En medio de un cambio estacional que suele traer consigo la llegada de resfriados y gripes, muchas personas se encuentran sintiéndose enfermas, en especial tras un verano que la mayoría de nosotros pensó que nos dejaría ilesos. Si has notado que tus amigos, familiares o colegas están sufriendo síntomas de enfermedades típicas del invierno, no estás solo. Hay varias razones que explican este fenómeno que está afectando a muchas comunidades. Una de las principales causas de esta ola de enfermedades se relaciona con el periodo posterior a la pandemia de COVID-19. Durante los encerramientos y las restricciones estrictas de 2020 y 2021, muchas personas dejaron de estar expuestas a virus comunes, lo que debilitó sus sistemas inmunitarios.
Ahora que las interacciones sociales han regresado, este renovado contacto con patógenos ha llevado a un aumento en la severidad de los síntomas. La doctora Eve Elizabeth Pennie, médico general, explica que la ausencia de exposición a virus ha hecho que, al volver a la normalidad, nuestros cuerpos se vean menos preparados para luchar contra ellos. El aumento de casos de COVID-19 también está agravando la situación. A pesar de haber transcurrido más de tres años desde que se declarara pandemia, el virus sigue siendo una amenaza. Según los últimos informes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), un 16.
3% de las pruebas realizadas recientemente han dado positivo por el coronavirus, una cifra que supera las tasas históricas. Estados como California, Nevada y Kansas han reportado niveles altos del virus en las aguas residuales, lo que indica que su circulación en la comunidad sigue siendo preocupante. A esta situación se suma la resurgencia de otros virus respiratorios. Esta temporada, el virus de la gripe, el H1N1 y el virus sincitial respiratorio (RSV) están circulando con fuerza, lo que está llevando a un aumento de enfermedades respiratorias más allá de las temporadas típicas. La mezcla de infecciones se presenta como una tormenta perfecta, debilitando aún más el sistema inmunológico de aquellos que ya se encuentran luchando contra una infección.
Un factor adicional que contribuye a esta ola de enfermedades es la disminución en las tasas de vacunación. A pesar de que las vacunas son una herramienta esencial para proteger a la población contra diversas enfermedades, muchos se han vuelto renuentes a inocularse, lo que agrava la vulnerabilidad ante virus como la gripe y el COVID-19. El CDC ha documentado una caída en las tasas de vacunación para la gripe, con una distribución de 158 millones de dosis en la última temporada, en comparación con los 176 millones distribuidos en la temporada 2021-2022. La búsqueda de información sobre enfermedades en línea también ha aumentado. Frases como "resfriado común" y "¿tengo gripe?" han visto un notable incremento en las búsquedas.
Esta tendencia se refleja en el creciente número de personas que buscan información sobre cómo manejar sus síntomas y cuándo obtener ayuda médica, lo que indica que la preocupación por estas enfermedades es algo que está en la mente de muchas personas. La doctora Vin Gupta, médico especializado en pulmonología, añade que el periodo de fines de verano y principios de otoño es un momento particularmente interesante para la propagación de enfermedades infecciosas debido al regreso a las escuelas y a las oficinas. Esta convergencia de personas en espacios cerrados crea un ambiente propicio para la transmisión de virus, lo que resulta en más casos de enfermedades respiratorias en la población general. El impacto de las medidas de prevención implementadas durante la pandemia aún se siente. Por ejemplo, el uso generalizado de mascarillas y el distanciamiento social había disminuido la circulación de virus comunes.
Sin embargo, una vez que estas medidas se relajaron, los virus regresaron en olas más fuertes y en momentos inesperados, lo que está desafiando a un sistema inmunitario que no ha tenido las mismas oportunidades de fortalecer sus defensas en los últimos años. Mientras tanto, los datos del CDC también indican que una cantidad creciente de estados enfrenta brotes de enfermedades que, en años anteriores, estaban casi erradicadas gracias a las vacunaciones y a la concienciación. La disminución en la inmunización frente a enfermedades, como la tos ferina, que había sido casi erradicada, ha llevado a la reaparición de ciertos brotes. Por ejemplo, algunos estados como Idaho y Alaska han informado recientemente sobre aumentos en los casos de tos ferina, después de ver reducciones significativas en las tasas de vacunación. Las consecuencias de estos cambios pueden ser severas, con brotes que han llevado incluso a la muerte de infantes en ciertas comunidades.
Frente a este panorama, los expertos sugieren que las vacunas son más necesarias que nunca. Si bien las vacunas no garantizan que se evite completamente una enfermedad, pueden hacer que sus síntomas sean menos graves y que su recuperación sea más rápida. Este año, el CDC recomendó que todas las personas mayores de seis meses se vacunen contra la gripe y el COVID-19 antes de que termine octubre. Aparte de las vacunas, los doctores también sugieren que los individuos mantengan hábitos saludables: hidratación adecuada, descanso suficiente, buena higiene de manos y, en caso de sentirse enfermo, el uso de mascarillas en espacios concurridos. Estas prácticas pueden ayudar a limitar la propagación de infecciones y a proteger tanto a uno mismo como a los demás.
Con la llegada de esta temporada de enfermedades, es crucial que todos tomen medidas preventivas y se mantengan informados sobre la salud pública. La colaboración entre las comunidades, los proveedores de atención médica y las autoridades es clave para navegar por este periodo complicado. Resguarda tu salud y la de quienes te rodean siguiendo las recomendaciones de los expertos y manteniéndote al tanto de las tendencias de salud en tu área. En momentos como este, la prevención y la solidaridad son las mejores herramientas para enfrentar los desafíos de salud que nos afectan a todos.