En el mundo de las finanzas personales y la creación de riqueza, dos nombres que suelen resonar con fuerza son Robert Kiyosaki y Codie Sanchez. Ambos reconocidos por sus aportaciones y visiones sobre la manera en que las personas pueden alcanzar la libertad financiera, sus ideas no siempre coinciden. Recientemente, Codie Sanchez expresó su desacuerdo con una de las opiniones más conocidas de Robert Kiyosaki, especialmente en relación con el trabajo asalariado, el ingreso generado a través de un empleo bajo un contrato W-2, y su papel en la construcción de riqueza. El choque de perspectivas ha generado un debate que invita a analizar con detalle sus argumentos y a comprender mejor las opciones que tienen las personas para prosperar financieramente. Robert Kiyosaki, autor del exitoso libro “Padre Rico, Padre Pobre”, es conocido por su postura crítica respecto al ingreso obtenido a través de empleos tradicionales, especialmente los con W-2 en Estados Unidos.
Para Kiyosaki, el trabajo asalariado es el método menos efectivo para construir riqueza a largo plazo. Su argumento central es que los empleados pagan más impuestos que los inversores o dueños de negocios y, además, limitan su potencial de ingresos al intercambiar su tiempo directamente por dinero. En su visión, aquellos que dependen únicamente de un trabajo tradicional están en desventaja para crear libertad financiera real, especialmente cuando se compara con quienes generan ingresos pasivos o utilizan modelos de negocio propio. Por otro lado, Codie Sanchez, inversora, autora y creadora de contenido enfocado en finanzas, comparte una visión diferente. En un episodio reciente del programa “Millionaires in Cars Getting Coffee”, Sánchez fue cuestionada sobre la tendencia a demonizar el trabajo asalariado en las redes sociales y cómo ella veía la influencia de esta mentalidad.
Contrario a Kiyosaki, Sanchez manifestó que no cree que el trabajo como W-2 sea una forma inferior de profesión. Señaló que la clave no está en la clasificación del ingreso ni en el código fiscal con el que se recibe, sino en lo que se puede hacer con los ingresos y cómo se utilizan para generar riqueza. Así, destacó el ejemplo de Sheryl Sandberg, ex directora operativa de Meta (antes Facebook), quien acumuló una fortuna de miles de millones de dólares siendo una empleada bajo contrato W-2. El caso de Sheryl Sandberg es ilustrativo para entender la complejidad del debate. Aunque laboró como empleada de alto nivel en Meta, su riqueza no provino solo de su salario.
Según Forbes, hacia 2022 ella tenía un patrimonio estimado en 2.3 mil millones de dólares. Si bien su sueldo anual como empleada rondaba el millón de dólares, vivía principalmente del valor de sus acciones y otros ingresos derivados de su participación en la empresa. Lo que obtuvo después fue más ingreso pasivo que puro salario, lo que refleja que muchas veces el trabajo asalariado puede ser una plataforma para alcanzar otras fuentes de ingreso que realmente potencian la acumulación de riqueza. Es importante distinguir entre el ingreso activo y el ingreso pasivo cuando se analiza la creación de riqueza.
Kiyosaki clasifica los ingresos en varias categorías y señala que el ingreso pasivo, generalmente generado a través de negocios o inversiones, es el más efectivo para alcanzar la independencia financiera. Sin embargo, Sánchez recomienda no subestimar el valor de un empleo tradicional, especialmente porque no todos comienzan con los mismos recursos, habilidades o redes para fundar un negocio o invertir con éxito temprano. Además, los datos respaldan la idea de que el trabajo asalariado puede ser un pilar fundamental para mucha gente que luego avanza hacia la riqueza por medio de la inversión inteligente. Por ejemplo, un estudio nacional de millonarios realizado por Ramsey Solutions encontró que la mayoría de los encuestados no eran especialmente grandes generadores de ingresos, pero sí muy disciplinados al invertir, incluyendo contribuciones a sus planes de retiro patrocinados por el empleador, como los 401(k) en Estados Unidos, y otras inversiones independientes. Esto indica que el crecimiento patrimonial viene más de la administración exitosa y la inversión constante, que de la categoría del ingreso en sí misma.
