El críquet ha sido durante mucho tiempo un deporte sobre el que pocos en Estados Unidos han prestado atención. Su historia en el país es antigua, remontándose a mediados del siglo XVIII, cuando se jugaba en campos que hoy forman parte de la jungla de cemento de Manhattan y sus alrededores. Sin embargo, a pesar de sus raíces históricas, el críquet desapareció prácticamente del imaginario deportivo estadounidense durante más de un siglo debido a múltiples factores, entre ellos el ascenso del béisbol, considerado entonces el deporte nacional por excelencia. Esta desaparición se mantuvo durante décadas, pero los últimos años han venido acompañados de un renacer que plantea la pregunta: ¿ha logrado el críquet consolidarse en el mercado americano? Para responder a esta cuestión hay que analizar tanto las dificultades históricas como las oportunidades emergentes que enfrenta este deporte en un país conocido por su preferencia por el fútbol americano, el baloncesto y el béisbol. El declive histórico del críquet en Estados Unidos estuvo marcado por la Guerra Civil y la rápida popularización del béisbol.
Este último ofrecía un formato más sencillo, con reglas claras, partidos más cortos y un creciente interés profesional que atraía tanto a jugadores como a espectadores. Famosos hermanos que inicialmente dedicaban su vida al críquet, como George y Harry Wright, hicieron la transición al béisbol y se convirtieron en figuras emblemáticas de este deporte, fortaleciendo aún más su lugar en la cultura estadounidense. Además, el críquet fue percibido durante mucho tiempo como un deporte inglés, ligado a una identidad foránea, lo que dificultó su aceptación completa en una nación en plena construcción de una identidad propia. Durante el siglo XX, el críquet persistió principalmente en zonas con fuerte presencia de inmigrantes, especialmente alrededor de Filadelfia, donde se estableció como un deporte de club asociado a la élite social y a espacios exclusivos como los country clubs. Sin embargo, en términos generales, la práctica del críquet se mantuvo limitada, confinada a actividades de expatriados y minorías, sin una estructura organizativa sólida que garantizara su desarrollo y expansión en el país.
La exclusión inicial de Estados Unidos en las primeras décadas de la entidad global que gobierna el críquet, la Federación Internacional de Críquet, contribuyó también a que la nación permaneciera aislada en términos competitivos y promocionales. Los últimos veinte años han sido testigos de un lento pero constante cambio. La creciente población inmigrante proveniente de países como India, Pakistán, Bangladesh, y naciones del Caribe ha sido un factor clave para la revitalización del críquet en el país. Estas comunidades no solo llevaron consigo la pasión por el deporte, sino que también alimentaron la demanda de infraestructura adecuada, medios especializados y ligas que pudieran competir con las existentes en sus países de origen. Sin embargo, a pesar de este potencial mercado cautivo, la falta de recursos básicos como campos de juego adecuados, equipamiento y entrenadores especializados ha frenado la expansión del críquet en Estados Unidos.
En el plano institucional, la administración del críquet ha sido hasta hace poco un desafío latente. La antigua USA Cricket Association enfrentó diversos escándalos, suspensiones y falta de dirección eficiente, que culminaron en su expulsión de la Federación Internacional en 2017. Desde entonces, una nueva organización, USA Cricket, ha intentado reconstruir los cimientos de la disciplina, involucrando a la comunidad y gestionando con mayor profesionalismo los recursos disponibles. Sin embargo, opera todavía con un presupuesto limitado y un equipo reducido, lo que muestra las dificultades estructurales para establecer al críquet como una opción deportiva relevante en la nación. Una de las grandes señales de la consolidación del críquet en Estados Unidos es sin duda la creación y desarrollo de la Major League Cricket (MLC), una liga profesional de franquicias lanzada en 2023.
A diferencia de intentos anteriores, la MLC cuenta con inversionistas serios y capital significativo procedente, en su mayoría, de miembros de la diáspora india asentados en Silicon Valley y otras zonas estratégicas económicas. Figuras destacadas como Satya Nadella, presidente de Microsoft, y otros empresarios con vínculos tanto con Estados Unidos como con la India, han apostado por convertir la MLC en una competencia de alto nivel que pueda competir internacionalmente. El formato de la Major League Cricket es en T20, una modalidad de críquet rápida que dura alrededor de tres horas, lo que la hace más atractiva para la audiencia estadounidense acostumbrada a deportes con ritmos acelerados y duraciones manejables. En sus dos primeras temporadas, la liga ha demostrado que puede atraer talento internacional y generar un interés creciente entre la comunidad inmigrante y también entre atletas locales dispuestos a conocer el deporte. Además de la liga profesional, el interés por el críquet ha recibido un impulso significativo gracias a eventos de gran escala organizados en territorio estadounidense.
El Mundial de T20 de la Federación Internacional celebrado en 2024 en varias sedes, incluyendo Nassau County en Nueva York, marcó un punto de inflexión. A pesar de las críticas sobre la organización y la infraestructura, la cobertura mediática extendida y la asistencia récord de más de 34,000 espectadores en el partido entre India y Pakistán demostró el potencial del críquet para atraer masas, especialmente en áreas donde las comunidades asiáticas y caribeñas son predominantes. La inclusión del críquet en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 también constituye una oportunidad histórica para posicionar el deporte en el panorama nacional e internacional. El hecho de que esta disciplina será parte del programa olímpico podría atraer inversiones, mejorar las infraestructuras y estimular la participación juvenil en escuelas y comunidades urbanas diversas. Representa una plataforma para que el críquet rompa definitivamente la barrera de la invisibilidad y se gane un lugar en el corazón de los fanáticos deportivos estadounidenses.
No obstante, a pesar de los avances, el críquet enfrenta importantes desafíos en términos de popularización más allá de las comunidades inmigrantes. El deporte continúa siendo un nicho cultural, y su lenguaje, reglas y ritmo resultan todavía ajenos para una gran parte de la población estadounidense. La comparación con la evolución del fútbol en Estados Unidos es inevitable. El soccer fue durante mucho tiempo un deporte secundario, pero a partir de la Copa Mundial organizada en Estados Unidos en 1994 y la creación de la Major League Soccer, comenzó a consolidarse hasta alcanzar una presencia considerable. Expertos del críquet sugieren que el crecimiento en Estados Unidos demandará décadas y una estrategia multifacética.
El futuro del críquet en Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad para construir infraestructuras básicas funcionales, como campos de juego adecuados, áreas destinadas a la formación y desarrollo de jóvenes talentos, y programas que promuevan la integración del críquet en la educación deportiva escolar. Igualmente, el fortalecimiento de la comunicación y el marketing para que el críquet deje de ser visto como un deporte exclusivamente para inmigrantes será crucial. La tecnología y los medios digitales también juegan un papel fundamental. El éxito de Willow TV, un canal especializado en críquet que tiene presencia significativa en Estados Unidos, demuestra que existe audiencia y disposición para consumir contenido de calidad relacionado con este deporte. La expansión de las plataformas de streaming y la transmisión de partidos en horarios accesibles serán clave para atraer nuevas generaciones.