IBM, una de las compañías tecnológicas más icónicas del sector, vuelve a ajustar una de sus políticas más debatidas en los últimos años: el retorno a la oficina (RTO, por sus siglas en inglés). En abril de 2025, la empresa anunció la vuelta de un mandato que obliga a sus empleados de ventas en Estados Unidos, así como a sus equipos en la nube ubicados en ese país, a trabajar presencialmente un mínimo de tres días por semana. Esta nueva directriz exige que estos colaboradores desempeñen sus funciones desde un sitio de cliente, una oficina emblemática o un centro de ventas, marcando así la tercera vez que IBM intenta concretar este tipo de política desde 2022. La insistencia en este modelo refleja no solo un cambio organizacional profundo, sino también un contexto empresarial que apuesta por la presencialidad como elemento clave para la productividad y la cultura laboral. El regreso progresivo a las oficinas es una tendencia que ha ganado impulso tras la pandemia, pero IBM ha presentado sus propios matices y particularidades en este camino.
La empresa, que en su momento fue pionera en la adopción del trabajo remoto, ha decidido varias veces desde el inicio de la pandemia que tres días a la semana en la oficina es el punto de equilibrio ideal para sus equipos. Sin embargo, lo novedoso es que esta política se mantiene firme y se fortalece en esta tercera iteración, señalando una intención clara por parte de la compañía para estabilizar sus operaciones presenciales de cara al futuro. Para contextualizar, IBM implementó por primera vez su política de tres días en oficina en enero de 2022, aunque en ese momento fue más una recomendación con flexibilidad para ciertos roles que un mandato estricto. Un año después, en septiembre de 2023, la compañía reforzó esta exigencia a nivel global para todos los empleados que residieran dentro de un radio de 50 millas de cualquier oficina, estableciendo el mínimo firme de tres días en el espacio laboral. Ahora, en 2025, este mandato vuelve a ser reiterado, pero con un enfoque segmentado en roles específicos como ventas y servicios en la nube, reflejando una estrategia más segmentada y enfocada.
La implementación de estas políticas no está exenta de controversias y percepciones internas diversas. Mientras IBM presenta esto como una iniciativa denominada internamente como “retorno al cliente”, buscando enfatizar la conexión directa con los entornos donde se generan los negocios y el valor para sus clientes, algunos empleados han interpretado esta medida como un mecanismo encubierto para posibles ajustes de plantilla o “despidos silenciosos”. Esta lectura crítica dentro de la fuerza laboral refleja las complejidades y tensiones que acompañan a las decisiones corporativas en tiempos de transformación organizacional y de mercado. Dentro del mandato vigente, IBM también considera la posición geográfica de los empleados. Aquellos que residan a más de 50 millas de una ubicación asignada tienen la opción de recibir una propuesta de reubicación.
Esto no solo pone de manifiesto el compromiso de la compañía para facilitar el cumplimiento del mandato, sino que también sugiere un esfuerzo por consolidar y optimizar su infraestructura física en sitios estratégicos, priorizando la cercanía y la movilidad interna de sus talentos. El modelo adoptado es híbrido, pero con una clara preferencia por la presencia física en determinadas jornadas. Esta estrategia pretende equilibrar las ventajas del trabajo remoto con los beneficios que la interacción en persona puede ofrecer en términos de colaboración, innovación y cultura corporativa. IBM apuesta a que este equilibrio sea la clave para mantener su competitividad en un sector en constante evolución. Comparado con otras grandes corporaciones en el ámbito tecnológico y empresarial, IBM ha seguido un camino semejante pero con su propia cadencia.
Mientras compañías como Meta, Microsoft o Google han experimentado con modelos de cuatro o cinco días en oficina o incluso esquemas flexibles, IBM ha sido más insistente y estructurada respecto a la obligatoriedad de los tres días semanales. Este enfoque puede responder a las características específicas de sus negocios, especialmente aquellos relacionados con venta directa y servicios en la nube, donde la relación personal puede jugar un papel fundamental. Es importante destacar que el reto del regreso a la oficina es algo que muchas empresas enfrentan en la actualidad. La pandemia obligó a una aceleración masiva del trabajo desde casa, lo que también generó nuevas expectativas entre los empleados sobre horarios y modos laborales. IBM ha mostrado que, aunque cumple con las tendencias globales, también prioriza el establecimiento de normas claras y repetidas para asegurar estabilidad y claridad organizacional.
La política de IBM refleja además la realidad de un mercado tecnológico en constante cambio, donde la innovación no solo resulta de la individualidad y la autonomía, sino también de la colaboración estrecha y la sincronización entre equipos. La presencialidad, en este contexto, se convierte en una herramienta para fomentar creatividad, acelerar decisiones y consolidar relaciones tanto internas como con clientes. Sin embargo, la percepción negativa o la resistencia al regreso también evidencian que las compañías deben gestionar con cuidado los cambios en las políticas laborales. La comunicación transparente, la atención a las preocupaciones de los empleados y las opciones flexibles son aspectos que influyen notablemente en la aceptación y el éxito de estas iniciativas. IBM, en su tercera revalidación del mandato, enfrenta el desafío de equilibrar estas variables para alcanzar sus objetivos sin perder el compromiso de su fuerza laboral.
Otro punto a considerar es el potencial impacto en infraestructura y operación. El retorno al modelo de oficina en base a tres días implica un uso más intensivo y planificado de las instalaciones, con posibles ajustes en la distribución de espacios, protocolos de seguridad y costos asociados. IBM, al ser una empresa con importante presencia global, seguramente monitorea cuidadosamente estos factores para optimizar recursos sin afectar la experiencia del empleado. Desde un análisis más amplio, la política de IBM puede verse como parte de una ola mayor en la que las empresas tecnológicas buscan redefinir su cultura laboral post-pandemia. Algunos analistas sugieren que la insistencia en la oficina responde tanto a preocupaciones de rendimiento como a la competencia por el talento, especialmente en sectores donde la colaboración inmediata y la innovación continua son críticas.
Asimismo, la presión competitiva y los cambios en la demanda del mercado determinan que las compañías adapten sus estrategias para mantenerse relevantes. En conclusión, IBM reafirma con su tercer mandato de tres días de trabajo presencial su compromiso con un modelo presencial que considera clave para su operación y éxito comercial. Aunque la empresa ha enfrentado y seguramente enfrentará críticas y retos asociados con esta política, es clara su intención de mantener un modelo híbrido que busca balancear las ventajas del trabajo remoto con los beneficios tangibles de la colaboración presencial. La evolución de estas políticas seguirá siendo un tema relevante para empleados, líderes empresariales y analistas que observan el dinamismo del trabajo en la era post-pandémica y el futuro del entorno laboral en compañías tecnológicas globales.