En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha emergido como uno de los ámbitos tecnológicos más estratégicos y competitivos a nivel global. El fenómeno de DeepSeek, un avanzado modelo de IA desarrollado en China que se popularizó rápidamente a principios de 2025, ha generado un fuerte debate en Estados Unidos sobre su impacto y las respuestas necesarias para mantener la supremacía tecnológica. Aunque DeepSeek no representó una revolución técnica superior a los modelos estadounidenses existentes, sí evidenció importantes puntos de aprendizaje sobre seguridad, preparación institucional y la dependencia tecnológica que deben ser abordados con urgencia. Uno de los aspectos fundamentales a destacar es el incremento de riesgos en seguridad que representa el acceso abierto a modelos de IA desarrollados en China. La fusión entre sectores civil y militar en el país asiático bajo el control del Partido Comunista permite que tecnologías de amplia difusión puedan contener riesgos ocultos, tales como puertas traseras o sesgos ideológicos que puedan influir en la información y la seguridad nacional.
Los chatbots como el difundido por DeepSeek han demostrado tendencias de censura y propaganda, lo que aún es limitado pero genera una preocupación creciente. La evolución hacia sistemas autónomos o “agentes” de IA capaces de actuar con cierto grado de independencia multiplica la potencial vulnerabilidad de Estados Unidos y sus aliados frente a posibles infiltraciones o manipulaciones a través de estos modelos. Este suceso evidenció además la insuficiencia de capacidad técnica institucional en Estados Unidos para anticipar, analizar y responder de forma proactiva a desarrollos en inteligencia artificial originados en el extranjero. A pesar de que la tecnología y los chips utilizados por DeepSeek son en gran medida estadounidenses, la noticia tomó por sorpresa a Washington, revelando una desconexión entre la comunidad científica y las instancias políticas que deberían alerta y analizar a profundidad estas innovaciones en tiempo real. Para revertir esta situación, se requiere conformar equipos especializados con jóvenes expertos que actualmente están fuera del sector público pero que poseen el conocimiento de vanguardia sobre modelos y hardware relacionados con la IA.
Instituciones como el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) podrían ser cruciales en albergar y potenciar estos grupos capaces de evaluar anticipadamente los futuros avances tecnológicos. La dependencia de DeepSeek en tecnología estadounidense, especialmente en chips NVIDIA y en algoritmos que provienen de la investigación desarrollada en Estados Unidos, plantea una paradoja con un matiz estratégico. Por un lado, representa una palanca de presión para mejorar y mantener controles de exportación más efectivos que limiten el acceso de China a tecnologías críticas. Por otro lado, obliga a Estados Unidos a no centrar su defensa solo en restricciones, sino en liderar a través de innovación superior la oferta de modelos de inteligencia artificial confiables y seguros a nivel global, tanto en el ámbito comercial como en la investigación científica de relevancia estratégica. Para avanzar en este propósito, se recomienda un ambicioso plan de investigación y desarrollo que priorice no solo la capacidad de creación de modelos, sino su robustez, interpretabilidad y seguridad.
Las empresas privadas tienden a enfocar sus avances hacia aplicaciones con valor comercial inmediato, sin dedicar recursos adecuados a garantizar que las IA sean transparentes y verificables, condiciones esenciales para la adopción confiable en contextos críticos como la defensa, la salud y la infraestructura vital. Además, Estados Unidos debe consolidar el liderazgo en software de código abierto, que permite mayor acceso, auditoría y mejora continua. Competencias y premios federales pueden incentivar a desarrolladores a trabajar en dominios nacionales de interés, garantizando avances que impacten en áreas científicas y de manufactura esenciales para el futuro industrial. Un ejemplo inspirador fue la competencia Vesuvius, financiada por incentivos públicos, que impulsó la creación de modelos de IA capaces de interpretar textos antiguos carbonizados, mostrando cómo iniciativas bien dirigidas pueden abrir nuevas fronteras en la investigación aplicada. Además, plataformas como el Recurso Nacional de Investigación en IA deben ser equipadas para alojar y distribuir modelos de código abierto estadounidenses facilitando su uso por startups y centros académicos, lo que fortalecerá la base técnica y comercial para diversos sectores.
