En el contexto económico actual de Estados Unidos, la sensación de los consumidores ha experimentado un ligero pero notable aumento, alcanzando su nivel más alto en los últimos cuatro meses. Según la encuesta mensual de la Universidad de Michigan, publicada recientemente, el índice de sentimiento del consumidor se ha situado en 69, superando el 67.9 de agosto y las previsiones promedio de economistas, que anticipaban un leve aumento de 68.2. Este incremento, aunque positivo, sigue reflejando una percepción históricamente baja sobre la economía y las finanzas de los ciudadanos.
La encuesta, que analiza una variedad de preguntas sobre la percepción económica de los encuestados, ha mostrado que a pesar de este repunte, los consumidores continúan con dudas sobre su bienestar financiero. Este sentimiento, que parece estar profundamente marcado por la inflación y otros factores económicos, se convierte en un indicador clave en el periodo que se avecina, ya que las elecciones presidenciales de noviembre de 2024 se aproximan rápidamente. Uno de los aspectos más destacados de la encuesta de septiembre es que la expectativa de inflación a un año ha disminuido al 2.7%, el nivel más bajo desde diciembre de 2020. Este descenso en las expectativas de inflación ofrece una luz de esperanza en medio de un panorama económico que ha estado empañado por la incertidumbre.
Sin embargo, es importante recordar que, a pesar de la mejoría reciente, el índice de sentimiento del consumidor aún está muy por debajo de los niveles experimentados en años anteriores. Por ejemplo, el índice se encontraba en 79 cuando el presidente Joe Biden asumió el cargo en 2021, y ha demostrado estar en niveles más bajos que aquellos que se registraron durante la presidencia de Donald Trump. La comparación entre las presidencias de Trump y Biden revela un patrón de desconfianza en la economía bajo la administración actual. Durante el mandato de Trump, el índice de sentimiento del consumidor fue notablemente más alto en su mayoría, incluso alcanzando un máximo de 71.8 en abril de 2020.
Esta diferencia significativa en la percepción de los consumidores sugiere que los estadounidenses ven la economía de manera más optimista durante la presidencia de Trump en comparación con la actual situación bajo Biden. A pesar de la mejoría en la percepción del consumidor, el sentimiento hacia la economía sigue siendo negativo, evidenciando un fuerte escepticismo respecto a la capacidad del actual gobierno para mejorar la situación financiera de los ciudadanos. Un reciente estudio de CNBC reveló que el 40% de los votantes cree que estarían en mejor situación financiera bajo Trump, en comparación con solo el 21% que expresó que estarían mejor bajo la vicepresidenta Kamala Harris. Estas cifras reflejan una desconfianza interna que puede impactar el resultado de las próximas elecciones. Es crucial entender que, a pesar de los cambios en el índice de sentimiento del consumidor, los economistas advierten que las acciones presidenciales no tienen un impacto inmediato en la economía como muchos podrían suponer.
Factores como la inflación global, que se intensificó durante la pandemia de COVID-19, y los problemas en las cadenas de suministro, están más allá del control directo de cualquier administración. Esto subraya la complejidad de la economía moderna y la dificultad que enfrentan los líderes políticos para abordar los problemas financieros de los ciudadanos. El panorama económico en general también está mostrando signos de mejoría. La inflación ha moderado su ritmo en comparación con los picos históricos que se experimentaron en 2022, llevando a una estabilización en algunos precios. A pesar de esto, el poder adquisitivo de los consumidores ha decrecido, lo que contribuye a un sentimiento de insatisfacción generalizado.
Además, las tasas de ahorro están disminuyendo, lo que agrava aún más la situación de muchas familias estadounidenses. El índice No Satisfacción al Cliente es otro indicador que refleja este descontento. Aunque las condiciones del mercado laboral pueden parecer favorables, la realidad es que muchas personas aún enfrentan dificultades para llegar a fin de mes. Este ambiente de incertidumbre se traduce en un cauteloso comportamiento de gasto por parte de los consumidores, quienes priorizan el ahorro en lugar de realizar compras innecesarias. A medida que nos acercamos a las elecciones, queda por ver cómo estos datos de sentimiento del consumidor influirán en las decisiones de los votantes.
Si bien la economía se presenta como el tema más relevante para la mayoría de los ciudadanos, la percepción de los consumidores sobre su situación financiera personal es esencial para entender el clima político actual. Las elecciones presidenciales del próximo noviembre no solo dependerán de la situación económica, sino también de una serie de factores emocionales y psicológicos que están inextricablemente ligados a la percepción de la dirección en la que se dirige el país. En resumen, el reciente incremento en el sentimiento del consumidor en Estados Unidos es un indicativo de que, a pesar de las numerosas dificultades económicas, hay cierto optimismo en el aire. Sin embargo, este optimismo es frágil y está contrarrestado por problemas persistentes como la inflación y la disminución del poder adquisitivo. La comparación entre las presidencias de Trump y Biden refuerza el hecho de que la percepción económica puede ser un factor determinante en las elecciones, lo que subraya la necesidad para ambos partidos de abordar estas preocupaciones de manera efectiva para atraer a los votantes.
Mientras Estados Unidos se prepara para las elecciones de noviembre, todos los ojos estarán puestos en cómo evolucionan estos sentimientos y qué significarán para el futuro económico y político del país.