En un esfuerzo sin precedentes para proteger y comprender la rica diversidad biológica de Europa, científicos de 33 países del continente han unido sus fuerzas a través del Proyecto Piloto del Atlas Europeo de Genomas de Referencia (ERGA, por sus siglas en inglés). Esta colaboración pionera ha logrado producir genomas de referencia de alta calidad para 98 especies, marcando un hito significativo en el desarrollo de una base de datos genómica que abarque la biodiversidad de toda Europa, incluyendo animales, plantas y hongos. El proyecto ERGA fue co-iniciado en 2021 por la doctora Camila Mazzoni, entonces presidenta del ERGA y científica del Instituto Leibniz para la Investigación en Fauna y Vida Silvestre (Leibniz-IZW). Esta iniciativa responde a la creciente necesidad de recursos genómicos que puedan informar y apoyar los esfuerzos de conservación, así como a la voluntad de crear un marco inclusivo y equitativo para la investigación sobre biodiversidad. A través de la colaboración entre un amplio espectro de instituciones y científicos, el proyecto ha sido capaz de abordar no solo los desafíos científicos, sino también las barreras legales, logísticas y económicas que a menudo se interponen en el camino de proyectos de tal magnitud.
La diversidad de especies europeas es vasta, y desde el principio, ERGA se ha enfrentado al reto de producir genomas que cumplan con criterios altamente estandarizados que aseguren la calidad y fiabilidad de los datos generados. Uno de los logros más destacados del proyecto ha sido la producción de los primeros ensamblajes de genomas a nivel cromosómico de especies endémicas de Grecia, un país conocido por su notable biodiversidad. Entre las especies muestreadas se encuentran el lagarto de Creta (Podarcis cretensis) y el pez gato de Aristóteles (Silurus aristotelis), cuyos genomas ahora están disponibles para que cualquier investigador en el mundo pueda acceder y estudiar. Este acceso abierto a datos genómicos es un aspecto fundamental del proyecto, ya que busca democratizar la investigación científica y hacerla accesible a todos, independientemente de su ubicación geográfica. El proyecto no solo se limita a la investigación genómica fundamental; también se plantea como una herramienta clave para la conservación de especies en peligro.
La obtención de genomas de referencia de especies como la águila de cola blanca (Haliaeetus albicilla) permitirá a los investigadores investigar trastornos genéticos y mejorar la comprensión de condiciones como el síndrome de "pinching-off", que afecta a jóvenes ejemplares de esta especie. Con una base de datos genómica robusta, se podrán analizar subpoblaciones y determinar la presencia de poblaciones aisladas, lo que es esencial para desarrollar estrategias de conservación efectivas. Las aplicaciones del ERGA son numerosas y abarcan campos que van desde la bioeconomía hasta la bioseguridad y la salud humana. Por ejemplo, el genoma de la mayor argentina (Argentina silus), un pez comercialmente importante en el Atlántico norte, proporcionará a los científicos herramientas para realizar evaluaciones más precisas de las poblaciones de esta especie, lo cual es crucial para asegurar prácticas de pesca sostenibles. La ciencia de datos genómicos tiene el potencial de transformar nuestra manera de entender y manejar los recursos naturales, un objetivo que se vuelve cada vez más urgente en un mundo afectado por el cambio climático y la pérdida de hábitats.
Un aspecto particularmente innovador del ERGA es su enfoque descentralizado y colaborativo. En un contexto donde muchos proyectos de investigación dependen de centros de financiación centralizados, el proyecto ha demostrado que es posible reunir recursos y expertise de manera distribuida. La mayoría del presupuesto fue generado por los propios miembros del proyecto y sus instituciones asociadas, así como por las contribuciones de empresas de secuenciación que ofrecieron subvenciones y descuentos. Este modelo no solo es efectivo, sino que también muestra una nueva forma de hacer ciencia que puede inspirar iniciativas en otras regiones del mundo. Sin embargo, el camino hacia el éxito no ha estado exento de desafíos.
La colaboración internacional trae consigo complejidades como la gestión del envío de muestras biológicas a través de las fronteras, las disparidades de recursos entre diferentes países y la necesidad de mantener un equilibrio entre descentralización y estandarización. Cada uno de estos aspectos es crucial para garantizar que los genomas referenciales producidos cumplan con los estándares del Proyecto BioGenome de la Tierra (EBP), del cual ERGA es la rama europea. El EBP tiene como objetivo ambicioso secuenciar toda la vida eucariota en la Tierra, un objetivo que requiere participación mundial y nuevos modelos de producción genómica. A medida que la comunidad científica global se esfuerza por desbloquear el potencial completo de los datos genómicos, la creación de una red colaborativa en Europa bajo el ERGA no solo acelera el progreso científico, sino que también facilita la traducción de este progreso en beneficios tangibles para la biodiversidad y la sociedad en su conjunto. Al unir a científicos de todos los niveles de carrera, ERGA no solo promueve la investigación, sino que también ayuda a identificar y compartir oportunidades de formación, asociación y financiación.
El impacto de esta iniciativa es ya palpable, con resultados que prometen no solo mejorar nuestras capacidades para gestionar la biodiversidad en Europa, sino también establecer un precedente para futuras investigaciones en biología y conservación. Al fomentar la colaboración internacional y centrarse en principios de inclusión y equidad, el ERGA está marcando nuevos estándares en la investigación sobre biodiversidad. A medida que el proyecto continúa, los aprendizajes y desafíos que se han identificado hasta ahora servirán de guía para esfuerzos futuros. La necesidad de trabajar en conjuntos de datos genómicos robustos es más crítica que nunca; a medida que las especies enfrentan amenazas en aumento, la ciencia de datos genómicos es una de las herramientas más poderosas que tenemos para asegurar un futuro sostenible. En conclusión, la colaboración entre científicos de 33 países en el marco del Proyecto Piloto del Atlas Europeo de Genomas de Referencia es un ejemplo brillante de cómo la ciencia puede unir naciones y disciplinas en la lucha por preservar y comprender la vasta biodiversidad de nuestro continente.
A medida que el proyecto avanza, todos los ojos estarán puestos en este esfuerzo pionero, con la esperanza de que sirva de modelo para iniciativas similares a nivel global.