El debate entre Sánchez y Kiyosaki también refleja la realidad económica y laboral actual. En un mercado donde la estabilidad laboral está en constante cambio y las oportunidades de negocio pueden ser accesibles para algunos, pero no para todos, enfatizar que solo el ingreso pasivo o empresarial es válido para crear riqueza puede ser desalentador o poco realista para muchas personas. Por otro lado, señalar las limitaciones del ingreso asalariado sirve para motivar a muchos a buscar vías complementarias para asegurar un futuro financiero sólido. Por lo tanto, ambos planteamientos tienen validez y, más que contraponerse de manera absoluta, deberían interpretarse como enfoques complementarios. La realidad es que la creación de riqueza es multifacética y depende de múltiples factores: educación financiera, disciplina para ahorrar e invertir, aprovechamiento de oportunidades, y a veces, suerte o factores externos.
Un elemento clave en el argumento de Codie Sánchez es la importancia de no menospreciar el ingreso activo derivado de un empleo formal. Para muchas personas, es un paso necesario y estratégico para generar capital que luego utilicen en inversiones o en el desarrollo de negocios que generen ingresos pasivos. Ignorar el valor de ese primer paso puede generar falsas expectativas sobre cómo llegar a la independencia financiera, especialmente para quienes comienzan sin recursos o conocimientos avanzados en inversiones. Por su parte, la crítica de Robert Kiyosaki contra la dependencia exclusiva de un empleo W-2 es válida en cuanto a que tradicionalmente los ingresos por trabajo activo están sujetos a mayores impuestos y limitaciones en escalabilidad. Intercambiar tiempo por dinero es, en efecto, un modelo con techo salarial definido para la mayoría, salvo excepciones en posiciones extremadamente especializadas o ejecutivas.
Su llamado a crear o invertir en activos que generen ingresos pasivos es una ruta probada para quienes buscan escalar su patrimonio y conseguir más libertad financiera. Para quienes desean aplicar las enseñanzas de ambos, la recomendación más equilibrada sería aprovechar al máximo el empleo asalariado para adquirir habilidades, generar ahorro y realizar inversiones inteligentes, sin descuidar oportunidades para desarrollar fuentes alternativas de ingreso. De esta forma, se capitaliza el presente con un trabajo estable mientras se construye un futuro basado en activos que funcionen para uno. Además, la educación financiera juega un papel decisivo en ambas posturas. Entender bien los conceptos sobre impuestos, tipos de ingresos, inversión, y estrategias empresariales permite tomar decisiones informadas sobre cómo construir riqueza con talones firmes, evitando caer solo en fórmulas simplistas como "el trabajo asalariado es malo" o "solo los empresarios se hacen ricos".
En resumen, Codie Sanchez y Robert Kiyosaki aportan perspectivas valiosas que, en ocasiones, se complementan más de lo que se contradicen. Kiyosaki subraya las desventajas de depender exclusivamente de un empleo para crecer financieramente y resalta el poder del ingreso pasivo persistente. Sánchez, en cambio, destaca que el trabajo asalariado no debería ser despreciado ni considerado inferior, ya que puede ser un escalón para el éxito si se utiliza adecuadamente y combinado con decisiones financieras sabias. El consejo para quienes buscan mejorar su situación económica debe entonces centrarse en la educación continua, la diversificación de ingresos y una mentalidad proactiva hacia la creación de valor. La riqueza no llega solo con renunciar al trabajo tradicional o con seguir los consejos de un libro, sino con la aplicación consciente y adaptada a la realidad personal de cada uno.
Al final, la pregunta “¿quién está en lo cierto?” no tiene una única respuesta, porque la construcción de riqueza es un proceso individual y multifactorial. Lo importante es reconocer las fortalezas y limitaciones de cada enfoque y utilizar el conocimiento disponible para trazar un camino propio hacia la libertad financiera y el bienestar económico.