El mundo de los cuentos populares y las leyendas ha sido una fuente inagotable de riqueza cultural que se transmite de generación en generación a través de la tradición oral. Para estudiar y entender estas historias, que a menudo presentan versiones divergentes y temas universales, los investigadores han desarrollado diversos sistemas de clasificación. Uno de los más reconocidos y utilizados es el Índice Aarne–Thompson–Uther (también abreviado como ATU), una herramienta que ha revolucionado el estudio de los cuentos populares a nivel global. El Índice Aarne–Thompson–Uther es un sistema de clasificación que organiza los cuentos folclóricos en tipos según sus motivos narrativos y temáticos. Esta catalogación permite a los folkloristas y estudiosos analizar patrones, identificar migraciones culturales y comparar variantes de un mismo cuento a través de distintas culturas.
La utilidad del índice radica en su capacidad para dar sentido a la diversidad de relatos mediante un esquema común. El origen del índice se remonta a principios del siglo XX cuando el folclorista finlandés Antti Aarne propuso una clasificación de cuentos folclóricos basada en los motivos y tipos narrativos. Su trabajo, publicado en 1910, sentó las bases para la clasificación sistemática de relatos populares. Posteriormente, el folclorista estadounidense Stith Thompson amplió y revisó esta clasificación, agregando nuevas categorías y detallando los tipos existentes, haciendo que el sistema fuera más amplio y robusto. En 2004, el folclorista alemán Hans-Jörg Uther realizó una actualización profunda para adaptarlo a nuevas investigaciones y tendencias, por lo que a partir de ese momento se conoció como Índice Aarne–Thompson–Uther.
Este índice clasifica miles de relatos en una estructura jerárquica que asigna números específicos a cada tipo de cuento. Por ejemplo, los cuentos de hadas, las leyendas urbanas, los mitos o las fábulas reciben códigos específicos que facilitan su identificación y comparación. De esta forma, un cuento que en apariencia puede ser distinto pero que comparte la trama central con otro, queda agrupado en el mismo tipo, permitiendo a los investigadores estudiar su evolución y variaciones culturales. Además de los tipos de cuentos, el índice también incluye motivos que son elementos narrativos recurrentes como objetos mágicos, pruebas heroicas o hechizos, que dan cuerpo y estructura a las historias. Esta doble clasificación por tipo y motivo permite un análisis mucho más profundo tanto de la forma como del contenido de los relatos.
Es importante destacar que el índice no busca juzgar ni analizar desde una perspectiva literaria o psicológica, sino más bien ofrecer una herramienta para catalogar, comparar y estudiar de forma objetiva la vasta diversidad del folclore mundial. La influencia del Índice Aarne–Thompson–Uther supera los límites de la academia. Escritores, cineastas y creadores utilizan este sistema para inspirarse en estructuras narrativas probadas y en arquetipos universales que conectan con audiencias de todo el mundo. La identificación de patrones comunes que traspasan culturas revela elementos esenciales del imaginario colectivo humano. El uso del índice también ha permitido entender cómo se adaptan ciertos relatos en función del contexto social y cultural.
Por ejemplo, un mismo tipo de cuento puede adquirir un matiz muy distinto en Europa, América Latina o Asia, reflejando las tradiciones, valores y preocupaciones específicas de cada región. Estas adaptaciones son estudiadas cuidadosamente por los folkloristas para comprender mejor la dinámica cultural y la evolución de la narración oral. Una característica fundamental del índice es su flexibilidad para incorporar nuevas investigaciones y relatos que surgen con el tiempo. La actualización realizada por Uther en 2004 no solo revisó y amplió la clasificación, sino que también introdujo una sistematización más clara y detallada. Esto ha facilitado que el índice continúe siendo una referencia imprescindible en el análisis folclórico incluso en la era digital, donde las narrativas se expanden y modifican rápidamente.
Aunque el enfoque principal está en cuentos tradicionales y populares transmitidos oralmente, el índice es también útil para estudiar obras literarias que se inspiran directamente en estas tradiciones. Autores clásicos y modernos, consciente o inconscientemente, frecuentemente incorporan motivos y tipos reconocibles dentro del esquema ATU. Por ello, conocer este sistema permite una lectura más profunda y enriquecedora de la literatura desde una perspectiva folclórica. Otra utilidad relevante del Índice Aarne–Thompson–Uther está en la conservación del patrimonio cultural. En contextos donde las tradiciones orales están en peligro debido a la globalización y la modernización, el índice proporciona una estructura que ayuda a documentar, preservar y difundir estos relatos para futuras generaciones.
En resumen, el Índice Aarne–Thompson–Uther representa una herramienta imprescindible para comprender la complejidad y riqueza de los cuentos populares en el mundo. Su capacidad para clasificar relatos en tipos y motivos permite a los investigadores descubrir conexiones profundas entre culturas y épocas, revelando la universalidad de la narrativa humana y la diversidad de sus expresiones. Su continuo desarrollo asegura que siga siendo relevante en el estudio de la tradición oral y su influencia en la cultura contemporánea.