En el contexto de las elecciones de 2024, el sector de las criptomonedas ha dejado de ser un extraño en el mundo político estadounidense y se ha convertido en un protagonista fundamental. Este fenómeno no solo se debe al crecimiento y la aceptación de las criptomonedas entre la población, sino también a la estrategia deliberada de la industria para influir en la política a través de financiamiento masivo. A medida que se acercan los comicios, el dinero de las criptomonedas está fluyendo hacia candidatos de ambos partidos, lo que está generando ciertas tensiones y redefiniendo las dinámicas de financiación política. La industria de las criptomonedas, que en años anteriores se había visto envuelta en escándalos, ha decidido salir de las sombras y mostrar su peso financiero. Tras la quiebra del intercambio FTX y los problemas legales que aquejaron a algunas de sus personalidades más destacadas, incluyendo a su ex CEO, Sam Bankman-Fried, el sector ha aprendido la lección y ha decidido reforzar su presencia a nivel político.
Según un informe reciente de Public Citizen, las criptomonedas han inyectado cerca de 119 millones de dólares a diversas campañas políticas, convirtiéndose en una fuente indispensable de recursos para candidatos en contiendas clave. Uno de los grupos más activos y coordinados en este esfuerzo es Fairshake, un comité de acción política (PAC) que ha reunido una enorme cantidad de dinero, alcanzando activos por aproximadamente 169 millones de dólares. Este PAC ha logrado galvanizar los esfuerzos de financiación, convirtiéndose en una de las principales fuentes de apoyo financiero para candidatos en elecciones de todo el país. La astucia y el enfoque estratégico con los que la industria está invirtiendo en estas elecciones contrasta con el dinero que se vio en ciclos electorales anteriores, donde las inversiones eran menos coordinadas y más dispersas. Brady Dale, un periodista de Axios especializado en criptomonedas, señala que el impulso por parte del sector se debe a la necesidad urgente de establecer un marco regulatorio favorable.
"Lo que buscan es una legislación que les permita existir y operar legalmente en Estados Unidos", explica Dale. Con la presión que la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) ha ejercido sobre las criptomonedas, el sector ve la necesidad de asegurar un futuro sostenible a través de la influencia política. En cuanto a la polarización política, el dinero de las criptomonedas no se está inclinando claramente hacia un solo partido. Aunque en el pasado la industria se había alineado más con los Republicanos, Fairshake ha buscado construir relaciones ampliadas al respaldar candidatos de ambos lados del espectro político. Sin embargo, entre los votantes de criptomonedas, hay una tendencia creciente hacia el Partido Republicano, impulsado por la percepción de que este partido ha mostrado un mayor interés en la industria y una oposición más agresiva a las políticas del gobierno de Biden.
A pesar de este fenómeno, el dinero está fluyendo hacia los dos partidos, lo que hace que algunos en el ámbito político se sientan frustrados con la falta de lealtad partidaria del PAC. Entre las empresas que están aportando significativa financiación, destacan Coinbase y Ripple, dos de las plataformas más conocidas del sector. Además, el destacado fondo de capital de riesgo, Andreessen Horowitz, ha estado muy activo en la financiación de estos esfuerzos. Este enfoque diversificado subraya la intención del sector de establecer un equilibrio en el apoyo financiero, buscando a la vez intereses propios y una influencia generalizada en el espectro político. A pesar de la inundación de dinero en las campañas, el tema de las criptomonedas no ha logrado emerger como una cuestión central en la retórica de campaña.
Aunque el expresidente Donald Trump ha mostrado un apoyo notable hacia las criptomonedas, especialmente Bitcoin, hay una evidente carencia de discusión sobre estos temas importantes en las plataformas de los candidatos. De hecho, algunos analistas han comentado que las inversiones están más enfocadas en promover o denigrar a ciertos candidatos en lugar de desarrollar un diálogo sobre políticas concretas relacionadas con las criptomonedas. La comunidad de propietarios de criptomonedas, aunque considerable, no parece ser suficientemente grande para ser considerada como una fuerza electoral decisiva. Muchos de los 52 millones de estadounidenses que poseen algún tipo de criptomoneda pueden no ver esto como su única prioridad al momento de votar. Eso no significa que no haya un grupo significativo dispuesto a votar basado en políticas relacionadas con las criptomonedas, pero es difícil predecir si su impacto podría ser decisivo en elecciones reñidas.
A pesar de que el financiamiento de las criptomonedas está en aumento, también crea fricciones dentro de la misma industria. Recientemente, se reportó que un importante donante demócrata dejó Fairshake tras desavenencias sobre el apoyo del PAC a candidatos republicanos. Este tipo de dinámicas refleja una realidad donde los intereses económicos y las alianzas políticas a menudo chocan, lo que puede tener un impacto duradero en la estrategia electoral del sector de las criptomonedas. Mientras nos adentramos en un ciclo electoral repleto de incertidumbre, es seguro afirmar que las criptomonedas se han convertido en un jugador inesperado pero significativo en este proceso. A medida que los candidatos buscan recursos y apoyo, el dinero de las criptomonedas podría convertirse en un factor decisivo en las elecciones, tal como se ha evidenciado en varias primarias recientes.
La pregunta ahora es si este poder de financiamiento se traducirá en cambios legislativos concretos que favorezcan a la industria de las criptomonedas y si las tenciones internas podrán ser superadas para lograr un frente unido. Los resultados de estas elecciones fundamentalmente pueden determinar el futuro de un sector que ha crecido exponencialmente en los últimos años, pero que todavía lucha por encontrar un lugar seguro en el ámbito económico y político estadounidense. En cualquier caso, la industria de criptomonedas ha llegado para quedarse y, ciertamente, seguirá siendo un tema candente en los años venideros.