En el emocionante y a menudo volátil mundo de las criptomonedas, 2024 se ha marcado como un año significativo con la aprobación de varios ETFs (fondos cotizados en bolsa) de ether; sin embargo, el rendimiento de estos fondos ha sido notablemente inferior al de sus contrapartes de bitcoin. Este fenómeno ha levantado cejas y generado debates en la comunidad de criptomonedas, ya que el ether, el token nativo de la blockchain de Ethereum, es conocido por su papel en las aplicaciones descentralizadas y el crecimiento de las finanzas descentralizadas (DeFi). No obstante, a pesar de estos avances, el precio del ether ha mostrado un comportamiento tímido en comparación con el impresionante aumento del bitcoin. La aprobación de los ETFs de ether en julio de 2024 fue recibida con gran entusiasmo por parte de los inversores y medios de comunicación. Después de años de espera y especulaciones, muchos creyeron que este sería el impulso que necesitaba el ether para alcanzar nuevos máximos históricos.
Sin embargo, poco después del lanzamiento, la reacción del mercado fue mucho más moderada de lo esperado. Si bien el bitcoin ha visto un aumento de más del 50% en 2024, el ether apenas ha subido un 15%, lo que ha llevado a algunos analistas y expertos a cuestionar las razones detrás de este comportamiento. Una de las primeras explicaciones sobre la subrendición del ETF de ether se relaciona con la percepción del mercado sobre bitcoin. A pesar de la creciente ausencia de la narrativa que aprecie el ether como un activo de inversión, el bitcoin sigue siendo considerado el rey de las criptomonedas. Desde su creación, bitcoin ha sido asociado con conceptos firmes como "oro digital" o "valor de refugio".
Esta imagen ha sido alimentada por grandes inversores y corporaciones que han centrado su atención y recursos exclusivamente en la acumulación de bitcoin. Empresas como MicroStrategy han hecho titulares por sus masivos holdings de bitcoin, y países como El Salvador han adoptado la criptomoneda como forma de moneda oficial. Esta atención mediática y corporativa a bitcoin ha contribuido a su percepción como el activo líder en el espacio de criptomonedas. En contraste, la narrativa en torno al ether y Ethereum ha resultado más difusa y menos convincente para los inversores tradicionales. Aunque Ethereum es el hogar de innumerables aplicaciones de capa 2 y ha sido fundamental en el crecimiento de DeFi, la falta de una narrativa clara y consistente ha dificultado su adopción por parte de inversores institucionales.
Si bien esta blockchain ha sido referida como "la internet del futuro", la conceptualización de su valor se presenta como un desafío para aquellos que buscan una inversión clara. Esta discrepancia en la historia que cada criptomoneda cuenta a sus posibles inversores ha jugado un papel crucial en cómo se perciben y valoran en el mercado. Otro factor a considerar es el fenómeno del "paradoxo de precios" al que está sujeta la criptomoneda ether. A diferencia de bitcoin, que se presenta principalmente como una inversión, el ether sirve como la moneda de cambio dentro de su propia blockchain, donde se llevan a cabo muchas transacciones de DeFi, DAO y NFT. Este uso dual puede causar presiones a la baja sobre el precio de ether.
Mientras más aplicaciones y servicios dependan de ether como forma de pago, mayor será la influencia en el precio, que puede simultáneamente actuar como un activo de inversión y un medio de intercambio. Esto crea una dinámica de mercado donde el interés por utilizar ether en transacciones podría contrarrestar su demanda como activo de inversión, complicando su rendimiento después de la introducción de ETFs. Desde la aprobación de los ETF de ether, ha habido una notable disminución en los volúmenes de comercio, así como un apetito institucional limitado por estos productos. Esto ha quedado en evidencia con las salidas significativas de dinero de los fondos, incluyendo una salida de casi 80 millones de dólares en un solo día. A pesar de la expectativa de que los ETFs de ether atraerían grandes inversiones, la realidad ha sido muy diferente.
Las cifras de flujos entrantes en comparación con el bitcoin son alarmantemente bajas. Además, el entorno regulatorio y de mercado juega un papel fundamental en el rendimiento de los activos. Los fondos cotizados en bolsa, que han encontrado éxito en la atracción de capital hacia bitcoin, operan en un contexto donde la regulación es más favorable a bitcoin, quizás debido a su amplia aceptación y una narrativa más enraizada. Por otra parte, el ether y Ethereum, a pesar de su innovación, todavía navegan en aguas más inciertas, lo que podría estar alejando a los inversores institucionales que buscan estabilidad y previsibilidad. La volatilidad inherente al mercado de criptomonedas también puede estar alimentando el escepticismo hacia los ETFs de ether.
Los inversores que buscan activos refugio en momentos de incertidumbre podrían estar más inclinados a optar por bitcoin, cuya historia más robusta y reputación podrían ofrecer una sensación de seguridad, aunque efímera. Adicionalmente, la comunidad de criptomonedas se enfrenta a un dilema de percepción. Con bitcoin capturando la mayor parte de la atención de los medios de comunicación y el capital institucional, los activos alternativos como el ether deben luchar por su lugar en el ecosistema. Sin una historia convincente o un enfoque claro que resuene con los grandes inversores, es probable que ether continúe lidiando con la subperformancia en comparación con bitcoin. A medida que el espacio de criptomonedas sigue evolucionando, la lucha por la atención y el capital seguramente afectará los precios y el rendimiento de diversas iniciativas de criptomonedas.