En el mundo dinámico y competitivo de los profesionales fraccionales, uno de los aspectos que a menudo se pasa por alto es el título que llevan durante una colaboración. Aunque para muchos fraccionales los títulos pueden parecer irrelevantes, con mayor relevancia para el ego o la jerarquía, la realidad revela que para los clientes, estas denominaciones tienen un peso mucho más significativo del que se podría imaginar. La importancia de discutir y acordar con el cliente qué título es el más adecuado para la colaboración puede marcar la diferencia entre una relación exitosa y una llena de malentendidos o limitaciones estratégicas. Primero, es crucial entender la naturaleza y propósito del trabajo fraccional. Un profesional fraccional no es un ejecutivo a tiempo completo ni un simple consultor, sino alguien que aporta su experiencia y liderazgo en un modelo flexible, part-time y con un enfoque muy puntual en la solución de problemas específicos.
Esta modalidad está diseñada para ofrecer la ventaja de conocimiento ejecutivo sin el compromiso completo de un puesto permanente, permitiendo a las empresas acceder a talento premium en momentos clave. Sin embargo, este formato también genera complejidades respecto a cómo el mercado o terceros perciben al profesional y su papel dentro de la organización. Aquí es donde el título de puesto entra en juego. Por ejemplo, el rol clásico de "Fractional CTO" se ha popularizado en los últimos años como una forma de identificar a expertos en tecnología que trabajan con múltiples clientes a la vez, ayudándoles a implementar estrategias de innovación sin ocupar un rol permanente. Sin embargo, lo que el fraccional prefiera llamarse o cómo se defina internamente, no siempre es lo que su cliente necesita.
Un cliente puede requerir que el profesional utilice un título distinto en su presencia pública — como informes, presentaciones para inversores, LinkedIn o documentación oficial — porque eso fortalece su posicionamiento o cumple una función específica dentro de su narrativa corporativa. Un caso ilustrativo compartido por Marc LeBrun, un fraccional CTO reconocido, fue cuando uno de sus clientes necesitaba mantener visible un título de "VP de Tecnología" para sus esfuerzos de recaudación de fondos. Aunque el trabajo real y la función desempeñada eran las de un CTO fraccional, ese título le daba al cliente un nivel adicional de credibilidad que impactaba directamente en su capacidad para atraer inversores. Esto demuestra que el título no es un tema trivial ni meramente formal, sino una herramienta estratégica que puede influir en la percepción externa y, por ende, en el éxito que la empresa busca lograr. Además, el contexto específico de cada empresa y su mercado objetivo influye de manera determinante en el tipo de título que sea más adecuado.
En startups en etapas tempranas, un rol como "CTO fraccional" puede comunicar a inversores y socios que hay un liderazgo tecnológico sólido detrás del proyecto, aunque sea a tiempo parcial. Por otro lado, en empresas medianas o grandes, un título como "Consultor Senior de Tecnología" o "Asesor Estratégico Tecnológico" puede ajustarse más a la cultura corporativa y a las jerarquías internas establecidas. Conocer estas sutilezas contribuye a que el profesional fraccional ajuste su posicionamiento en beneficio del cliente. En este sentido, es recomendable que desde el inicio de la relación se establezca una conversación franca y directa con el cliente para entender qué título necesitan que el profesional utilice y por qué. Esta charla no solo sirve para evitar malentendidos posteriores, sino que también genera un alineamiento auténtico que potencia la colaboración.
Preguntas como “¿Qué título necesito llevar para esta colaboración?” abren un espacio para aclarar expectativas y fortalecer la relación, al demostrar que el fraccional está dispuesto a adaptarse y no prioriza su ego personal por encima del bien común. Otro factor a considerar es que la necesidad del título puede evolucionar con el tiempo. El trabajo con un cliente fraccional suele ser iterativo y flexible, y al avanzar el proyecto, los objetivos del cliente, su estrategia de comunicación o su posicionamiento en el mercado pueden cambiar. En consecuencia, el título o la manera en que se presenta al profesional también deben ser revisados periódicamente para asegurar que siguen siendo relevantes y útiles. Esto requiere que el fraccional permanezca abierto al diálogo y dispuesto a modificar su presentación en función de las nuevas circunstancias.
Desde la perspectiva del profesional fraccional, tener esta conversación es además una oportunidad para definir claramente cuál es la parte del trabajo que realmente desea asumir, dado que no es viable ni saludable intentar cubrir la totalidad del rol ejecutivo de manera fraccional. Definir y acordar un "slice" o porción del rol en el que se va a enfocar ayuda a equilibrar las expectativas y evitar la ambigüedad que genera estrés o descontento. Al aceptar solo la parte para la que se está capacitado y motivado, el profesional puede entregar un mayor valor y consolidar su reputación. Más allá de las relaciones individuales, reconocer la importancia del título también impacta en la presencia pública del profesional fraccional. En ámbitos digitales como LinkedIn o en conferencias, el título actúa como una carta de presentación y un mensaje poderoso que refleja no solo el expertise, sino la responsabilidad y el impacto esperado.
Ajustar este título de forma que respalde las estrategias y necesidades del cliente contribuye a crear una imagen coherente y sólida que beneficia a ambas partes. Finalmente, esta filosofía demuestra un nivel superior de profesionalismo y compromiso con el cliente. Más allá de cumplir con tareas técnicas y estratégicas, implica ser un verdadero socio estratégico, capaz de comprender que el éxito no sólo radica en los trabajos entregados, sino también en cómo se integra esa contribución en la visión global de la empresa. En conclusión, la pregunta "¿Qué título necesitas que lleve para esta colaboración?" es mucho más que una formalidad: es el punto de partida para una relación fructífera y alineada que establece bases sólidas para proyectar credibilidad, confianza y valor. Los profesionales fraccionales que incorporan este enfoque estarán mejor posicionados para construir relaciones duraderas, ofrecer soluciones efectivas y generar un impacto real en las organizaciones que apoyan.
Adoptar esta práctica no solo beneficia a los clientes, sino que también impulsa la carrera y reputación del mismo profesional fraccional en el competitivo mercado actual.