En la década de los 80, la industria informática estaba en un punto crucial de evolución. Tras la aparición de ordenadores personales como el IBM PC y las máquinas Amiga y Atari, las compañías buscaban ofrecer innovaciones que no solo mejoraran el rendimiento, sino que redefinieran la experiencia del usuario. En este contexto nació el Acorn Archimedes, un ordenador desarrollado en Reino Unido que, aunque no alcanzó gran fama global, se convirtió en un hito fundamental en la historia de la informática gracias a su revolucionario diseño y su contribución directa al nacimiento de la arquitectura ARM, hoy omnipresente en dispositivos de todo tipo. El Acorn Archimedes fue lanzado a finales de 1987 por la empresa Acorn Computers. Fue concebido desde cero con un enfoque en el rendimiento y la innovación, incorporando cuatro chips diseñados específicamente para esta máquina.
Estos chips no solo proporcionaban potencia bruta, sino que fueron esenciales para su innovación técnica: el procesador ARM original, el VIDC para la gestión de vídeo y sonido, el MEMC encargado del control de memoria, y el IOC para entrada y salida. Esta arquitectura integrada permitía a la máquina ofrecer prestaciones sobresalientes por un precio razonable, una combinación inusual en ese momento. El procesador ARM, que más adelante se convertiría en un estándar mundial para dispositivos electrónicos móviles y embebidos, nació justamente en el Acorn Archimedes. Era un procesador RISC (Reduced Instruction Set Computer), que a diferencia de los procesadores CISC tradicionales, ofrecía instrucciones más simples y rápidas de ejecutar, lo que redundaba en un rendimiento superior. En aquella época, esta iniciativa fue pionera, con el equipo de Acorn apostando por un diseño de chip que enfatizaba la eficiencia y la velocidad.
El diseño del hardware del Acorn Archimedes era llamativo por su elegancia. Sin recurrir a recursos como sprites, blitters o coprocesadores gráficos especializados que usaban otras máquinas contemporáneas, el Archimedes podía gestionar gráficos complejos y audio con gran fluidez gracias a sus chips personalizados. El VIDC, por ejemplo, controlaba tanto la salida gráfica como el sonido, creando una experiencia multimedia avanzada para la época. Además, el MEMC se encargaba del manejo de memoria con soporte para memoria virtual, permitiendo una gestión eficiente de los recursos, algo poco común en ordenadores domésticos en aquella década. El IOC proporcionaba una amplia variedad de interfaces de entrada y salida, lo que hacía al Archimedes bastante versátil para distintos usos, desde uso educativo hasta aplicaciones profesionales.
Uno de los aspectos más llamativos del Acorn Archimedes fue su sistema operativo. Desde el principio, el ordenador utilizó una interfaz gráfica llamada Arthur, que contrastaba con otros sistemas más básicos. Posteriormente, evoluciones importantes como RISC OS introdujeron una experiencia de usuario pulida y eficiente, que combinaba simplicidad con capacidad avanzada, favoreciendo tanto a programadores como a usuarios comunes. El sistema operativo no solo era rápido, sino también intuitivo y estaba optimizado para sacar provecho del hardware subyacente. Los desarrolladores de software encontraron en el Archimedes una plataforma agradable para programar, apreciando la rapidez y simplicidad del procesador ARM y la coherencia del sistema operativo.
En paralelo a RISC OS, Acorn desarrolló RISCiX, una versión de UNIX basada en BSD 4.3. Este UNIX adaptado servía como herramienta para usuarios más avanzados y entornos profesionales, lo que demuestra la versatilidad del hardware y la ambición de Acorn de competir en distintos segmentos del mercado. A pesar de estas innovaciones, el Acorn Archimedes nunca logró penetrar masivamente en mercados fuera de Europa. En el Reino Unido, donde sí tuvo una presencia notable, su lanzamiento coincidió con la consolidación del IBM PC como estándar de facto, lo que restringió fuertemente su crecimiento comercial.
Sin embargo, su influencia técnica trascendió esta limitación comercial, especialmente porque fue el punto de partida del desarrollo de la arquitectura ARM, que más tarde revolucionaría la industria tecnológica a nivel global. Otro producto relevante fue el modelo A3000, presentado en 1989. Este era un modelo más económico y de gama media que mantenía el rendimiento elevado característico de la serie Archimedes, aproximadamente ocho veces superior al de máquinas contemporáneas similares. Su diseño físico recordaba estéticamente a otros competidores como el Amiga 500 o el Atari STE, pero con el potente respaldo del procesamiento ARM y la eficiencia de sus sistemas originales. La comunidad técnica y los historiadores del hardware han mostrado un interés renovado por el Acorn Archimedes, especialmente gracias a charlas como la presentada por Matt Evans en el Congreso 36c3 (Chaos Communication Congress) en 2019.
En esta exposición detallada, Evans explicó tanto el diseño de cada uno de los chips principales como el impacto del sistema operativo y el legado del Archimedes en la tecnología moderna. Su presentación incluyó tanto análisis técnicos profundos como anécdotas y material raro, incluyendo prototipos y modelos jamás comercializados. Este enfoque histórico y técnico permite entender mejor cómo un ordenador aparentemente marginal tuvo un impacto decisivo en la evolución del hardware, especialmente al ser el embrión del procesador ARM, que en la actualidad se encuentra en cerca del 90% de los smartphones y millones de otros dispositivos inteligentes. El caso del Acorn Archimedes es un ejemplo paradigmático de cómo la innovación puede surgir fuera de los principales mercados dominantes y cómo un producto puede tener un legado mucho más significativo que su éxito comercial inmediato. Su diseño, centrado en la eficiencia del hardware y la simplicidad del software, sirvió como base para lo que hoy es una parte esencial de la infraestructura tecnológica mundial.
En resumen, el Acorn Archimedes es mucho más que un ordenador raro del pasado. Representa el nacimiento de una arquitectura que ha transformado la manera en la que interactuamos con la tecnología diariamente. Su historia, ahora más accesible gracias a charlas, videos y documentación inédita, ofrece inspiración para ingenieros, historiadores y entusiastas del hardware, recordándonos la importancia de la innovación y la visión a largo plazo en la evolución tecnológica.