En el vasto universo de la ciencia ficción, pocas historias logran combinar la rigurosidad científica con la profundidad emocional tan eficazmente como "Last Contact" (2007), escrito por Stephen Baxter. Este relato corto, que se sumerge en la teoría del Big Rip o Gran Desgarramiento, presenta una narrativa que no solo explora el destino final del cosmos, sino también las reacciones íntimas y humanas ante un desenlace inevitable y cataclísmico. Centrada en la vida cotidiana de Maureen y su hija Caitlin, la historia se desarrolla en un contexto marcado por descubrimientos astronómicos y noticias que transforman la percepción colectiva del tiempo y la existencia. Caitlin, una astrofísica obsesionada con la aceleración de la expansión universal causada por la energía oscura, se convierte en el enlace entre la frialdad científica y la realidad palpable que enfrentan las personas comunes. El relato comienza con pequeñas pinceladas del entorno: el jardín que Maureen cuida con cariño y dedicación, la quietud y la rutina que parecen ajenas al desastre que se está gestando a escala cósmica.
Sin embargo, la llegada de Caitlin y la confirmación de la inminente destrucción del universo irrumpen en esa calma con una mezcla de nostalgia, temor y aceptación. La conversación entre madre e hija revela una cotidianidad desgarrada, donde decisiones tan ordinarias como plantar un pergolado o preparar el jardín se ven teñidas por la sombra del fin absoluto. Desde un punto de vista científico, "Last Contact" aborda el Big Rip como un fenómeno donde la energía oscura genera una fuerza antigravitatoria que acelera la expansión del universo de manera descontrolada. Esto provoca que primero las supercúmulos de galaxias, luego las galaxias mismas, el sistema solar, los planetas e incluso las estructuras atómicas sean desgarradas hasta su destrucción final. Este concepto, aunque presente en teorías astrofísicas, adquiere en el texto una dimensión humana y dramática al mostrar cómo afecta la existencia y las emociones de los personajes.
La narrativa también destaca las señales provenientes del espacio, interpretadas como mensajes de otras civilizaciones avanzadas que han detectado esta fatal trayectoria cosmológica y buscan comunicar su despedida o advertencia. Estas señales son una metáfora del aislamiento humano frente a su destino y de la búsqueda desesperada de sentido en el universo, en un momento donde incluso la esperanza parece a punto de extinguirse. El paso del tiempo en el relato se convierte en una cuenta regresiva hacia el momento exacto en que el Big Rip se manifiesta visiblemente en la Tierra. Maureen y Caitlin, conscientes de la cercanía del cataclismo, se preparan para enfrentar la catástrofe conforme a sus convicciones y emociones. La construcción del pergolado, la preparación del jardín con flores y verduras, y la realización de una última Navidad anticipada para los niños, representan actos de resistencia simbólica contra la destrucción inminente.
Un elemento destacable en "Last Contact" es la humanidad que destilan los personajes a pesar del escenario apocalíptico. La relación maternal entre Maureen y Caitlin ofrece momentos de ternura, confusión y duelo, mientras discuten el destino de la familia y la responsabilidad ética sobre cuándo y cómo comunicar la verdad a los más pequeños. Este enfoque intimista contrasta con la magnitud del escenario científico, creando una experiencia narrativa equilibrada y profunda. Además, la obra reflexiona sobre el papel del conocimiento y la comunicación en la era moderna. La decisión de transmitir la noticia del Big Rip a través de la radio y plataformas digitales refleja la evolución de los medios y la responsabilidad de informar sin provocar pánico, permitiendo que la sociedad elija cómo enfrentar la verdad.
La idea de que los niños podrían descubrir la catástrofe por sus propios medios, a través de dispositivos móviles o internet, subraya las tensiones entre protección y transparencia en un mundo hiperconectado. Es interesante cómo la historia retrata la ruptura de las estructuras sociales y laborales ante la certeza del desastre. La renuncia masiva de empleados, la dificultad para mantener servicios básicos, el colapso de la cadena de suministros y la desidia en la conservación urbana son reflejos de una sociedad que gradualmente se desintegra mientras sigue aferrándose a la rutina. Esta ambientación genera una sensación palpable de desesperanza mezclada con la inherente capacidad humana para adaptarse y seguir adelante, incluso en las circunstancias más difíciles. La precisión científica del relato merece una mención especial.
Baxter utiliza términos y conceptos complejos como la energía oscura, la estructura a gran escala del universo, la desintegración atómica y las tecnologías de sensores nanométricos para crear una atmósfera verosímil. La interacción entre la ciencia y la ficción es cuidadosa y respetuosa con el conocimiento actual, lo que ayuda al lector a entender mejor las implicaciones del Big Rip sin perderse en tecnicismos. No obstante, "Last Contact" no es solo un ejercicio científico. Es también una obra que examina la mortalidad y la finitud desde una perspectiva cósmica, invitando a la reflexión sobre el lugar del ser humano en el universo y la transitoriedad de todo lo conocido. La escena final, donde la tierra comienza a desintegrarse mientras Maureen y Caitlin se aferran la una a la otra, encapsula la mezcla de tristeza y aceptación que permea toda la narrativa.
El concepto de que las señales del espacio sean simplemente un 'adiós' de otras civilizaciones añade una capa adicional de melancolía y universalidad a la historia. Sugiere que no solo la humanidad enfrenta un final, sino que otras formas de vida inteligente también han experimentado la misma pérdida, enfatizando la soledad pero también la solidaridad en el cosmos. Desde una perspectiva literaria, el ritmo pausado y descriptivo, combinado con diálogos profundamente humanos, logra que el lector se sumerja en las emociones y pensamientos de los personajes. No hay necesidad de grandes eventos espectacularizados; el drama se construye en la intimidad de gestos cotidianos y en la ineludible presencia de un futuro marcado por el fin. "Last Contact" es además una denuncia sutil sobre la importancia de conservar los momentos simples y naturales en la vida, como un jardín bien cuidado, el canto de los pájaros o una conversación en familia.
Frente a la implacable marcha de la ciencia y el destino, estos elementos representan la esencia de la existencia y el valor de lo humano. Para los aficionados a la ciencia ficción, esta obra se presenta como un puente entre la especulación científica y el realismo emocional. Para quienes buscan reflexiones más filosóficas sobre el cosmos y la vida, la historia ofrece una historia conmovedora que hace palpable lo abstracto y lo insondable. En términos de relevancia, "Last Contact" mantiene su vigencia frente a los continuos avances en astronomía y cosmología, y en un mundo donde los desafíos globales como el cambio climático y las pandemias nos recuerdan la vulnerabilidad de nuestra existencia. Su mensaje sobre la responsabilidad, el conocimiento y el apego a los valores esenciales resuena con fuerza más allá del género.
Finalmente, esta historia de Stephen Baxter no solo relata el fin del universo, sino que también nos invita a entender cómo, ante la inevitabilidad del destino, el ser humano puede elegir entre el miedo y la esperanza, entre el aislamiento y la conexión, entre la desesperanza y el amor. Y en ese acto de elección, quizás encuentre su última gran hazaña. Con una escritura magistral y una trama contemplativa, "Last Contact" (2007) se posiciona como una lectura indispensable que trasciende el tiempo y el espacio para tocar aspectos profundos de la condición humana y su relación con el cosmos.