Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China han alcanzado un punto crítico que está impactando fuertemente los mercados financieros a nivel mundial. En particular, los fondos cotizados en bolsa (ETFs, por sus siglas en inglés) que se enfocan en acciones chinas han experimentado una salida masiva de capital que alcanza cifras récord. Este fenómeno refleja el aumento de la incertidumbre y el nerviosismo entre los inversores sobre la evolución del conflicto arancelario y sus repercusiones en el crecimiento económico global. Durante la semana finalizada el 11 de abril de 2025, los ETFs emergentes listados en Estados Unidos que invierten en mercados en desarrollo sufrieron una desinversión total de aproximadamente 5.57 mil millones de dólares.
De ese monto, cerca de 3.69 mil millones de dólares provinieron de fondos dedicados a acciones chinas, lo que marca un récord en términos de salidas de capital. Entre los fondos más afectados se encuentran el iShares China Large-Cap ETF, que registró una salida de 1.2 mil millones de dólares, el KraneShares CSI China Internet ETF con más de mil millones en retiros, y el Xtrackers Harvest CSI 300 China A-Shares ETF con 780 millones en redenciones. El contexto de esta salida masiva se enmarca en una escalada de la guerra comercial iniciada por la administración del expresidente Donald Trump, que implementó aranceles elevados sobre una amplia gama de productos chinos.
En respuesta, China adoptó medidas de represalia arancelaria, elevando los impuestos a los productos estadounidenses hasta un 125%, mientras que Estados Unidos estableció gravámenes en algunos casos de hasta el 145%. Esta dinámica ha aumentado la incertidumbre entre los inversores, quienes temen que las crecientes tarifas perjudiquen significativamente el crecimiento de ambas economías. Diversos expertos financieros han destacado que esta incertidumbre ha generado un efecto de capitulación por parte de los inversionistas hacia los ETFs que tienen una exposición directa a China. Malcolm Dorson, gestor senior de carteras en Global X Management, indicó que la combinación de la escalada arancelaria junto con un discurso especulativo negativo sobre las acciones chinas cotizadas en Estados Unidos fue la razón principal de este éxodo masivo. Dorson advierte que mientras no haya una señal clara de que ambas potencias comiencen a negociar un acuerdo, los flujos de salida podrían continuar.
En paralelo a este escenario, las autoridades chinas han planteado la posibilidad de implementar nuevos estímulos económicos para contrarrestar el impacto de la guerra comercial. Se han discutido medidas orientadas a impulsar el consumo interno, fomentar el crecimiento demográfico y ofrecer subsidios a ciertas exportaciones. Sin embargo, aún queda pendiente la definición de la escala y el calendario de estas políticas, generando dudas sobre su capacidad para sostener el ritmo de crecimiento económico en el mediano plazo. Michael Hirson, jefe de Estrategia China en 22V Research, ha señalado que si la administración estadounidense persiste con aranceles elevados, el efecto sobre la economía china será claramente negativo tanto en el corto como en el mediano plazo. Comentó que una parte importante del desafío para Pekín será conservar espacio de maniobra política para afrontar posibles nuevas escaladas o choques económicos futuros.
Las fuertes salidas de capital no solo reflejan inquietudes sobre el conflicto comercial, sino también una reevaluación más amplia del riesgo asociado a invertir en China bajo el actual clima geopolítico. Algunos inversores han preferido redirigir su capital hacia fondos que excluyen exposición china, aunque incluso estos no han recibido nuevos aportes desde el pasado septiembre, mostrando una cautela generalizada. Este fenómeno de desinversión masiva en ETFs de China tiene una influencia considerable en la dinámica de los mercados globales. Dado el peso que tiene China en la economía mundial, cualquier signo de debilidad en su mercado bursátil puede generar repercusiones en otras regiones, especialmente en Asia y en los países emergentes que mantienen estrechos lazos comerciales con Pekín. A corto plazo, los movimientos bruscos en los índices de acciones chinas también pueden afectar el sentimiento económico y alimentar la volatilidad en los mercados internacionales.
Algunos analistas destacan que, pese a los temores, la economía china mantiene ciertos fundamentos sólidos para intentar mitigar los impactos negativos de la guerra comercial. Su capacidad para implementar estímulos fiscales y monetarios, junto con un creciente mercado interno, puede actuar como amortiguador frente a los desafíos externos. No obstante, la efectividad de estos mecanismos dependerá en gran medida de la rapidez y la magnitud con que se desplieguen las medidas. La evolución de este conflicto comercial seguirá siendo un factor crucial para los mercados financieros en los próximos meses. El comportamiento de los ETFs que invierten en China será un indicador importante para medir la confianza de los inversores en la región.
A medida que se aproximen negociaciones o se anuncien nuevos acuerdos, es probable que se observe una reversión parcial de las salidas de capital. En caso contrario, la tendencia de desinversión podría persistir, prolongando un período de incertidumbre en los mercados globales. Los inversores, por tanto, enfrentan un contexto complejo donde la gestión del riesgo y la diversificación cobran especial relevancia. La guerra arancelaria entre Estados Unidos y China ha demostrado que los factores geopolíticos pueden tener un impacto profundo y rápido en la valoración de activos, particularmente en mercados emergentes y sectores sensibles a la dinámica comercial internacional. Por último, la postura futura de las autoridades chinas y estadounidenses será determinante para estabilizar o agravar esta situación.
Mientras China ha declarado que no buscará incrementar más aranceles, manteniendo un llamado a la negociación, el nivel de dureza y los tiempos en que se resuelva esta disputa comercial marcarán el rumbo de los flujos de inversión y la salud económica mundial en la era post-pandemia. En conclusión, el éxodo multimillonario de inversiones en ETFs que invierten en acciones chinas refleja el enorme impacto que la guerra comercial entre Estados Unidos y China está generando en los mercados financieros. La incertidumbre en torno a las tarifas, las represalias y las políticas económicas de respuesta están generando un ambiente de volatilidad y nerviosismo. La atención está puesta en las negociaciones futuras, las decisiones de política económica en ambos países y la respuesta del mercado a estos desarrollos, factores que definirán si se logra recuperar la confianza de los inversores o si la desinversión continuará marcando el pulso de los flujos globales de capital.