en la depreciación de sus acciones. En el sector de salud, además de Viatris, Biogen (BIIB) ha experimentado un retroceso del 70.2%. Este gigante biotecnológico enfrenta retos derivados de la competencia en terapias innovadoras, así como críticas y retos regulativos que impactan la confianza de inversionistas y consumidores. Por otra parte, el sector servicios públicos también enfrenta su propio periodo complicado, ejemplificado por PG&E (PCG), cuya acción ha caído un 67.
3%. Esta empresa, clave en la provisión de energía, ha lidiado con desafíos legales y financieros relacionados con incidentes anteriores, lo que ha disminuido significativamente su atractivo para los inversores. Otro caso llamativo es el de Norwegian Cruise Line (NCLH), una compañía de consumo discrecional que ha sufrido las consecuencias de las crisis sanitarias globales. Su depreciación del 67.3% durante la última década evidencia lo sensible que es el sector turístico a factores externos, económicos y de salud pública, afectando profundamente la estabilidad de sus inversiones.
Finalmente, Invesco (IVZ), firma financiera, también se sitúa entre las acciones más maltrechas con una caída del 64.3%. La industria financiera enfrenta una presión constante debido a la regulación, cambios en las tasas de interés y transformación digital, aspectos que influyen en los rendimientos de sus acciones. Estos datos muestran que, aunque el índice S&P 500 ha aumentado de forma significativa —un 167.2% en los últimos diez años— no todas sus compañías ofrecen la misma rentabilidad, y la existencia de “acciones perdedoras” es una realidad que los inversionistas deben reconocer para evitar perder capital valioso.
Más del 80% de las acciones que han sido parte del índice durante este tiempo han generado ganancias, pero las que no logran capitalizar el crecimiento reflejan desafíos específicos y sectoriales que deben considerarse al momento de construir una cartera sólida. Este panorama invita a los inversores a implementar estrategias sólidas y disciplinadas frente a la selección de acciones y a no dejarse llevar por el entusiasmo sin considerar los fundamentos de cada empresa. La diversificación emerge como un principio fundamental para distribuir riesgos, ya sea diversificando por sectores, regiones o tipos de activos, contribuyendo así a minimizar pérdidas potenciales en momentos de volatilidad. Es fundamental también realizar un seguimiento constante a las inversiones y estar dispuesto a realizar ajustes en la cartera cuando una acción muestra un desempeño consistentemente negativo. Ignorar señales rojas, como la caída prolongada en las ganancias o débil rendimiento comparativo de las acciones, puede llevar a pérdidas acumuladas que erosionen la rentabilidad esperada.
El caso de Viatris, con siete años consecutivos de caída en sus ganancias, resalta que la paciencia sin análisis crítico puede ser perjudicial. También el ejemplo de Walgreens Boots Alliance señala que incluso empresas reconocidas y consolidadas pueden atravesar crisis si no se adaptan a las nuevas dinámicas del mercado o fallan en su modelo de negocio. En conclusión, el mercado de valores es una arena competitiva que ofrece oportunidades sustanciales para generar riqueza, pero también es un terreno donde la falta de diligencia, la mala selección y la negligencia pueden producir pérdidas significativas. Para quienes desean invertir de forma exitosa, resulta esencial un enfoque informado, adaptativo y estratégico que contemple tanto las tendencias macroeconómicas generales como los fundamentos específicos de las empresas. La lección más significativa que dejan estas diez acciones que perdieron más del 60% de su valor en la última década es el recordatorio de que invertir no es apostar ni un simple acto de fe.
La clave está en la investigación rigurosa, la diversificación inteligente y la capacidad para reaccionar ante las señales del mercado. Así, es posible navegar el mercado bursátil con mayores probabilidades de éxito y evitar que las decisiones incorrectas conduzcan a pérdidas que podrían haberse minimizado o evitado. Por último, los inversionistas deben complementar su estrategia con asesoramiento profesional y herramientas de análisis que ayuden a evaluar con precisión el riesgo y el potencial a largo plazo de sus inversiones. De esta manera, convertirán el mercado bursátil en un aliado para la creación y preservación de su patrimonio, y no en una fuente de pérdidas significativas.