Las personas mayores son un colectivo particularmente vulnerable cuando de estafas y fraudes se trata. Esto no es un accidente, sino el resultado de características específicas que suelen presentar, como disponer de ahorros acumulados durante años, ser más confiados y, en muchos casos, tener un conocimiento limitado sobre las nuevas tecnologías. Estas condiciones convierten a los adultos mayores en objetivos principales para diversos esquemas fraudulentos que buscan aprovecharse de su confianza o desinformación. Uno de los mecanismos más sofisticados y devastadores que ha surgido recientemente es el fraude conocido como 'pig-butchering', que literalmente significa 'engorde del cerdo antes de la matanza'. Esta estafa se trata de un elaborado proceso de manipulación psicológica en el que el estafador construye una relación de aparente confianza con la víctima.
A diferencia de otros fraudes que buscan obtener dinero rápidamente, esta modalidad procura mantener al objetivo bajo control durante semanas o meses hasta que invierte una cantidad de dinero considerable en una supuesta oportunidad de inversión, generalmente en criptomonedas. El modus operandi comienza con un contacto casual a través de mensajes de texto o redes sociales. El estafador intenta generar una conversación amigable, aparentemente inocente, con la intención de establecer un vínculo emocional. Con el avance del diálogo, el supuesto inversionista comparte testimonios falsos de éxito y anima a su interlocutor a probar una plataforma de inversión segura y rentable. Sin embargo, la realidad es que el sitio o aplicación es controlado por los delincuentes, por lo que cualquier supuesta ganancia es inventada para generar mayor confianza y animar a la víctima a depositar sumas crecientes de dinero.
Este método se basa en jugar con la esperanza y la avaricia, dos emociones que pueden nublar el juicio. Además, los estafadores suelen aprovechar el aislamiento social y posibles deterioros cognitivos que algunos adultos mayores experimentan, incrementando la probabilidad de que caigan en la trampa. Otra estafa común es la del soporte técnico falso, que utiliza el miedo para incitar a que la persona deje que un desconocido entre de forma remota en su equipo o pague por servicios inexistentes. Generalmente, la víctima recibe una llamada o aparece una ventana emergente en su computadora informando de un problema urgente que debe resolverse inmediatamente. Los estafadores aseguran ser técnicos especializados y demandan acceso remoto o un pago por una supuesta reparación.
La recomendación principal es que si no se ha solicitado asistencia, se debe colgar o cerrar la ventana sin intervención alguna, además de nunca compartir información personal o financiera. Las estafas de suplantación de identidad gubernamental también figuran entre los fraudes más frecuentes. En estos casos, los delincuentes se hacen pasar por empleados del IRS, Seguridad Social o entidades de salud pública como Medicare. Para generar presión utilizan amenazas como arresto, la pérdida de beneficios o acciones legales inmediatas si la persona no realiza un pago o entrega datos confidenciales. La urgencia y el miedo son sus principales herramientas, por lo que es fundamental saber que ninguna institución legítima solicita pagos o información personal de manera urgente por teléfono o mensajes.
Por último, merece destaque la llamada estafa del 'abuelo' o 'grandparent scam'. Esta táctica utiliza incluso tecnologías avanzadas como la clonación de voz para simular llamadas de familiares, especialmente nietos, que supuestamente se encuentran en problemas graves como accidentes o arrestos y necesitan dinero rápidamente. Piden que no se informe a otros miembros de la familia para no levantar sospechas. Esta trampa explota el amor y la preocupación natural que sienten los adultos mayores y ha hecho caer a muchas víctimas a lo largo de los años. Para evitar ser víctimas de estas estafas, es fundamental fomentar la comunicación abierta dentro del núcleo familiar.
Los adultos mayores deben sentirse cómodos compartiendo cualquier contacto sospechoso o solicitudes extrañas, sin miedo a ser juzgados. La educación sobre los métodos y señales comunes de fraude es otra herramienta esencial. Comprender que los estafadores son expertos en manipulación psicológica permite una mayor capacidad de resistencia. Asimismo, es recomendable instalar y mantener actualizado un buen programa antivirus en los equipos y teléfonos, evitar proporcionar datos sensibles a desconocidos y desconfiar de ofertas que suenan demasiado buenas para ser ciertas. Consultar con personas de confianza o a autoridades competentes ante cualquier duda puede evitar pérdidas económicas y sufrimiento emocional.
En conclusión, las estafas dirigidas a las personas mayores son un problema serio que requiere atención constante. Desde el engaño a largo plazo característico del 'pig-butchering' hasta las amenazas impersonales de supuestos funcionarios públicos o la conmovedora mentira de familiares en apuros, los métodos son variados y sofisticados. La prevención radica en la información, la cautela y la comunicación. Protegiendo a nuestros mayores, no solo salvaguardamos sus recursos, sino también su bienestar y tranquilidad emocional.