El surgimiento y la evolución de los activos digitales han cambiado radicalmente la manera en que los inversionistas institucionales y minoristas diversifican sus carteras. En 2025, un claro ejemplo de esta transformación es el desempeño del ETF de Bitcoin lanzado por BlackRock, el mayor administrador de activos en el mundo. Desde principios de año, su ETF de Bitcoin al contado, conocido como IBIT, ha captado $6.96 mil millones en entradas netas, superando por primera vez al fondo SPDR Gold Trust (GLD), el mayor ETF de oro físico del planeta, que registró $6.5 mil millones en entradas netas.
Este fenómeno no solo representa un cambio cuantitativo, sino una señal clara de la evolución de la percepción institucional respecto a los criptoactivos en comparación con los activos tradicionales como el oro, históricamente considerado un refugio seguro en tiempos de incertidumbre económica y geopolítica. La importancia de que IBIT haya superado a GLD reside en la dimensión simbólica del oro en los mercados financieros y la reputación consolidada que tiene como activo refugio frente a la inflación, conflictos geopolíticos y volatilidad en los mercados de renta variable. El hecho de que el ETF de Bitcoin haya atraído mayor inversión que el oro en 2025 indica que los inversionistas, tanto institucionales como particulares sofisticados, están reforzando su confianza en la longevidad y el potencial de crecimiento del Bitcoin como almacén de valor y alternativa de inversión. A pesar de que el precio del Bitcoin ha experimentado una caída significativa desde su máximo en enero, bajando más del 10%, esto no ha frenado el apetito de los inversores por aumentar exposición a través de instrumentos regulados y transparentes como los ETFs. En contraste, el oro ha alcanzado nuevos máximos en su cotización, superando los $3,000 la onza debido a las preocupaciones persistentes sobre la inflación y las tensiones comerciales globales.
Sin embargo, la preferencia de los inversores por el Bitcoin demuestra una convicción creciente en las características específicas que ofrece la criptomoneda: liquidez global, capacidad de transferencia rápida, resistencia a la censura y potencial de retornos disruptivos en el largo plazo. Expertos del mercado y analistas financieros, como Eric Balchunas de Bloomberg, han señalado que la fuerte entrada de capital en IBIT es un indicio positivo para el futuro de los ETF de Bitcoin, anticipando que la cantidad de activos gestionados en ETFs de criptomonedas pueda triplicar en algún momento a la destinada a los fondos de oro. Este crecimiento acelerado se refleja también en la notable racha de 15 días consecutivos de entradas netas en el ETF de IBIT, ampliando el registro de flujos positivos y destacando la continua demanda por parte de los inversionistas institucionales. La dinámica del mercado de Bitcoin hoy en día está fuertemente impulsada por estos fondos profesionales que operan con grandes volúmenes y estrategias de acumulación. Según un informe reciente de HODL15Capital, solo en la última semana antes del 4 de mayo, los ETFs de Bitcoin adquirieron cerca de 18,644 BTC, cifra que multiplica casi seis veces la cantidad de Bitcoins minados durante el mismo periodo, que fue de aproximadamente 3,150 BTC.
Esto revela que la demanda en el mercado secundario, alimentada por los fondos ETF, está creando una presión alcista que supera la oferta originada por la minería, lo cual puede impactar favorablemente el precio en el mediano y largo plazo. Este fenómeno coincide con el creciente interés por los ETFs de Ethereum y otros productos relacionados con las criptomonedas que ya han recibido luz verde regulatoria en Estados Unidos, aunque todavía quedan pendiente aprobaciones para vehículos de inversión relacionados con el staking de activos digitales, una cuestión que está ganando atención en mercados importantes como Canadá y Europa. El Crypto Council for Innovation, integración de compañías clave en el ecosistema criptográfico como Andreessen Horowitz (a16z), Consensys y Kraken, ha solicitado a la SEC mayor claridad regulatoria para incluir funciones de staking en ETFs. Argumentan que el staking es un proceso técnico, no una transacción de valores, y su inclusión responsable consumiría de fortalecer la oferta de productos blockchain accesibles a los inversores tradicionales. Otro factor relevante para la confianza renovada en Bitcoin proviene del entorno macroeconómico; la expectativa de tres recortes de tasas por parte de la Reserva Federal en 2025, con el primero potencialmente en julio, ha generado un clima de optimismo en los mercados financieros aunque con cautela.
Con la inflación aún elevada en sectores como servicios y señales mixtas en el mercado laboral, los inversores están ajustando sus estrategias para capturar oportunidades al tiempo que gestionan riesgos. En particular, la fortaleza mostrada por Bitcoin en sus indicadores técnicos respecto a otros activos de riesgo, como el índice S&P 500 que no logra superar su promedio móvil de 200 días, subraya el interés creciente por los activos digitales dentro de los portafolios. La persistente incorporación de capital hacia los ETFs basados en Bitcoin, junto a la mejora en indicadores técnicos y fundamentos, proyecta un escenario donde la criptomoneda continúa ganando terreno como activo de inversión legítimo y con un perfil diferenciado frente a los instrumentos tradicionales. No obstante, expertos como Nansen advierten que parte de este optimismo ya está descontado en los precios actuales, lo que incrementa la necesidad de catalizadores adicionales, tales como avances en políticas comerciales y acuerdos regulatorios claros, para mantener el impulso alcista y atraer nuevos participantes. En conclusión, el hecho de que el ETF de Bitcoin de BlackRock supere al SPDR Gold Trust en entradas netas durante 2025 señala un cambio trascendental en el panorama financiero global.