El mercado de criptomonedas enfrenta un momento de incertidumbre, con Bitcoin (BTC) mostrando signos claros de fatiga frente al avance del oro, que ha logrado un repunte sostenido del 4.4% esta misma semana. El contraste entre ambos activos se ha convertido en un punto focal para analistas e inversores debido a las dinámicas macroeconómicas actuales, donde el tradicional metal precioso retoma protagonismo como refugio seguro, mientras que BTC lucha por consolidar su reciente recuperación y evitar una caída hacia niveles inferiores a los $92,000. Bitcoin, que actualmente cotiza alrededor de los $104,853, ha visto cómo su precio se estancó en torno a los $95,000 en jornadas recientes, lo que ha provocado que se acerque cada vez más al soporte anual que se ubica cerca de $93,500. Este soporte es fundamental dado que una ruptura por debajo podría abrir la puerta a un retroceso aún mayor, con proyecciones que indican una posible prueba de la banda comprendida entre $88,000 y $90,000.
Esta área es vista por algunos traders como un posible punto de rebote, pero también representa una zona de riesgo que podría poner en jaque la fortaleza del activo más importante dentro del universo cripto. El desempeño del oro, medido a través del par XAU/USD, se ha destacado por mantener un ritmo significativo, mostrando subidas diarias cercanas al 1.5% y acumulando más de un 4% en lo que va de semana. Esta fortaleza del metal no solo responde a factores tradicionales como la demanda de activos refugio en tiempos de incertidumbre, sino también a movimientos específicos en el mercado de divisas, donde el dólar estadounidense ha mostrado debilidad. Esta caída en el dólar, apalancada por la subida de monedas emergentes —entre ellas el dólar taiwanés—, ha impulsado el precio del oro, que se beneficia directamente de esta dinámica a través de un proceso conocido como corriente de riesgo inversa.
Los expertos en análisis de mercado, como el equipo de QCP Capital, destacan que la volatilidad implícita en el sector cripto permanece suprimida y que el mercado se encuentra en un estado «largamente direccional», reflejando un sentimiento cauteloso entre los inversores. Según esta firma, el contexto macroeconómico presenta elementos contradictorios que incluyen una ligera depreciación del dólar, movimientos de monedas emergentes, y un aumento en las primas de riesgo asociadas a tensiones geopolíticas y expectativas sobre la política comercial estadounidense. Todo esto se traduce en una recuperación del oro como activo seguro, mientras que BTC aún no logra reflejar este mismo impulso. A pesar de ello, algunos analistas mantienen la hipótesis de una relación estrecha entre el oro y Bitcoin, señalando que, durante el mes de abril, ambas clases de activos experimentaron una correlación positiva notable. En ese período, el oro se disparó aproximadamente un 15%, mientras que Bitcoin avanzó cerca de un 12%, lo cual fue interpretado como un indicio de que el interés por activos descentralizados y protegidos frente a la inflación sigue vigente, impulsado por las preocupaciones macroeconómicas globales.
La cuestión central radica en si este vínculo se mantendrá en las próximas semanas o si Bitcoin tomará una senda independiente, desconectándose del oro y alineándose más con indicadores de riesgo más amplios y la dinámica del mercado bursátil. Esta incertidumbre ha generado que los inversores mantengan posiciones defensivas, esperando señales claras que indiquen la próxima dirección de BTC, especialmente en vista de eventos macroeconómicos clave, como la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) que definirá las próximas tasas de interés de Estados Unidos. El análisis técnico aporta también perspectivas valiosas sobre el comportamiento futuro de Bitcoin. El indicador MACD (Moving Average Convergence Divergence), que mide la fuerza y dirección de las tendencias, muestra señales mixtas. En el plano semanal, el MACD sugiere la posibilidad de un cruce alcista que indicaría un fortalecimiento de la tendencia positiva, sin embargo, a nivel diario se ha observado un cruce bajista por debajo de la línea cero, una señal de debilidad y posible desaceleración en el impulso alcista.
Este desacople entre las señales técnicas de distintas temporalidades advierte a los operadores sobre la existencia de una consolidación en curso, en la cual BTC oscila sin definición clara entre las recientes máximas y mínimas. Esta situación hace que el activo se mantenga vulnerable a noticias y datos económicos que pudieran romper el equilibrio hacia una dirección u otra. El precio clave a seguir es el soporte alrededor de $93,500, que corresponde al punto de apertura anual. Varios especialistas en trading han manifestado su escepticismo sobre la resistencia de este nivel, sugiriendo incluso que podría producirse un descenso hasta el rango de $88,000 a $90,000. Esta posible corrección no significaría necesariamente un cambio estructural en la tendencia, sino más bien una limpieza técnica dentro de un mercado que ha mostrado comportamientos muy volátiles en los últimos meses.
La atención de la comunidad se centra en la reunión del FOMC prevista para el 7 de mayo, donde se espera una nueva decisión sobre las tasas de interés. La postura adoptada por la Reserva Federal podría ser determinante para los mercados financieros globales y, por extensión, para Bitcoin y para el oro. Un endurecimiento de la política monetaria podría fortalecer al dólar, presionando a la baja dichos activos, mientras que una señal de pausa en los aumentos podría favorecer su recuperación. Más allá de las variables técnicas y macroeconómicas, el mercado criptográfico sigue mostrando una marcada heterogeneidad. Algunos tokens y proyectos están registrando ganancias considerables, especialmente en nichos relacionados con la innovación tecnológica, como el ecosistema SUI, que ha experimentado un crecimiento del 9%.