Nueva Zelanda transita un momento económico de transición, marcado por un crecimiento laboral más suave y una inflación salarial que se modera lentamente, factores que refuerzan las anticipaciones del mercado sobre nuevas reducciones en las tasas de interés durante este año. Los datos recientes revelan que, aunque el desempleo se mantiene estable en niveles históricamente altos para el país, la creación de empleo avanza a un ritmo menor, y la inflación en los costos laborales privados continúa a la baja, señalando una disminución en las presiones inflacionarias dentro del mercado. Este panorama es el reflejo de una economía que, tras salir de una breve recesión a finales de 2024, enfrenta desafíos tanto internos como externos, los cuales complican la recuperación sostenida. En el primer trimestre de 2025, el crecimiento del empleo en Nueva Zelanda fue apenas del 0.1% respecto al trimestre anterior, un nivel que puede considerarse modesto pero que superó mínimamente algunas estimaciones de los expertos.
Sin embargo, la tasa de desempleo permaneció sin cambios significativos, en torno al 5.1%, indicador que se ubica cerca de los niveles más altos en cuatro años y medio. Este dato es particularmente revelador, ya que denota un mercado laboral con capacidad excedente y cierta fragilidad que limita la presión ascendente sobre los salarios y, por ende, sobre los índices de inflación general. El comportamiento de los salarios es un elemento clave para comprender las perspectivas macroeconómicas del país. En el mismo período, la inflación salarial medida a través del índice de costo laboral privado sin incluir horas extras mostró un incremento del 0.
4%, cifra inferior a la previsión de un aumento del 0.5% y también menor al 0.6% registrado en el trimestre anterior. Esta desaceleración en la expansión salarial constituye un claro indicio de enfriamiento en el mercado laboral, posiblemente como resultado de la disminución en la demanda interna y la incertidumbre respecto al contexto económico global. Además, la participación laboral, que representa la proporción de personas activas en el mercado de trabajo, descendió levemente a 70.
8% en el primer trimestre, tras haber sido del 71% en meses anteriores. Algunos analistas atribuyen esta caída principalmente a una significativa reducción en la participación juvenil, reflejando que muchos jóvenes optan por prolongar sus estudios o postergar la incorporación al mercado laboral dadas las condiciones más restrictivas para encontrar empleo. Esta tendencia no solo impacta el dinamismo del mercado de trabajo a corto plazo sino que también puede afectar el potencial de crecimiento económico a futuro. Desde el punto de vista de la política monetaria, el Banco de la Reserva de Nueva Zelanda ha respondido a esta coyuntura económica implementando una reducción considerable en su tasa de referencia, recortándola en 200 puntos base desde agosto de 2024 para situarla actualmente en 3.5%.
Esta estrategia busca estimular la demanda interna, incentivar la inversión y reactivar la actividad económica, un objetivo necesario para contrarrestar los efectos negativos de la debilidad del consumo y los riesgos externos derivados, en parte, de la guerra comercial global impulsada desde Estados Unidos. El discurso oficial y las expectativas del mercado convergen en la posibilidad de que el banco central continúe con un sesgo acomodaticio y lleve adelante nuevas bajadas de su tasa de interés hasta alcanzar un nivel aproximado del 2.5% durante el año. Este escenario es respaldado por el conjunto de indicadores económicos que denotan un exceso significativo de capacidad en el mercado laboral y, por extensión, en la economía general. La inflación general, aunque se mantuvo dentro del rango meta del banco central (entre 1% y 3%) durante el primer trimestre, alcanzando un 2.
5%, mostró una leve subida respecto a los trimestres previos. No obstante, el contexto de menor crecimiento salarial y la existencia de holgura en el mercado laboral sugieren que las presiones inflacionarias podrían continuar mitigándose hacia adelante. Este doble movimiento se traduce en un entorno favorable para que la autoridad monetaria mantenga su política de tasas bajas o que incluso las reduzca aún más, con el fin último de reactivar la demanda y evitar una desaceleración mayor. Los inversores y analistas financieros observan atentamente estos desarrollos, ya que las expectativas sobre la senda futura de las tasas de interés influyen en las decisiones de inversión y en el comportamiento del tipo de cambio local. Tras la publicación de los datos laborales recientes, el dólar neozelandés experimentó poca volatilidad, situándose alrededor de 0.
6001 dólares estadounidenses, reflejando la lectura equilibrada de la economía y la visión sobre la continuidad de la política monetaria expansiva. El impacto de las tensiones comerciales internacionales, específicamente las medidas proteccionistas adoptadas por Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, añade un elemento de incertidumbre que puede poner en riesgo la demanda de productos neozelandeses en el exterior y, en consecuencia, ralentizar la recuperación económica interna. Esta circunstancia contribuye a que las autoridades mantengan una postura prudente y orientada a sostener la actividad local mediante estímulos monetarios. En el ámbito social, el enlentecimiento del mercado laboral y el retroceso en la participación juvenil plantean un desafío importante para la política pública. La necesidad de fortalecer las competencias y mejorar la empleabilidad de los segmentos más jóvenes es clave para evitar una pérdida prolongada de capital humano y para fomentar un crecimiento inclusivo.
Las decisiones en materia de educación, formación técnica y apoyo al empleo serán fundamentales para revertir esta tendencia y potenciar un mercado laboral más dinámico y resiliente. Mirando hacia adelante, el equilibrio entre mantener una inflación controlada y promover un crecimiento económico sostenido será el principal reto para las autoridades neozelandesas. La combinación de factores internos, como la moderación en la creación de empleo y el control de los costos laborales, junto a los desafíos externos de un contexto internacional complejo, dibujan un panorama en el que las políticas monetarias continuarán desempeñando un papel central. Por consiguiente, es probable que en los próximos meses la Reserva Bank of New Zealand implemente nuevas reducciones en la tasa de interés, lo que ayudará a impulsar la demanda y a respaldar la recuperación económica, siempre con la cautela necesaria para evitar presiones inflacionarias descontroladas. Esta evolución será crucial para que Nueva Zelanda logre consolidar un crecimiento más estable y generar un impacto positivo en el bienestar de su población.
En resumen, la combinación de un crecimiento moderado en el empleo, una inflación salarial en descenso y una tasa de desempleo estable en niveles relativamente altos, junto con un entorno externo desafiante, reafirman las expectativas de que las tasas de interés continuarán bajando en Nueva Zelanda durante 2025. Este escenario refleja las complejidades de una economía que busca equilibrar sus objetivos de estabilidad de precios, recuperación del mercado laboral y expansión económica en un contexto global incierto.