La interpretabilidad de la IA merece un gran programa con recursos comparables al histórico Proyecto Genoma Humano. Comprender cómo los modelos de IA procesan información y toman decisiones permitirá mejorar su seguridad y utilidad, así como detectar manipulaciones adversas. Esta iniciativa puede alinearse con intereses de defensa y debe ofrecer incentivos innovadores como premios y adquisiciones anticipadas de soluciones que aseguren resultados rápidos y efectivos, siguiendo modelos de éxito como los implementados en la respuesta a la pandemia. En el terreno del hardware, se deben hacer inversiones considerables para garantizar la seguridad de los chips y centros de datos destinados al entrenamiento y despliegue de modelos de IA. La capacidad de defenderse de ataques físicos o de canal lateral, que explotan emisiones electromagnéticas para obtener información secreta, es vital para proteger infraestructura crítica y la propiedad intelectual.
Instituciones como NIST y el Centro Nacional de Tecnología de Semiconductores pueden liderar estos esfuerzos, al igual que el Departamento de Energía, que tiene experiencia previa en despliegue de infraestructura avanzada para computación científica y podría promover el desarrollo de data centers seguros a gran escala. Es imperativo también implementar protocolos sólidos de “endurecimiento previo al despliegue” de modelos. Esto implica probar en profundidad las nuevas versiones para detectar vulnerabilidades o capacidades ofensivas, especialmente en ciberseguridad, y actuar rápidamente para mitigar riesgos. El intercambio de información entre desarrolladores, agencias gubernamentales y proveedores de infraestructura es clave para fortalecer la resiliencia nacional. En este proceso, organismos como NIST y CISA deben desempeñar roles coordinadores que establezcan normas y procesos estandarizados para preservar la seguridad y confiabilidad de los sistemas AI.
Otro reto crítico que emerge de la experiencia con DeepSeek es la competencia global por el talento científico especializado en inteligencia artificial y tecnologías de frontera. La historia muestra que la fuga o deserción de investigadores clave puede cambiar el rumbo tecnológico de una nación. China ha avanzado en reclutar expertos internacionales con programas sólidos, mientras que Estados Unidos carece de mecanismos centralizados y estratégicos para identificar y atraer a estos talentos, especialmente aquellos vinculados con campos de relevancia para la defensa nacional. Se propone que las agencias científicas federales desarrollen capacidades avanzadas de mapeo y monitorización del talento global en IA, utilizando análisis predictivos que destaquen investigadores con alto impacto potencial. Además, se deberían establecer bases de datos seguras y actualizadas a las que puedan acceder entidades gubernamentales para coordinar esfuerzos de reclutamiento orientados a fortalecer la posición tecnológica y estratégica de Estados Unidos.
Finalmente, la dimensión energética no puede ser ignorada. El entrenamiento y operación de modelos IA avanzados demandan una cantidad de energía enorme, equivalente a la capacidad de múltiples plantas nucleares. Para sostener este crecimiento, es fundamental que Estados Unidos potencie su capacidad industrial y agilice los permisos ambientales, a la vez que invierte en tecnologías emergentes como reactores modulares pequeños y geotermia avanzada. El Departamento de Energía juega un papel esencial en la creación de zonificaciones especiales para centros de datos de IA, facilitando su construcción y operación segura en tierras federales, evitando barreras burocráticas y garantizando la protección ante amenazas externas. En síntesis, DeepSeek representa mucho más que un simple avance tecnológico por parte de China.
Es una llamada de atención para que Estados Unidos revise y fortalezca su enfoque en investigación, seguridad, talento y energía para mantener su liderazgo mundial en inteligencia artificial. A partir de esta experiencia, el país debe consolidar una estrategia integral que fomente la innovación responsable, la colaboración entre sectores, y una visión a largo plazo que garantice no solo la supremacía tecnológica, sino la seguridad y prosperidad nacional frente a los retos del futuro digital.